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Madre de periodista asesinada en asalto en Bogotá implora justicia en audiencia final

“Mi Natalia servía para un país” dice su progenitora hoy sumida en el dolor y en tratamiento psicológico tras el asesinato de su hija.

Cindy Castillo Preciado
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mié, 24/05/2023 - 10:20 Créditos: Cindy Castillo Preciado / Twitter @guenmecu

María Emma Preciado Parra, madre de Cindy Castillo Preciado, periodista de la ONU asesinada el 24 de diciembre de 2021 durante un asalto, ha dirigido una carta al fiscal y al juez a cargo del caso. 

La misiva, enviada este miércoles 24 de mayo, tiene como propósito expresar sus solicitudes y emociones antes de que comience la audiencia de alegatos finales y el fallo en contra de Ángel Rolando Colina Lugo, acusado de homicidio agravado y hurto.

Con un saludo respetuoso para todos los participantes en esta etapa de juicio, María Emma Preciado Parra solicita permiso al señor juez, al señor fiscal y al representante del Ministerio Público para manifestar lo siguiente, o que su contenido quede incorporado al expediente.

En calidad de víctima y madre de Cindy Natalia Castillo Preciado, María Emma Preciado Parra describe a su hija como una persona interesada y dedicada en todo lo que emprendía. Cindy se destacó en sus estudios y obtuvo su título profesional en periodismo. 

Comenzó a trabajar incluso antes de graduarse, desempeñándose como asistente de archivo en la Autoridad Nacional de Televisión y, al finalizar su carrera, coordinó medios audiovisuales. Además, continuó sus estudios de posgrado y especialización en comunicaciones.

Gracias a sus conocimientos y vocación de servicio, Cindy trabajó en entidades que colaboraban con comunidades para mejorar su calidad de vida. Se desempeñó en la Agencia para la Reincorporación Nacional y en la Justicia Especial para la Paz (JEP), experiencias que le permitieron conocer diversas regiones del país y compartir historias y fotografías que reconocían su apoyo a los integrantes y su contribución a proyectos productivos de emprendimiento.

Cindy demostraba un fuerte compromiso y responsabilidad en su trabajo, y gracias a su profesionalismo y liderazgo, se postuló como periodista en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

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Su felicidad fue inmensa cuando resultó seleccionada para trabajar en la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC). Sin embargo, su vida fue truncada debido a la violencia e inseguridad que imperan en Bogotá. "Mi Natalia servía para un país", lamenta María Emma Preciado Parra, quien se encuentra sumida en la oscuridad, el sufrimiento y el tratamiento psicológico tras el asesinato de su hija.

Cindy era su único apoyo económico, moral y guía para la familia y su círculo de amigos. Su corazón generoso se manifestaba en su trato con su madre, sus abuelos y otras personas mayores. María Emma Preciado Parra relata que, como madre huérfana, se siente débil y desamparada, sumergida en un sufrimiento constante.

La víctima también hizo alusión al dolor que enfrentan los abuelos de Cindy. Roberto Preciado Rojas, de 93 años, y Emma Parra de Preciado, de 87 años, padres de la autora de la carta, son personas humildes con recursos económicos escasos. 

La tragedia que ha golpeado a su familia ha generado un sufrimiento moral y psicológico indescriptible para todos, incluyendo a sus hermanos.
Cindy Natalía, la única hija de la madre, era una niña dulce, inteligente, linda, amorosa y especial. Tenía toda una vida por delante, llena de sueños y planes. 

Lamentablemente, el destino les negó la posibilidad de celebrar el Año Nuevo juntas, como solían hacer. Cindy Natalía y su madre eran amigas inseparables y compartían numerosos viajes. 

Ahora, la madre vive sin más motivo que luchar por #JUSTICIA POR MI HIJA, con el objetivo de pasar la página y conservar solo los hermosos recuerdos de su Natalia. La joven tenía entre sus planes viajar a Europa, específicamente al Reino Unido, para cursar una Maestría en Comunicaciones. Sin embargo, esos planes le fueron arrebatados por los criminales que le quitaron la vida. "Ella era la razón de mi vida", declara la madre con profundo dolor.

