Los funcionarios de la pista del aeropuerto de Mitú no lo podían creer. A las 13 y 55 pm, tarde de este sábado, el Boeing 737 de matrícula HK-5026 conocido como ‘La Mojarrita”, segundos antes de aterrizar tenía abierta su puerta principal. Por fortuna, el insólito incidente no derivó en emergencia alguna. Menos generó víctimas y la carga llegó sin inconveniente a su destino final, Bogotá.
El registro del hecho quedó grabado en video por trabajadores del aeropuerto, de un avión que estuvo al comando del piloto Ciro Martínez y del copiloto Javier Sierra, quienes no dieron explicaciones del suceso aéreo.
El primer reporte del grupo de investigaciones señala que: “cuando la aeronave despegaba del aeropuerto Fabio León Bantley, de Mitú, con destino a Bogotá, y en el momento de la “rotación”, se abrió la puerta de carga (ubicada en la parte delantera, lado izquierdo del avión y que abre hacia arriba). La tripulación solicitó regresar al aeropuerto de Mitú en donde aterrizó sin otra novedad. Los cuatro (4) tripulantes resultaron ilesos”.
Y señala el informe: “la empresa al parecer encontró y solucionó la causa que originó la apertura de la puerta. Y, sin notificar el suceso al GRIAA y al parecer de manera autónoma, dispuso el vuelo de traslado al Aeropuerto Internacional el Dorado hacia donde despegó a las 15:05 h, aterrizando a las 16:05 h, sin novedad”.
Lo cierto es que de nuevo Aerosucre, está en el ojo del huracán, por el estado de sus aviones y las maniobras de sus propietarios y tripulaciones, que en el pasado reciente han dejado víctimas fatales, desconfianza en el mantenimiento y uso de sus aeronaves.
Por ejemplo, hace tan solo tres meses las operaciones del aeropuerto internacional El Dorado en Bogotá, el más importante del país tuvieron que ser suspendidas temporalmente por algunas horas.
Al respecto, la Aeronáutica Civil informó: “Hacia las 10:12 a.m. de este sábado, la aeronave de carga HK-5026 de la empresa Aerosucre, que cubría la ruta Bogotá - Mitú presentó problemas en su tren de nariz, abortando el despegue y quedando al final de la pista sur de la terminal aérea”.
En otras palabras, el avión que registró el incidente este fin de semana en Mitú, fue el mismo que hace tres meses paralizó la operación aérea en Bogotá por fallas técnicas en la aeronave. Lo paradójico del asunto, es que pese a estos reiterados incidentes, las autoridades aeronáuticas no toman aún medidas de fondo.
Otro antecedente fatal, registra Aerosucre. El 20 de diciembre de 2016, su aeronave de carga Boeing 727 con matrícula HK-4544, que cubría la ruta Puerto Carreño – Bogotá se accidentó a las 5:23 de la tarde, tres minutos después de haber despegado del Aeropuerto Germán Olano.
En el accidente fallecieron el capitán Jaime Cantillo, el copiloto Mauricio Guzmán, el ingeniero de vuelo Pedro Duarte, el despachador, Felipe Vargas y el operario de montacarga, Nelson David Rojas.
Un suceso que investigó el Grupo Investigaciones de Accidentes (GRIAA) adscrito a la Aerocivil y mediante un informe oficial de 133 páginas publicado el 14 de febrero de 2017 señaló, las causas del accidente.
En concreto indicó que el vuelo tuvo inadecuado planeamiento y fallas en los procedimientos de despacho. Detalló que la tripulación se equivocó en la toma de decisiones , selección errónea de velocidades de despegue, una errónea técnica de rotación y pérdida del tren de aterrizaje y el flap derecho tras el accidente aéreo.
El documento evidenció además que aunque la aeronave contaba con registros de mantenimiento, la empresa incumplió con el Reglamento Aeronáutico Colombiano, RAC, al volar una aeronave en un aeródromo no apto para un avión 727.
Son frecuentes las quejas e incidentes sobre Aerosucre que funciona como aerolínea de carga desde 1969. Su fundador fue Álvaro Vergara. El Capitán Jorge Solano, su directivo más representativo siempre se defiende y sale airoso de los señalamientos y tragedias causadas.
Al respecto, ha señalado a los medios de comunicación que la compañía vuela con altos estándares de calidad, que las aeronaves nunca vuelan con sobrepeso y que tienen el mantenimiento adecuado. Con otro antecedente y es que en el año 2005 fue multada pero la decisión fue revocada.
Frente al tema una fuente oficial del sector aeronáutico señaló: “Su propietario Jorge Solano dejó la operación en manos de una administradora la comercialización de los vuelos, pero eso tras bambalinas porque legalmente no es posible ceder el permiso de operación”.
