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La pandemia vuelve y juega
Médico infectólogo explica lo que está pasando en China tras el aumento de casos y confinamiento. Advierte que puede suceder en Colombia. Riesgos y medidas a tomar.
Por: Carlos Pérez | Médico infectólogo
Hay dos formas de terminar la pandemia; una es que se convierta en una endemia que significa la aparición de nuevos casos pero con alternativas de tratamientos efectivos, como los antivirales y una baja transmisión en la población, se espera la eventual aparición de brotes de casos por la aparición de variantes que escapan al sistema inmune y/o evaden la respuesta generada por las vacunas.
La segunda estrategia es la erradicación de la enfermedad; Covid-19 cero y asegurar la eliminación de la transmisión en la población. Esta última estrategia es la que China ha implementado como su política de salud pública y esto es un craso error.
Evitar totalmente la transmisión involucra confinamientos , rastreos y aislamientos. Significa cerrar ciudades, limitar la movilidad y evitar toda las aglomeraciones.
En términos epidemiológicos controlar la circulación, en términos económicos frenar la productividad y en los aspectos sociales un deterioro en la calidad de vida.
El actual incremento de casos en la China se debe a las variantes del ómicron y se explica también por la falta de eficacia de la vacunación.
Este hecho lleva a un gran número de población que aún es susceptible y ahora están enfermando , situación que se seguirá expandiendo en la población.
China es el motor económico del planeta, si hay recesión hay escasez y eso genera carestía , inflación y pobreza. Somos dependientes de la economía asiática.
Y ahora enfrentando la paradoja que donde se inició la pandemia esperan su eliminación y los demás países del mundo nos preparamos para mitigar el daño y convivir con el virus, no hay otra alternativa.
La vacunación no ha sido totalmente exitosa; previene la hospitalización y muerte por Covid-19, pero no elimina la cadena transmisión y genera una inmunidad limitada en el tiempo.
Buenas vacunas, pero no perfectas, evitan la mortalidad, no obstante, no nos hacen inmortales. Científicos señalan que no es posible la erradicación viral y China persiste torpemente con la estrategia de eliminación.
Hace algunos meses la primera ministra de Nueva Zelanda cambió esa obtusa estrategia de eliminación viral en la población porque comprendió que es el virus más contagioso que la humanidad conozca.
La primera cuarentena era necesaria, se trataba de preparación del sistema de salud y un fortalecimiento del sistema sanitario para atender lo desconocido.
Los demás confinamientos, la misma historia demostró su mínima efectividad en la circulación viral y sus funestas consecuencias sociales.
La historia de la variante ómicron , materializó la crónica de una muerte anunciada, como la magistral obra literaria de Gabriel García Márquez, lo que iba a suceder y sucedió.
En concreto, una circulación viral producto de las bajas tasas de vacunación, con variantes más contagiosas, para las que afortunadamente sirven las vacunas actuales y esto impidió mayor mortalidad.
Seguramente seguirán surgiendo otras variantes, ojalá menos peligrosas, producto de la asimetría mundial en la vacunación.
China se ha equivocado; no se quiere vacunar con vacunas occidentales que son más eficaces, persiste con los confinamientos que no eliminan el virus solo ralentiza la aparición de los casos y cerrar las fronteras no da garantías que nuevas variantes vayan a ingresar.
El mundo es testigo de la arrogancia autoritaria de un sistema político. Arrogancia que les va a impedir reconocer los errores, similar a lo que sucede con los políticos arrogantes que nunca aceptan los errores; los justifican, luego los niegan y terminan victimizándose. Siendo héroes y mártires de sus propias guerras.
El caso de China es una experiencia para Colombia. Ella debe ser un espejo para aprender, asimilar y proyectar que se debe hacer y que no. Es seguir tomando medidas sanitarias adecuadas, precisas y oportunas en favor de cincuenta millones de connacionales.
¿Será necesaria una cuarta dosis?, la respuesta es si. Y dosis de refuerzo periódicas también. La respuesta inmunológica a las vacunas es transitoria y será necesario más dosis adicionales.
Todos deberíamos reforzar nuestra vacunación dando obvia prioridad a la población con mayor riesgo. ¿Cada cuánto nos debemos vacunar?, aún no es claro, probablemente será cada año.
Una pandemia de dos años que queremos olvidar y selectivamente obviar los malos momentos. Sobrevivir y seguir adelante no hay opción.
Lo que sucede en China con su política de Covid-19 cero es un error y un retroceso, esto genera una debacle económica como la que actualmente padecemos, profundizada por la invasión de Rusia a Ucrania.
La crueldad de una pandemia es superada solo por la arrogancia humana que genera confinamientos innecesarios hasta guerras sangrientas llenas de dolor y muertos.
Nos queda marcado en el corazón cada fallecimiento por una enfermedad desconocida , familias fragmentadas, padres , hermanos , hijos arrebatados por una partícula viral; una cruel mezcla simple y bien organizada de grasa y proteínas nos cambio a todos.
Negamos el dolor esto es un proceso natural, normalizando lo que vivimos. Y atrás quedó la tristeza de los 140.000 fallecidos en el país que ha dejado la pandemia, ahora pasaron de ser personas a ser “ casos “, fatídicos números que se vuelven rankings; convirtiendo el dolor en una olimpiada.
Habrá nuevas pandemias desde luego y no será en cien años, será pronto. La indiferencia al medio ambiente , el egoísmo, el hambre, la inequidad y la fragilidad humana son los detonantes.
Los virus circulan, las bacterias evolucionan, los hongos esperan y los parásitos se multiplican. Este pesimismo pandémico se refleja en que después de tanto sufrimiento en que ahora hay una guerra y contra el sofisticado armamento bélico no hay vacuna.
Una historia también de triunfos donde la ciencia dio respuestas, donde los médicos y trabajadores de salud enfrentaron la pandemia con más coraje que conocimiento, con grandes muestras de cooperación y solidaridad.
Con enseñanzas sobre la importancia de la ciencia, la higiene y la vacunación, recordar y reforzar lo bueno que aprendimos. porque lo malo lo sufrimos todos.
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