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Avance en el sur de Bolívar: Aunap entrega carnets a 150 pescadores y registra 6 asociaciones

A través de la regional Magangue, la entidad sigue formalizando la actividad pesquera. Así los pescadores pueden acceder al carné y lograr beneficios.

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Por Agencia Periodismo Investigativo | Dom, 14/12/2025 - 12:09 Créditos: La Aunap avanza en la formalización de la pesca artesanal en municipios ribereños del país.- Imagen suministrada

Un total de 150 pescadores fueron carnetizados y seis asociaciones registradas durante la reciente jornada de carnetización y socialización de oferta institucional realizada por la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, Aunap, Regional Magangué en el municipio de Achí.
 
La actividad, recibida con entusiasmo por la comunidad, forma parte del trabajo que adelanta la entidad para fortalecer la formalización, el ordenamiento y el acompañamiento de las comunidades pesqueras del sur de Bolívar, entre otras regiones del país.

El proceso de carnetización permitirá que más pescadores puedan acceder a los beneficios, proyectos y apoyos liderados por la Aunap a nivel nacional.

La carnetización permitirá a los pescadores acceder a programas y apoyos institucionales. - Imagen suministrada


 
Durante la jornada, los pescadores expresaron la importancia de contar con este documento para participar de manera activa en iniciativas que buscan mejorar su productividad y calidad de vida.
 
Damaris Camargo, representante de la Asociación de Productores del Guayabo, manifestó su agradecimiento: "Agradecemos a la Aunap por haber enviado a sus funcionarios para la entrega de los carnets que tanto anhelábamos. Por la falta de este documento perdimos varios proyectos en los que queríamos participar. Hoy sentimos que avanzamos como asociación”.
 
Con este tipo de intervenciones, la Aunap reafirma su compromiso con seguir llegando a las comunidades y garantizar que los pescadores artesanales cuenten con las herramientas necesarias para su desarrollo productivo y organizativo.

La entidad anunció que continuará realizando jornadas similares en otros municipios de la región.

Y es que en muchas riberas del país, la escena se ha repetido con variaciones: al amanecer, mientras todavía se arma el chinchorro o se revisa el trasmallo, aparecen funcionarios con planillas, cámaras o teléfonos, y un discurso que mezcla Estado y supervivencia: “hay que formalizarse”.

En ese lenguaje, la Aunap ha venido empujando la carnetización como una puerta de entrada para ordenar quién ejerce la pesca artesanal, dónde y bajo qué condiciones, y también como un mecanismo para que el pescador exista en los registros con los que se construyen programas, apoyos y controles.

La propia entidad lo resume como una prioridad de formalización y habla de “jornadas continuas de carnetización” en diferentes zonas del país, con orientación desde sus oficinas regionales.

Funcionarios de la Aunap registran y entregan carnés a pescadores artesanales del sur de Bolívar - Imagen suministrada

 

La carnetización no es un accesorio: en la normativa sectorial, el carné es el modo en que se materializa, para una persona natural, el permiso de pesca comercial artesanal.

El Decreto 1071 de 2015, compilación normativa del sector agro, establece que el permiso para personas naturales “se otorgará mediante la expedición de un carné que identifique al pescador” y que ese permiso puede durar hasta cinco años.

Además, deja claro un punto clave para el día a día: la comercialización de los productos pesqueros queda amparada por el mismo permiso.

En la práctica, el impulso de la Aunap ha sido doble: por un lado, jornadas presenciales en municipios y corregimientos —la entidad incluso ofrece ese servicio en sus sedes, como lo registra en la información de atención al ciudadano—; por otro, un camino digital para iniciar el trámite y subir soportes sin desplazamientos largos.

En territorios de litoral y ríos, el mensaje se ha defendido como “reconocimiento” y “fortalecimiento” de la labor, dentro de procesos de formalización, se busca que cerca de 400.000 pescadores y sus familias se beneficien de la iniciativa gubernamental.

Pescadores de Achí participaron en la jornada de carnetización liderada por la Aunap Regional Magangué. - Imagen suministrada

 

Para un pescador que quiera carnetizarse, hay dos rutas que, en la realidad, suelen mezclarse: o se acerca a la oficina regional más cercana.

La Aunap tiene siete oficinas regionales y recomienda consultar sus canales de atención en su web.

O se inicia en línea y se apoya en jornadas o puntos de orientación cuando hay problemas de conectividad o de carga de archivos.

En el registro en línea del Módulo de Pesca Artesanal, la plataforma indica un paso a paso básico: validar datos, diligenciar el formulario y cargar documentos digitales.

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Entre los soportes que exige están una fotografía con fondo blanco (sin lentes ni gorra), imágenes legibles del documento de identidad por ambas caras y una certificación de la asociación de pescadores o un documento equivalente.

La plataforma también recalca algo que, en zonas donde circulan “tramitadores”, es determinante: el trámite no tiene costo.

Esa “certificación de la asociación” explica por qué la carnetización no siempre es un acto solitario: en muchos municipios, la formalización se mueve por asociaciones, cooperativas, juntas y organizaciones que ayudan a acreditar el oficio, ordenar listados y corregir inconsistencias.

La norma también pone responsabilidades a las organizaciones que obtienen permisos: entre las obligaciones que describe el marco del permiso artesanal está la de carnetizar a sus miembros y ejercer control para que la pesca artesanal se haga por asociados portadores del carné.

¿Y qué gana el pescador con ese plástico o ese registro? Lo primero es jurídico y operativo: el carné lo identifica como titular del permiso artesanal (hasta por cinco años) y lo respalda en la fase de comercialización, que queda cubierta por el mismo permiso, según el Decreto 1071.

Lo segundo es de acceso a política pública: para efectos de beneficios sociales, la ley que creó beneficios para pescadores artesanales (Ley 2268 de 2022) parte de una condición explícita: reconoce como pescador artesanal comercial y de subsistencia a quien esté “debidamente reconocido y formalizado” ante la Aunap. En otras palabras, sin formalización, el pescador queda por fuera del punto de partida legal.

Lo tercero es de “elegibilidad” para programas y alianzas que se activan con listados oficiales.

Un ejemplo reciente es la alianza anunciada por la Aunap con Prosperidad Social para beneficiar a más de 150.000 pescadores artesanales, con componentes de inclusión productiva, formación técnica, fortalecimiento organizacional y participación en mercados (ruedas de negocio, ferias y eventos), en territorios priorizados.

En ese tipo de acuerdos, la identificación y caracterización de beneficiarios es parte del diseño, y ahí la carnetización funciona como llave de entrada.

Con todo, en terreno el proceso tiene un significado menos burocrático y más inmediato: reduce la arbitrariedad.

En un país donde la pesca artesanal convive con vedas, controles, áreas reservadas y disputas por el uso del agua y del mar, la carnetización se ha vuelto una forma de demostrar pertenencia al oficio frente a autoridades, compradores y, a veces, frente a otros actores del mismo territorio.

No resuelve por sí sola los problemas de seguridad, mercado o infraestructura, pero sí cambia el punto de partida: pasar de “yo pesco” a “yo pesco y estoy reconocido por la autoridad”.

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