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Sobrevuelos en Parque Nacional Chiribiquete generan debate

Hace casi siete meses la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete. Desde entonces ha perdido al menos 700 hectáreas de bosque. Buscando reglamentar el turismo, Parques Nacionales, reglamentó los sobrevuelos, la medida ha causado polémica entre expertos quienes señalan que se debe suspender este tipo de actividades hasta tanto no se logre su recuperación.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

A comienzos de julio de 2018, la Unesco, declaró como Patrimonio Mixto (natural y cultural) de la humanidad, el Parque Nacional Natural Serranía Chiribiquete. Se trata del área protegida, natural y arqueológica, más extensa del país, con más de 4.2 millones de hectáreas ubicado en pleno corazón de la Amazonía colombiana. Hoy, casi siete meses de la trascendental decisión, la zona sigue registrando amplia deforestación y una reciente medida que tomó Parques Naturales Nacionales de Colombia, al permitir el turismo mediante sobrevuelos, genera debate por el impacto ambiental que puede producir.

En esta reserva natural de la humanidad dentro de los departamentos de Guaviare y Caquetá, según registros del ministerio de Ambiente, es vital por su riqueza y singularidad ecológica. Allí confluyen las regiones Andina, Orinoquía y Amazonía y habitan una amplia variedad de especies vegetales y animales en un entorno rodeado por los ríos Apaporis, Yarí, Vaupés y Guaviare. En concreto, existen 708 especies de plantas representativas, únicas o en algún grado de amenaza.

Pero no es el único patrimonio, en cuanto a animales, se han identificado 30 especies de mamíferos medianos y grandes, 410 especies de aves, 41 especies de reptiles, 53 de anfibios, 216 especies de peces, 78 morfoespecies de arañas y 293 especies de mariposas diurnas. Los archivos del ministerio de Ambiente y las organizaciones científicas dan cuenta que hay 32 posibles nuevas especies para la ciencia y 57 nuevos registros para el país que permiten establecer un buen estado de conservación de los ecosistemas.

Sin embargo, así como existe amplia variedad de especies vegetales y animales, factores como los cultivos ilícitos, la minería ilegal, el conflicto armado y el surgimiento de las disidencias de las Farc de alias ‘Gentil Duarte’ tienen a Chiribiquete en seria amenaza ambiental. De hecho, un reporte del movimiento cívico Avaaz entregado a las autoridades ambientales, señala que se está presentando tala extensiva de árboles con el propósito de hacer agricultura y ganadería extensiva, cultivos de coca y vías irregulares conocidas como trochas.

Coca

La mayor preocupación, en este entorno ambiental de la humanidad, es que con frecuencia se registran incendios forestales que se producen al parecer por las denominadas quemas que hacen algunos pobladores de la región para ‘limpiar los terrenos y darle paso al cultivo de hoja de coca. Según indicadores de Semana Sostenible, Chiribiquete provee el 60% del agua superficial del Amazonía y es uno de los hogares más importantes de mamíferos, anfibios, reptiles y peces de agua dulce.

Otra estadística, da cuenta que la restauración forestal en el país pasó de 14.000 hectáreas en 2010 a 121.000 en 2017, aún faltan los registros del año anterior. Por eso, Chiribiquete y las medidas que se tomen al respecto, tienen un alto impacto en su protección. De hecho, las más recientes acciones de las autoridades, dan cuenta que a mediados de noviembre del año anterior, fueron capturadas tres personas por deforestación en este parque.

La organización Forest Watch acaba de dar a conocer un mapa que muestra que en los últimos seis meses se ha registrado una pérdida aproximada de 700 hectáreas en el área de amortiguación del parque, especialmente en la margen derecha del río Caguán en el departamento del Caquetá. Otras cifras del Instituto Agropecuario, ICA, señalan que en el entorno de Chiribiquete hay cerca de 1.6 millones de cabezas de ganado, un asunto que representa una extensa área deforestada mayor a la carga animal, lo que genera otros fenómenos como degradación de suelos y acaparamiento de tierras.

Chibiriquete

En este contexto, es que el pasado 28 de diciembre, Parques Nacionales, expidió una norma mediante la cual reglamenta los sobrevuelos, que varias compañías estaban ofreciendo, con el propósito de disfrutar los escenarios paisajísticos en el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete. Señala la entidad que los valores sobresalientes de fauna y flora, las reliquias históricas, culturales o arqueológicas y el recurso paisajístico incorporados en el sistema de Parques Nacionales Naturales, constituyen un activo ambiental de la Nación y en consecuencia, “su aprovechamiento, uso y disfrute por parte de los particulares exige un compromiso correlativo encaminado a garantizar la protección del ambiente, su diversidad e integridad”.