Son más las dudas que certezas, las que deja la operación de la compañía aérea. Revisando archivos, la Agencia de Periodismo Investigativo, API, encontró en el libro Manual de Derecho Internacional Público Privado, del autor Antolín Díaz Martínez.
En la página 264, detalla frente a la aerolínea que: “a pesar de las enormes medidas de seguridad estadinenses sobre su Espacio Aéreo, a diario lo violen naves cargadas de estupefacientes que hacen grandes cruceros desde Suramérica hasta el mismo centro de la gran nación del norte utilizando para “escalas técnicas” o reabastecerse de combustible, infinidad de aeropuertos de la Guajira colombiana, o de Centroamérica, y Méjico”.
Y señala el libro: “basta recordar el caso del expectante aterrizaje de un avión de “Aerosucre” a vero de una carretera en Kansas City, en abril de 1977, tras haber volado seis Estados sin haber sido detectado por los complejos radares y demás sistemas de seguridad norteamericana”. Un señalamiento sobre que Aerosucre descarta y niega categóricamente.
A este hecho se suma la larga tradición de accidentes aéreos de la compañía. Entre 1.976 y 2016 registró 11 accidentes en los que 30 personas en total, perdieron la vida.
Incluso, en el que se registró con víctimas fatales, en diciembre de 2016, meses antes ante la Aeronáutica Civil se radico una particular comunicación que resultó premonitoria.
Fue un oficio radicado en la Aerocivil el 19 de julio de 2016, bajo la referencia “Denuncia y derecho de petición”, enviada al entonces secretario de seguridad aérea encargado, Freddy Augusto Bonilla Herrera, por el empresario Carlos Fernando Gaona, quien en un extenso escrito cuestionó el mantenimiento y manejo de los motores de las aeronaves de la empresa Aerosucre.
“Me permito informar a usted los siguientes hechos que considero extremadamente graves, ya que se está poniendo en riesgo la vida de un número indeterminado de personas, tanto tripulantes, como habitantes de las zonas cercanas a los aeropuertos donde operan las aeronaves de la empresa Aerosucre”. Con estas palabras, Gaona introdujo las denuncias contra la aerolínea y dejó claro su deber de denunciar cumpliendo obligaciones del Código de Procedimiento Penal.
En un escrito de 26 páginas detalla cómo la compañía Aerosucre arrendó a la compañía Selva Ltda. un motor marca Pratt & Whitney tipo P&W JT8-17. El negocio incluyó como soportes adicionales certificado de aeronavegabilidad, certificado de no accidentes, status report o certificado del sistema de control usado por Aerosucre, en los que se evidenció estar al día con los requerimientos técnicos, así como carpeta de los documentos históricos del motor.
Una vez reportados los documentos de la empresa, se instaló el motor y la aeronave de Selva Ltda. prestó sus servicios durante cuatro meses con el soporte de Aerosucre. Sin embargo, como sucede periódicamente y por norma de las empresas del sector, se iniciaron los procedimientos de auditoría. Esta reflejó que el SB (Service Bulletin) –una especie de hoja de vida con el estado general de las piezas de cada avión– estaba vencido, pese a que las certificaciones mostraban que todo estaba en regla e incluso tenía garantía hasta el 23 de junio de 2016.
Pero la indagación interna fue más allá. Selva Ltda. solicitó información del taller donde aparentemente el motor había sido reparado y, según lo reportado en la comunicación a la Aerocivil, el taller fue vendido hace tres años y no aparecieron los registros en ese período. Con otro detalle: indicios de que la página nueve del boletín habría sido modificada.
El paso siguiente fue consultar a Aerosucre sobre el estado del motor. En este sentido, la compañía contestó que cumplía con las preservaciones establecidas en el manual del fabricante. Por el contrario, un segundo concepto solicitado a la firma Pratt & Whitney señaló que esas preservaciones no eran aplicables al motor utilizado por Selva Ltda.
Ante las respuestas, el empresario Gaona radicó la denuncia ante la Aerocivil. Allí pidió comparar la documentación presentada por Aerosucre, verificar su autenticidad y trazabilidad del motor. Además, solicitó que se oficiara a la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos, para que certificara si los trabajos fueron reportados a esa autoridad. En concreto, consideró Gaona que esta situación podría derivar en falsedad en documento público, estafa e intento de homicidio si el motor no fue inspeccionado debidamente.
Con su denuncia solicitó también información sobre los motores operados por Aerosucre en los últimos ocho años, las órdenes de trabajo efectuadas en los talleres, las auditorías y los nombres de los últimos jefes de mantenimiento de la aerolínea de carga. Una denuncia y petición cuya respuesta no fue respondida para el empresario
El incidente del fin de semana pasó de nuevo desapercibido, lo evidente es que pese a las fallas que registran sus aviones, los accidentes y las víctimas, Aerosucre sigue volando en los aires de la impunidad.
También le puede interesar