Por un giro inesperado del destino, Cindy Natalía era la única hija de la madre, lo que ha dejado un vacío de soledad inmenso en su corazón. Este vacío se hizo aún más grande cuando la arrebataron de su lado, asesinándola a tiros en la madrugada del 24 de diciembre de 2021. 

Una banda de criminales, encabezada por el acusado Angel Rolando Colina Lugo, actuó de manera concertada. Estos individuos estaban  equipados con armas de fuego y vehículos motorizados, incluida una motocicleta, para facilitar su huida. 

Aprovechando las sombras de la noche y el factor sorpresa, abordaron a Cindy Natalía y le dispararon en el pecho. Le robaron el celular y su bolso, dejándola moribunda sin importarles el destino de su víctima. 

Afortunadamente, gracias a las autoridades judiciales y policiales, así como a los medios de comunicación, se logró dar con el paradero de esta banda oportunamente.

El desarrollo del proceso penal contra el acusado Angel Rolando Colina Lugo deja pocas dudas sobre su participación en el crimen. Si se analiza su historial delictivo, se evidencia su inclinación hacia el hurto agravado, como lo demuestra la sentencia emitida por el Juzgado 18 Penal Municipal con Funciones de Conocimiento el 2 de marzo de 2021, la cual quedó ejecutoriada el 26 de marzo de 2021 bajo el Radicado No. 11001 6 000 00020190221600.

En un grito desesperado por justicia, la madre expresó su indignación ante la inadecuada condena impuesta  en el pasado al homicida de su hija Ángel Rolando Colina Lugo. 

Y es que según lo evidenció en la misiva, el Juzgado 18 Penal Municipal con Funciones de Conocimiento, otorgó al sindicado una segunda oportunidad, una oportunidad que despreció luego que le fuera impuesta una pena ínfima de tan solo seis meses y concederle la libertad condicional. 

Es evidente que esta sentencia ha dejado un profundo sentimiento de injusticia en la madre y su familia.

La madre, quien era una madre soltera y depositaba todas sus ilusiones en su hija, expone el dolor incesante que ha enfrentado desde la trágica muerte de su ser querido. 

Asegura que estos dos años no ha conocido el descanso. El insomnio y el constante sufrimiento han mermado su salud de manera significativa. 

Además, relata el sufrimiento de sus propios padres, quienes también han sido afectados profundamente por la pérdida de su nieta. La joven siempre les brindaba felicidad y bienestar con su apoyo económico, y su amor por ellos era palpable. Ahora, sin su hija, la madre se encuentra en una situación económica precaria y sin una figura de apoyo.

El daño moral que ha sufrido la familia es incalculable y dejará cicatrices que perdurarán para toda la vida. La madre reconoce que no posee conocimientos jurídicos, pero humildemente solicita al juez, al fiscal y a todos los intervinientes en el proceso que sean iluminados por el Todopoderoso en el momento de determinar la pena. Su deseo es que se aplique la máxima sanción permitida por la ley, con la esperanza de que esto transmita un mensaje contundente de que los delitos graves no quedarán impunes.

No hay duda de que el acusado Ángel Rolando Colina Lugo es uno de los responsables directos del asesinato de la hija de esta afligida madre. Además, ella expresa su esperanza de que las autoridades puedan identificar y enjuiciar a los demás implicados en este crimen, con el objetivo de que reciban las sanciones que merecen y se evite el sufrimiento de otras familias. 

Según su intuición, su hija, Cindy Natalia Castillo Preciado, no ha sido la única víctima de esta banda de criminales. Al parecer, se dedican al hurto de la manera descrita, lo que podría significar que hay muchas familias en duelo sin conocer a los perpetradores que les arrebataron a sus seres queridos. Estos individuos representan un peligro para la vida y los bienes de la sociedad en general, y es responsabilidad del Estado hacer uso de su poder sancionatorio para salvaguardar a la población.

La madre concluye diciendo que, debido al daño causado a ella, a su familia y a la sociedad en su conjunto, no ha encontrado paz.

 

 

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