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Andrea Gálvez, la colombiana líder en avance histórico de tetrapléjico que recuperó la movilidad
Pormenores de un logro que representa un hito significativo en la ciencia y la medicina.
Andrea Gálvez, una destacada neuroingeniera colombiana de 33 años, ha desempeñado un papel fundamental en un proyecto pionero que ha logrado un avance médico histórico al devolver la capacidad de caminar a un hombre tetrapléjico que perdió la movilidad en un trágico accidente. Este logro representa un hito significativo en la ciencia y la medicina.
El protagonista de esta historia es Gert-Jan Oskam, un ciudadano holandés de 40 años que había quedado tetrapléjico a raíz de un accidente en 2011. En una imagen que se hizo viral, Gert-Jan estaba acompañado por una joven mujer colombiana de 32 años, quien se encontraba atentamente frente a una computadora mientras él realizaba lo que anteriormente se consideraba imposible.
La colombiana
La labor de Andrea Gálvez y su equipo fue fundamental en este proceso que marcó un antes y un después en la vida de Gert-Jan. Durante varios años, trabajaron incansablemente en este proyecto innovador, que se basaba en la implantación de un dispositivo en la médula espinal del paciente, un procedimiento que se llevó a cabo en 2017. Este dispositivo generaba pulsos eléctricos que se sincronizaban con los movimientos voluntarios limitados de Gert-Jan, reportó El Colombiano.
Sin embargo, el logro más significativo se materializó este año con la publicación de un estudio en la prestigiosa revista científica Nature. El elemento clave de este avance fue lo que se conoce como el "puente digital", un concepto que la neuroingeniera Andrea Gálvez había desarrollado durante su tesis de doctorado en Suiza.
El "puente digital" representó un punto de inflexión en la investigación. Andrea Gálvez se encargó de la parte tecnológica del estudio, ideando la conexión entre el dispositivo previamente implantado en la médula espinal de Gert-Jan Oskam y otros dos dispositivos que se implantaron en las regiones motoras de su cerebro, uno en cada hemisferio.
La premisa era clara: determinar si estos implantes cerebrales podían leer los pensamientos del paciente y, por lo tanto, sus intenciones de movimiento, para enviar estímulos eléctricos a la médula espinal de manera inalámbrica. El resultado fue un éxito rotundo.
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Pionera tecnológica
Andrea Gálvez y su equipo se convirtieron en pioneros de esta tecnología revolucionaria, y recientemente, tuvieron la oportunidad de compartir sus logros en la Escuela de Verano de la Universidad Pontificia Bolivariana en Antioquia.
El "puente digital" es un concepto complejo pero revolucionario. Básicamente, implica la combinación de dos tecnologías: la estimulación eléctrica de la médula espinal a través de electrodos implantados y la implantación de dispositivos en el cerebro.
Un algoritmo se encarga de traducir las señales cerebrales en estímulos eléctricos que reactiven circuitos nerviosos paralizados debido a una lesión medular. En esencia, este avance reconecta la intención de movimiento, permitiendo que el paciente recupere la capacidad de moverse mediante el poder de sus pensamientos.
En palabras de Andrea Gálvez, "El cerebro tiene una organización topográfica que representa las diferentes partes del cuerpo en la corteza motriz, así que en esa zona, tenemos la representación de nuestras piernas. Si nosotros pensamos en nuestras piernas, una parte del cerebro se activa y logramos leer esas señales de activación cuando tenemos una intención de movimiento. Esa intención se traslada y envía impulsos eléctricos a la médula espinal".
Estimulación biométrica
Este avance se basa en la estimulación biomimética, una estrategia que busca imitar cómo el cuerpo se activa de manera natural mediante la estimulación eléctrica. Aunque se habían realizado investigaciones similares en animales, este proyecto marcó un hito al llevarlo a cabo en pacientes como un ensayo clínico.
El trabajo de Andrea Gálvez con Gert-Jan Oskam fue un proceso meticuloso que se extendió por más de cuatro años. Ella fue la responsable de preparar el ensayo clínico a nivel regulatorio y de protocolo, así como de trabajar en la tecnología que hizo posible este avance. Además, contó con la asistencia de una técnica y un fisioterapeuta, quienes colaboraron intensamente en más de 250 horas de terapia de neurorehabilitación con el paciente.
Después de su primer paso histórico hacia la recuperación, Gert-Jan Oskam regresó a su hogar. La tecnología desarrollada por Andrea Gálvez y su equipo se adaptó para que él pudiera realizar la terapia de manera autónoma, mientras eran capaces de brindarle apoyo a distancia desde Suiza. Hoy en día, Gert-Jan realiza terapia de rehabilitación por sí mismo dos veces a la semana y ha integrado la tecnología en su vida diaria, lo que le brinda seguridad y movilidad.
Autonomía la clave
La autonomía es una característica clave de esta tecnología. Gert-Jan tiene el control para encender y apagar el sistema, así como para modular la estimulación eléctrica según sus necesidades y el entorno en el que se encuentra. Esta flexibilidad le permite adaptarse a diversas situaciones y mantener su independencia.
Aunque hasta ahora solo se ha aplicado el "puente digital" en un paciente, se ha descrito el ensayo clínico para tres pacientes más, y se ha utilizado este mismo concepto en un ensayo clínico independiente centrado en la recuperación de miembros superiores. El trabajo continúa, y Andrea Gálvez y su equipo siguen explorando nuevas posibilidades en el campo de la Neuroingeniería.
Es importante destacar que, desde el punto de vista estadístico, la mayoría de los pacientes con lesiones medulares son hombres, lo que explica en parte por qué todos los pacientes involucrados hasta ahora han sido de este género. Aunque la proporción está cambiando en los últimos años, el ensayo clínico en curso es relativamente pequeño, lo que influye en la selección de pacientes.
El impacto de este logro en la vida de Gert-Jan Oskam y las posibilidades que abre para las personas con lesiones medulares es incalculable. Andrea Gálvez y su equipo han sentado las bases para un futuro prometedor en la rehabilitación y la recuperación de la movilidad en pacientes que antes enfrentaban desafíos aparentemente imposibles de superar.
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