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Día de la Familia, un beneficio en vía de extinción por cambios en jornada laboral
La reducción progresiva de la jornada a 42 horas semanales eliminará el Día de la Familia, un derecho reconocido desde 2017. El debate entre bienestar laboral y eficiencia empresarial sigue abierto.

El Día de la Familia, instaurado en Colombia mediante la Ley 1857 de 2017 como una jornada remunerada semestral para compartir en familia, está a punto de desaparecer del panorama laboral colombiano. La razón: la implementación de la Ley 2101 de 2021, que reduce de forma progresiva la jornada semanal de trabajo de 48 a 42 horas.
Este beneficio laboral, inspirado en la proclamación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del 15 de mayo como Día Internacional de las Familias, fue concebido para fortalecer los vínculos familiares y promover el equilibrio entre la vida personal y profesional. Sin embargo, con los ajustes introducidos en la nueva normativa, su continuidad depende del ritmo con el que cada empresa adopte la jornada mínima.
Desde julio de 2023, la jornada semanal se redujo a 47 horas. En julio de 2024 bajará a 46, y seguirá disminuyendo hasta alcanzar las 42 horas en 2026. Según el Artículo 6 de la ley, una vez las empresas implementen la jornada mínima, quedarán exentas de otorgar el Día de la Familia.
Esto significa que aquellas compañías que ya operan con jornadas reducidas no están obligadas a conceder esta jornada especial, mientras que las que aún están en proceso de transición deben seguir ofreciendo el beneficio hasta completar el ajuste.
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La modificación ha suscitado opiniones encontradas. Para algunos empleadores, representa una oportunidad de reducir costos y cargas logísticas asociadas a la planificación de actividades familiares corporativas. En contraste, trabajadores y líderes sindicales sostienen que el Día de la Familia era un espacio invaluable para fortalecer relaciones y fomentar el bienestar emocional.
Además, hay empresas que, más allá del cumplimiento legal, habían integrado esta jornada en su cultura organizacional, con actividades recreativas, integración y dinámicas que mejoraban la moral y el sentido de pertenencia entre los colaboradores.
En este contexto, la desaparición del Día de la Familia refleja una transición en la manera como se concibe el equilibrio entre lo laboral y lo personal. Aunque la reducción de horas semanales apunta a liberar más tiempo para la vida familiar, queda la incógnita sobre si ese tiempo será efectivamente aprovechado para ello.
A medida que el país se adapta a este nuevo esquema, se abre un espacio para que empleadores y autoridades evalúen si es suficiente con liberar tiempo, o si aún es necesaria la creación de espacios específicos para promover el bienestar familiar dentro del entorno laboral. La conciliación entre vida personal y trabajo, más allá de una ley, seguirá siendo un tema central en las relaciones laborales del futuro.
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