Así las cosas, el pasado 4 de septiembre de 2018, la entidad había adoptado un plan de manejo para el parque y determinó que las actividades de sobrevuelos tan sólo estarían permitidas en los términos establecidos por esta en coordinación con la Aeronáutica Civil. De esta manera, se condicionó el tránsito de las aeronaves civiles por debajo de 8500 pies de altura sobre el polígono del parque y a una autorización de la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, previo permiso. De hecho, según un concepto expedido el 19 de diciembre pasado, se detectó que en la zona se venían efectuando en forma no controlada sobrevuelos que en muchas ocasiones involucraron el aterrizaje de helicópteros y la permanencia de visitantes en tierra, con impactos ambientales y culturales a la región.

De igual manera, se detectó que en el parque se encuentran pueblos indígenas en aislamiento voluntario, los vuelos están afectando sus condiciones de vida y los sitios de interés cultural, histórico y natural que allí se encuentran. Por eso, la expedición de la resolución, aunque tiene la intención de reglamentar los sobrevuelos, ha generado inquietudes sobre si por el contrario, estaría incentivando su visita, en momentos en que la zona es de difícil control, no tiene infraestructura para hacerlo, tiene gran deforestación y necesita un entorno de mayor recuperación.

En concreto, la norma dice que para disfrutar el paisaje solo se permitirán los sobrevuelos de aeronave de categoría pequeña de 5.700 kilos de despegue y hasta 12 pasajeros incluyendo piloto y copiloto que funcionen a pistón o turbohélice de uno o dos motores. Se prohíbe el sobrevuelo de helicópteros y se puede acceder al espacio aéreo del parque desde las 8:00 a.m hasta las 3:00 p.m. con una periodicidad de dos sobrevuelos a la semana, únicamente en los meses de enero, junio, julio, octubre, diciembre y en temporada de semana Santa.

Sobrevuelo

Adicionalmente, se reguló la tarifa del paseo ecológico en $207.000 para colombianos y $450.000 para extranjeros como derecho de sobrevuelo. La nueva normatividad permite también la visita en siete escenarios paisajísticos del parque entre Cerro Campana, Cascadas, Cerro del Castillo, Río Cuñare, Cascada del Pozo Rojo hasta el Estadio-Marmita del Gigante, con un tiempo de recorrido máximo de tres horas, guía a bordo y una altura sobre el nivel del mar hasta 503 metros.

En consideración de Parques Naturales dirigido por Julia Miranda desde hace varios años y quien es considerada de buena gestión en la entidad, se destaca en la norma que lo que se busca es reglamentar una actividad aérea que no lo estaba y preservar el parque en buenas condiciones y con límites para el disfrute de escenarios paisajísticos.

No obstante, Carlos Castaño Uribe, descubridor de Chiribiquete y quien lo convirtió en Parque Nacional, en 1989, antropólogo de la Universidad de los Andes y PHD en asuntos antropológicos y ambientales, quien se desempeñó durante una década como director de la entidad y hoy es director científico de la Fundación Herencia Ambiental Caribe, tiene una opinión contraria al respecto, así se lo manifestó a la WWF, una de las organizaciones más importantes del mundo.

Al referirse sobre cuál es la forma de preservar este tesoro ambiental y patrimonio de la humanidad de la Unesco, Castaño ha señalado que es mantenerlo fuera de la lista de lugares ambientales por conocer y ha manifestado que, “siempre ha estado resguardado por una casta de guerreros”. Explica que los indígenas Karijona no existen, desaparecieron desde finales del siglo pasado debido a la actividad cauchera, y argumenta que quedan 20 o 25 familias en toda la Amazonía de estas comunidades que tuvieron la responsabilidad de resguardar Chiribiquete.

Jaguar

Frente a esta posición se suma el hecho de que por efecto del conflicto, el surgimiento y consolidación de nuevas organizaciones conocidas como bandas criminales y las operaciones de seguridad nacional que efectúa la Fuerza Aérea Colombiana, FAC y la Policía Antinarcóticos, el entorno del Parque Nacional de Chiribiquete es afectado con frecuencia.

Es la disyuntiva, entre la autoridad que maneja los Parques Nacionales del país que ha reglamentado la actividad aeronaútica en el parque Chiribiquete para permitir el disfrute de los escenarios paisajísticos y recibir unos recursos por esta actividad, frente a los conceptos de algunos expertos y organizaciones ambientales que tienen la postura de no permitir bajo ninguna circunstancia este tipo de turismo mientras no se logre la recuperación de un patrimonio ambiental y cultural de Colombia para el mundo.

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