Por: Carlos Pérez, médico infectólogo
La gran mayoría de vacunas requieren varias dosis, especialmente en población infantil y personas vulnerables por alguna inmunosupresión, es por esto que la tercera dosis de la vacuna contra el Covid-19 es necesaria y seguramente será una conducta universal, esta se deberá reforzar periódicamente. La información que se dispone para esta recomendación se basa en los estudios de medición de anticuerpos; la inmunidad humoral.
De acuerdo con lo anterior es importante aclarar ¿qué es la inmunidad humoral? Pues bien, esta es una forma en donde el organismo genera defensas a través de unas pequeñas y poderosas proteínas llamadas anticuerpos, estos anticuerpos, son diseñados por el organismo para reconocer el virus y neutralizar su acción. Este diseño proteico es simple y eficaz; reconoce una estructura del coronavirus, la proteína de espiga, conocida como proteína S, que bloquea la interacción con los receptores en las células humanas, y no permite que se desarrolle la infección.
Más aún, después de la infección o la vacunación, se generan los anticuerpos que decaen con el tiempo. Desde el tercer mes se ha documentado el descenso y es más evidente entre el sexto y octavo mes, y la necesidad de reforzar la inmunidad después de seis u ocho meses se basa en este hallazgo. Es usual que el sistema inmune disminuya su capacidad de respuesta en personas mayores a sesenta y cinco años de edad y requieran una tercera dosis.
Así mismo, las personas que tienen enfermedades como cáncer, VIH, pacientes que toman medicamentos inmunosupresores como esteroides, terapias biológicas, quimioterapias y otras similares pueden presentar esta disminución debido a su medicación, pues estás actúan sobre las defensas "malas" que causan la enfermedad, pero afectan las "buenas" que son las que nos defienden. Esta es la razón por la cual son prioridad para la tercera dosis.
Existe otra inmunidad, la cual es la celular: está nos protege por vía de diseñar unas células que se especializan en destruir el virus o las células ya infectadas por este, además una particularidad de este tipo de defensa es tener la capacidad de generar memoria, y tal vez esta sea la verdadera inmunidad que buscamos, una que sea capaz de enfrentar los virus con una respuesta efectiva.
Hay que mencionar además que, este tipo dura más tiempo, aún no se ha establecido para Covid-19, pero las evidencias publicadas indican que puede durar años. El uso de la tercera dosis no contempla este tipo de inmunidad, por ello, es fundamental establecer en personas inmunocompetentes cual es la duración de esta inmunidad, y así poder determinar con mayor certeza el tiempo de aplicación la tercera dosis y otras que se requieran. Este tipo de inmunidad es más laboriosa de establecer y aún la información está en progreso.
Por otro lado, ¿será necesario después de que todos nos apliquemos una tercera dosis? Es lo más probable. Esta enfermedad la estamos conociendo, lleva con nosotros poco menos de dos años, tan solo unos pocos meses de conocer la vacunación y todavía hay más preguntas que respuestas, esta es la dinámica de la respuesta inmune, la que hay que considerar para que este refuerzo sea efectivo para las variantes actuales y las que seguramente surgirán en un futuro.
Simultáneamente, la mejor forma de tener una inmunidad es haber tenido la enfermedad y posteriormente vacunarse. Cualquier persona se podrá reinfectar, y los primeros serán los no vacunados o con una vacunación incompleta. Esto debido a que los anticuerpos que producen son insuficientes. Una persona con la pauta completa de vacunación tiene una probabilidad mínima de una nueva infección, pero como se ha dicho no es inevitable.
Con respecto a si, el tener una tercera dosis garantiza que no se enferme un individuo, la respuesta es NO, lo único que tiene garantía son los electrodomésticos, las vacunas son muy seguras y efectivas, no son infalibles, ni inocuas, estas disminuyen la probabilidad de complicaciones por el coronavirus, pero no nos hace inmortales a esta enfermedad.
Algunas de las razones para no vacunarse es por no querer aplicarse sustancias que desconocen; estas mismas personas toman agua potable sometida a procesos químicos que dudo que conozcan a profundidad, o también consumen carne de ganado vacuno o aves de corral que son vacunadas en múltiples ocasiones, pero seguro eso lo desconocen, también o consumen vegetales sometidos a varios tratamientos químicos y seguramente tampoco conocen esos procesos. La accesibilidad al agua potable y las vacunas han permitido que se duplique la expectativa de vida en los últimos cien años, es una evidencia contundente e irrebatible.
Otros dicen que no se vacunan porque van a seguir usando bozal (un peyorativo para la mascarilla). La visión simplista que con la vacuna no requiere protección adicional es no haber entendido que la vacuna es un acto individual para la protección colectiva. Es claro que hasta que nos vacunemos en más del 90 o 95%, tendremos que seguir usando las mascarillas. Ese gran número de personas inmunizadas que se requiere no se logra si no se vacunan aquellos que piensan de esa forma, aunque algunos desearían que se les mantuviera un bozal para que no dijeran tantas barbaridades.
La tercera dosis será otra manifestación de la desigualdad y de la asimetría social que se profundiza con el transcurso de la pandemia. Unos países tienen vacunas que superan ampliamente su población, mientras otros zozobran por tenerlas.
Unas pocas empresas farmacéuticas desarrollan y producen las vacunas, las verdaderas dueñas de la solución (seguramente no liberaran las patentes), y otras industrias de países en vías de desarrollo lo máximo que aspiran es reproducirlas y envasarlas (aunque los políticos salgan a decir que por su gestión estas empresas producen las vacunas). Las políticas de salud pública en países con recursos será efectiva, y en nuestros países será una política de súplica para que nos repartan los sobrantes.
Dicho lo anterior, la tercera dosis será más rápida para los que puedan pagarse un viaje a Estados Unidos que para los que más lo necesiten. La tercera dosis será una brecha más entre ricos y pobres, ojalá algún día se entienda que no importan si algunos tienen tres, cuatro o cincuenta dosis en su cuerpo, lo importante lograr vacunarnos todos, solo así superaremos la pandemia.
En Colombia es paradójico que no se le ha pagado a las instituciones que vacunan y tampoco se les paga cumplidamente a los trabajadores de la salud que enfrentan la pandemia. Siempre hay una disculpa y muchos culpables, pero nadie se hace responsable, tristemente ni siquiera esta pandemia da un trato justo a los que con dignidad han enfrentado esta tragedia.
La pobreza, la corrupción, la inequidad, la ignorancia y la injusticia nos hace terreno fértil para que el virus siga progresando. Si la vacunación no es masiva y rápida vendrán más variantes y nuevos problemas. Si la vacunación masiva no sucede; solo debemos esperar que providencialmente el virus mute y se convierta en un resfriado común, ojalá eso suceda, ojalá …
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