Publicidad
Publicidad
Perspectivas de Colombia Risk International para 2022
La consultora extranjera proyecta los hechos que marcarán el año que comienza y detalla los seis retos principales para el país.
Sergio Guzmán
Director Colombia Risk Internacional
El 2021 fue el segundo año de pandemia, y aunque nos acostumbramos a vivir de otra forma podemos estar de acuerdo que no es lo mismo ni es normal. El año ha traído enormes retos a nivel nacional en la antesala a las elecciones de 2022.
Pensamos que el 2021 fue un año poco ortodoxo pues, tras una contracción económica catastrófica que de la mano de la existencia de las vacunas contra el COVID, se auguraba una recuperación de la actividad económica. Sin embargo, las nuevas variantes del virus han significado un contratiempo para la reactivación económica, que cierra el año con un crecimiento económico récord entre el 9% y 10%.
Desde luego, no podemos hacer caso omiso al Paro Nacional de abril, mayo y junio luego de que el Gobierno introdujera una fallida reforma tributaria y fuera implacable con los manifestantes. El Paro reabrió los debates pendientes desde la “Conversación Nacional” prometida por el Gobierno para atender los reclamos de las protestas en 2019 y, también, las manifestaciones por la violencia policial durante el 2020. Además, muchos actores políticos, criminales e insurgentes buscaron sacar provecho con el Paro y la movilización social. Entonces, el desenlace es aún incierto, pues recientes investigaciones independientes sugieren que la violencia de la Policía contra los manifestantes fue desproporcionada, asestando un duro golpe a la legitimidad de las instituciones civiles y policiales que respondieron al Paro.
Bajo este escenario llega la campaña electoral de 2022. Se espera que haya renovación tanto en el legislativo como en el ejecutivo, ante el notorio pesimismo entre los colombianos. Según la última encuesta de Invamer, el 79,6% de los colombianos creen que el país va por mal camino, el Presidente Duque tiene una tasa de aprobación de apenas 25,1%, mientras que la tasa de desaprobación de los partidos políticos es del 76,1% y la del Congreso del 72,3%. Solo las FARC y la guerrilla del ELN tienen peores índices de desaprobación entre los encuestados (83,9% y 87,9% respectivamente). La incertidumbre y el miedo parecen ser las emociones dominantes entre los tomadores de decisión ad portas de las elecciones. A pesar de esto, y como hemos dicho en repetidas ocasiones, es muy pronto para anticiparse a los resultados de las elecciones.
Indudablemente los retos que traerá el 2022 serán determinantes para el entorno de negocios del país como también su estabilidad política. Nuestro primer boletín Colombia Risk Monthly del año llegará a sus correos a mediados de enero luego de una merecida pausa para el equipo. En este sentido, nuestro boletín abarca los seis principales retos para el país en 2022, lo cuales serán:
Panorama Económico: aunque Colombia está en camino de mejorar su situación económica y es probable que el PIB crezca entre un 9% y un 10% en 2021, el país sigue siendo vulnerable a los choques externos, debido al déficit fiscal estructural y el déficit de cuenta corriente que hacen inminente una reforma tributaria antes de 2024. La presión inflacionaria, la depreciación del peso y el aumento en el salario mínimo obligarán a replantear todos los presupuestos para el año siguiente. Por otro lado, el downgrade de calificación soberana y la falta de unanimidad de las agencias de calificación sugiere que la gestión del riesgo crediticio probablemente encarecerán la deuda hacia futuro. Además, el riesgo político pausará la inversión hacia el país durante el primer trimestre de 2022. Finalmente, volverá a estar en juego la regla fiscal que obligará al próximo Gobierno a hacer ajustes significativos. ¿Vendrán las vacas flacas? Dependerá, tristemente, del resultado electoral y las emociones que suscite el ganador.
