Una vez más el doctor Eric Feigl-Ding, miembro de la Federación de Científicos Estadounidenses, jefe de salud de Microclinic Internacional, con 150 publicaciones en las revistas científicas The Lancet y New England Journal de Medicina volvió a anticiparse a los efectos de la variante B.1.1.529 detectada por primera vez en Sudáfrica, incluso antes de que la Organización Mundial de la Salud, OMS, la denominara con la decimoquinta letra del alfabeto griego, Ómicron.
El pasado 25 de noviembre Feigl-Ding llamó la atención de lo transmisible que podría llegar a ser la nueva variante del Covid-19. Relató que una persona voló desde Sudáfrica hasta Hong Kong, pero no se detectó que tenía la nueva variante sino hasta el cuarto día de cuarentena en un hotel y luego de dos pruebas PCR.
Al hacer seguimiento a las personas que estaban en cuarentena en el lugar, se descubrió que otra persona que estaba al extremo del pasillo del hotel se infectó por el pasajero que había llegado desde África.
Sin embargo, este último sólo dio positivo al octavo día de cuarentena y en la cuarta prueba PCR, es decir, en tres pruebas PCR practicadas había arrojado negativo. Ambos pasajeros estaban vacunados con Pfizer.
La carga viral de estos dos pasajeros infectados con la B.1.1.529 u Ómicron fue muy alta, más de lo normal, los valores indicados en las PCR fue de 18 y 19; este marcador fue calificado por el reconocido epidemiólogo y su homólogo Sakaguchi Hitoshi como “increíblemente altas”.
El otro hallazgo que evidenció es la capacidad de la variante de ser transmisible vía aérea. Ambos pasajeros estaban en extremos diferentes en el hotel de cuarentena. Las muestras recopiladas encontraron el virus en 25 de 87 hisopos en las dos habitaciones.
Esta es una de las razones por las cuales desde el inicio de la pandemia el doctor Feigl Ding ha insistido en la necesidad de continuar con el uso de tapabocas en espacios abiertos y cerrados.
Para este médico que a los 23 años obtuvo dos doctorados y durante 16 años fue docente e investigador de la Escuela de Medicina de Harvard, es necesario imponer restricciones fronterizas y de viaje y da un argumento poderoso del porqué.
“Hong Kong sólo detectó el caso debido a una cuarentena obligatoria en un hotel. ¿Qué países de occidente decretan cuarentenas para cercar transmisiones?” puntualizó.
Y continuó advirtiendo que esta variante puede ser la peor de todas hasta el momento, pues tiene picos de mutación muy altas y se extiende a gran velocidad en Sudáfrica, esto genera preocupación en la comunidad científica.
Apenas ese 25 de noviembre se había convertido en la dominante en ese país, desplazando a la variante Delta con un pico fuerte, un hecho que comparte Tom Peacock, virólogo del Imperial Department of Infectious Disease.
Adicionalmente, la Ómicrones tiene 32 nuevas mutaciones en la proteína SarsCoV2, “un número extremadamente alto y podría ser una preocupación real” advirtió Ding cuando señaló que estaba monitoreando silenciosamente varias señales de variantes que habían surgido esa semana, entre esas, la B.1.1.529.
El Bloom Lab, que estudia la evolución molecular de las proteínas y los virus señaló que la variante tiene mutaciones de escape importante e ilustró el efecto en los anticuerpos y como en algunos casos la potencia neutralizante es menor.
Aunque sí reiteró que esto no significa que la nueva variante escape por completo a los anticuerpos generados por la vacuna independientemente de la marca.
Otro de los factores de análisis del epidemiólogo es que la propagación en Sudáfrica de la hoy denominada variante Ómicron fue repentina y generalizada y de un momento a otro pasó del 1% al 30% de positividad en tan solo una semana.
Incluso el 24 de noviembre se produjo un pico de casos de la variante en todas las provincias de Sudáfrica, lo que para la comunidad científica no es una buena señal e implica aumentar la prudencia en el relajamiento de medidas.
Pero más se demoró en Feigl-Ding en advertir el comportamiento de la nueva variante que el Reino Unido en imponer restricciones de viaje a África, al igual que ya lo han hecho muchos países europeos.
Un modelo realizado por la firma JP Weiland determinó que la variante Ómicron podría ser hasta 500% más transmisible que la cepa original de Covid-19.
“Esto sería catastróficamente malo si fuera cierto. Esperemos a mayores confirmaciones pero es necesario acudir al principio de precaución”. señaló el 26 de diciembre.
El nuevo modelo realizado por la misma firma científica este martes, determinó que el número R, es decir, la transmisión en la variante Delta es de 0,67 mientras que Ómicrones es 3.0, “es decir, 4.5 veces la tasa de propagación de Delta” indicó apenas dieciocho horas atrás.
Ante este panorama que ya causa revuelo en el mundo, Feigl-Ding advirtió la necesidad de vacunarse, mantener las medidas de autocuidado, continuar el uso de tapabocas e instó a los gobiernos a adquirir filtros Hepa, los mismos que utilizan los aviones para desinfectar el aire de las escuelas, restaurantes, lugares de trabajo y todos los espacios públicos interiores.
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