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El plan de Álvaro Uribe para mantenerse en el poder

Una estrategia plasmada en el plan “Visión Colombia Segundo Centenario 2019”, se convirtió en el eje de un proyecto político. El veredicto de la historia.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

A comienzos de junio de 2005, en momentos en que la Corte Constitucional empezaba a estudiar si era viable la reelección en Colombia, el entonces primer mandatario Álvaro Uribe Vélez, ya tenía claro que iba a gobernar otro periodo más y que su administración estaba proyectada para quince años más. Para esa época, ya proyectaba quien sería su sucesor y nada se sabía de Iván Duque, quien para ese entonces se desempeñaba como consejero para el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, en Washington.

La perspectiva de poder por varios periodos, se hizo pública a mediados de 2005 y se presentó el 3 de julio de ese año, en un documento elaborado por el entonces director de Planeación Nacional, Santiago Montenegro, hoy presidente de Asofondos que denominó, “Visión Colombia Segundo Centenario 2019”. Una iniciativa que fue presentada como una especie de carta de navegación para construir una visión de Estado.

Para ese momento, el extenso documento base, mediante el cual se presentaba la iniciativa, fue objeto de debate público. Al respecto, el mismo Montenegro y hasta Juan Manuel Santos aseguró que ese plan 2019, “ponía a pensar a largo plazo y era imperativo para el desarrollo del país”.

Por otro lado, varios lo definían claramente como un proyecto releccionista. El economista Eduardo Sarmiento Palacio, expresó para la época que se estaba proponiendo un plan para 8 o 12 años a fin de que Uribe se perpetuara en el poder.

En una visión alternativa Alejandro Gaviria, para el entonces exdirector de Planeación Nacional y hoy rector de la Universidad de Los Andes, consideró que lo fundamental de ese proyecto es que fuera compatible y que se cohesionara con otros ejercicios que había hecho el gobierno como la agenda interna del Tratado de Libre Comercio, TLC, la misión contra la pobreza y las metas para el milenio.

 

Foto de Santiago Montenegro, Juan Manuel Santos, Eduardo Sarmiento y Alejandro Gaviria

 

Así las cosas, el documento avanzó y hoy más de tres lustros después recobra vigencia, entre seguidores y opositores al expresidente y senador, siempre en el ojo del huracán.

En concreto, el plan expuso un ejercicio de econometría que incluyó metas específicas de ingreso per cápita, disminución de los índices de pobreza o reducción del analfabetismo sobre la base de un crecimiento del 6% anual.

También planteó el avance de la paz, incremento del área agrícola a 65 millones de hectáreas, bilingüismo en los bachilleres, aumento del acceso a Internet, mayor capacidad instalada del sistema portuario y medición por resultados de los servidores públicos

De hecho, si en 2002 el manifiesto democrático de cien compromisos del Estado Comunitario se convirtió en la columna vertebral del entonces candidato Uribe, el plan 2019 presentado evidenció elementos de debate en el contexto de una nueva campaña política a la jefatura del Estado.

No solo porque era soportado en una conmemoración histórica, el segundo centenario de la batalla de Boyacá, que encajaba con el discurso “patriótico” del entonces presidente Álvaro Uribe si no porque de buena parte de los objetivos y estrategias políticas y económicas incluidos en el plan 2019, estaban estructuradas sobre la base del éxito y la continuidad de visualizaciones y proyectos específicos en materia de infraestructura, seguridad, paz y desarrollo social de su mandato.

 

FARC en confrontación

 

En efecto, la visión de Estado del mandatario que buscaba convertir en su plataforma de debate a los distintos estamentos de la sociedad colombiana, en desarrollo del referido plan.

La memoria señala qué desde mediados de 2004, cuando el Congreso de la República aprobó el acto legislativo que modificó la Constitución Política y dio vía libre a la figura de la reelección, la iniciativa del plan 2019 se mantenía en la mayor confidencialidad en la Casa de Nariño.

Para la época del proyecto, además del presidente Uribe solo estaban enterados el exministro de Hacienda Rudolf Hommes, hoy crítico del gobierno,  Fabio Echeverry Correa, qepd,  y el entonces consejero para las Comunicaciones, Jaime Bermúdez.