Elecciones Presidenciales: a pocos meses de las elecciones presidenciales aumenta la incertidumbre por los posibles resultados frente a los cambios que pueda traer al país un nuevo mandatario. Por ahora, el líder de izquierda Gustavo Petro encabeza las encuestas, producto de ser el candidato que más tiempo lleva en campaña (ocho años), la baja favorabilidad del actual Gobierno y el imperioso llamado en las calles por un cambio político. Esto sugiere que los candidatos de derecha parten con una marcada desventaja frente a sus contendores de centro e izquierda. Petro es el candidato a vencer y los acuerdos políticos no empezarán a fraguarse sino hasta después de las consultas interpartidistas -en marzo-, las elecciones al Congreso y la primera vuelta. Anticiparse al resultado electoral es prematuro. Nuestro pronóstico sigue siendo que Petro no ganará las elecciones. Sin embargo, incluso en el evento que Petro gane la presidencia, es poco probable que tenga gobernabilidad suficiente para llevar a cabo las radicales reformas que plantea.
Elecciones del Congreso: las elecciones legislativas serán discutiblemente más importantes que las elecciones presidenciales, ya que determinarán la capacidad que tendrá el próximo Gobierno de transformar retórica en acciones concretas. El actual ambiente de descontento social, el clamor de un cambio y la alta desaprobación del actual Congreso y los partidos políticos dan señales de un remezón. No obstante, las listas presentadas por los distintos partidos que se han valido de figuras públicas, celebridades e influenciadores de redes sociales para mostrar una nueva cara, dan la impresión de que los partidos pretenden capotear la ola de indignación sin introducir cambios reales. Es poco probable, no obstante, que el próximo Gobierno, quienquiera sea, tenga mayorías en el Congreso, lo cual obstruirá cualquier esfuerzo de reforma y dificultará la gobernabilidad.
Retos de seguridad rural y urbana: la seguridad seguirá siendo uno de los principales retos para el Gobierno Nacional y los gobiernos locales durante el 2022. El aumento de las tasas de homicidio, hurto simple, narcotráfico y crimen común han provocado temor y desesperación entre la opinión pública. Según las encuestas, hay una creciente percepción de inseguridad desde 2020 tanto en zonas rurales como en zonas urbanas. Además, los asesinatos de líderes sociales y líderes ambientales auguran unas elecciones legislativas con altos índices de violencia política que puede afectar desmedidamente a personas pertenecientes a grupos políticos minoritarios y de oposición. Finalmente, la confianza en las instituciones y autoridades de seguridad está decreciendo, mientras la Policía tramita internamente un proyecto de reforma, los informes independientes sugieren que son necesarios cambios de fondo en la forma en que la ciudadanía y las autoridades se relacionan.
Protesta Social: el estallido social que ocurrió en el marco del Paro Nacional aún contiene temas no-resueltos que saldrán a flote durante 2022. Colombia continúa siendo un país tremendamente desigual y ningún Gobierno se ha puesto la tarea de resolver la desigualdad, ya sea a través de un régimen tributario más equitativo o un gasto social que compense los obstáculos estructurales para lograr una movilidad social ascendente. El Gobierno de Iván Duque ha intentado usar sus herramientas de comunicación para atribuir el Paro a factores externos como Venezuela o Rusia, políticamente motivados como un interés político de Gustavo Petro y otras fuerzas de izquierda, o elementos criminales como las disidencias de las FARC o grupos narcotraficantes. Desconocer las profundas desigualdades del país como un origen legítimo del malestar social únicamente pospondrá un nuevo estallido para un momento posterior antecedido por un detonante (un acto violento o político) que nuevamente desborde en manifestaciones.
Medio Ambiente: es claro que el desafío más importante para la humanidad es el cambio climático. Todos los países, en mayor o menor medida están trabajando (o pretendiendo trabajar) en la descarbonización, la transición energética y el crecimiento verde. Colombia ha asumido compromisos ambiciosos sobre sus emisiones de CO2 en el marco de la COP26. Aunque es probable que la transición energética se convierta en un componente crítico para el crecimiento económico y la reducción de emisiones, la deforestación en la amazonía sigue siendo un tema pendiente. Hay escepticismo entre los ambientalistas, las comunidades y los socios internacionales sobre la capacidad del actual Gobierno de traducir sus ambiciosos anuncios en medidas concretas, por lo cual el próximo ejecutivo tendrá mayores presiones sobre la ratificación del Acuerdo de Escazú, luchar contra la minería ilegal y enfrentar a los actores lícitos detrás de la deforestación amazónica como la industria ganadera.
Le puede interesar:
Etiquetas