Una vez, la iniciativa pasó su trámite en el Congreso, en Palacio se empezó a estructurar una estrategia política de largo plazo que, según explicaron algunos funcionarios de gobierno, sería la carta de navegación que acompañaría la campaña por la reelección.

Sin embargo, se evidenció que el plan 2019 había que presentarlo como un programa técnico con enfoque social. A partir de allí, se hizo notable la figura de Santiago Montenegro, jefe del Departamento Nacional de Planeación, DNP, quien actualmente defiende los intereses de los fondos de pensiones.

 

Rudolf Hommes, Fabio Echeverry, Jaime Bermúdez

 

En este contexto, y para hacer la tarea como correspondía en el DNP, fue nombrada como directora del plan Margarita Rivera. Desde allí se empezó a estructurar con la misma metodología de elaboración de un plan de desarrollo el documento, en donde cada ministerio hacía sus aportes.

Periódicos nacionales y regionales, así como la prensa especializada, recibieron con beneplácito la iniciativa de Uribe ejecutada por el DNP y destacaron la iniciativa de hacer planeación en un horizonte amplio y la intención de mejorar los indicadores del país.

Desde entonces, se asumió como un asunto estratégico del gobierno para la reelección, tal y como lo denunciaron varios exfuncionarios de planeación del momento. Por esta razón, las comunicaciones sobre el tema entre el asesor Jaime Bermúdez y el director del DNP Santiago Montenegro se hicieron frecuentes.

El punto de debate específico era si se trataba de una iniciativa política con miras a la reelección o un ejercicio real de planeación. Allí salieron las opiniones de la Fundación Buen Gobierno de Juan Manuel Santos y sus cercanos. Por ejemplo, Juan Carlos Echeverry, exdirector de Planeación y exdecano de economía de la Universidad de Los Andes, así como los expertos Daniel Castellanos y Miguel Urrutia, expusieron sus argumentos.

Casi al unísono, los economistas manifestaron que más que un ejercicio de econometría, era un manejo en perspectiva, con un alto grado de aceptación política. Pero lo que más cuestionaron fue su falta de consistencia macroeconómica. “Es un plan de promesas, porque no hay como financiarlo”. De la misma manera observaron fallas en el Estado, en el sistema electoral y corrupción. Por ello miraron con escepticismo la ejecución de la iniciativa.

 

Foto túnel de la línea

 

En contraste, el entonces exministro Juan Manuel Santos y varios parlamentarios, destacaron en un evento que se hizo al respecto, los beneficios de proyectar al país durante los siguientes quince años. No obstante, no quedó claro fue el anuncio de un plan con propósitos similares a otros tres que para la época estaba promocionando el gobierno; la agenda interna para el TLC, la misión contra la pobreza y las medidas del milenio.

La historia detalla que, aunque el plan 2019 era una iniciativa a mediano plazo por quince años, el gobierno empezó a incorporar varios proyectos. Especialmente de infraestructura, algunos de ellos que para esa época habían sido adjudicados a particulares. como el plan de desarrollo portuario, el  de las dobles calzadas, el túnel de La Línea, la navegación de los ríos Atrato, Magdalena y Putumayo que se une con el corredor Belende a Tumaco y la adecuación del río Meta para la navegación permanente de un proyecto con el propósito de desarrollar los Llanos Orientales.

Es evidente, que, revisando los archivos, prácticamente ninguna de esas obras se llevó a cabo tal como lo expresaba el plan. De hecho, el túnel de La Línea, dieciséis años después, sigue con tropiezos y su entrega aún es incierta.

No obstante, el 3 de julio de 2006, el plan de 180 puntos en materia económica, social, de infraestructura y empleo, fue presentado en Santa Marta, en medio de bombos y platillos.

Al respecto, Santiago Montenegro, en su condición de director del DNP, aseguró para ese momento, al ser consultado si se trataba de una iniciativa política que, “el plan no tiene planteamientos políticos a favor de este gobierno o en contra de gobiernos anteriores, son propuestas técnicas”.

Hoy, tres lustros después, las cosas son bien diferentes a lo que planteó el plan 2019. Álvaro Uribe fue reelegido. Resultó determinante en la elección de sus sucesores Juan Manuel Santos e Iván Duque. Los indicadores económicos y sociales que expuso el plan resultaron distantes de lo proyectado. El tiempo dio su veredicto.

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