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Incumplimiento en pagos a madres comunitarias pone en riesgo a 50.000 niños en Bogotá
Los menores podrían no cumplir con su plan nutricional.
Una alarmante situación afecta a los hogares comunitarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) en Bogotá. Más de 50.000 niños podrían quedarse sin la alimentación adecuada debido a los retrasos en los pagos a las madres comunitarias. Estas mujeres, que cuidan a los menores bajo su tutela, no han recibido sus pagos a tiempo, lo que les impide comprar alimentos y pagar el arriendo.
El incumplimiento en los pagos a las madres comunitarias no solo vulnera sus derechos laborales, sino que también pone en peligro la nutrición de los niños a su cargo. A pesar de que el Icbf prometió regularizar los pagos para el 11 de junio, la incertidumbre continúa. Las madres, responsables de 52.400 menores, enfrentan graves dificultades para satisfacer las necesidades básicas de los niños.
La demora en los pagos ha generado una ola de indignación en todo el país. Más de 3.500 madres comunitarias en Bogotá están en una situación de inestabilidad laboral preocupante. La falta de pagos las ha obligado a endeudarse para cubrir los costos de arrendamiento y alimentación de los niños.
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A pesar de las continuas manifestaciones y denuncias de las madres comunitarias, el Icbf no ha proporcionado las garantías laborales y económicas necesarias para el adecuado cuidado de los menores. Estas mujeres, sin recibir sus pagos, deben continuar cubriendo los gastos operativos del servicio, incluida su seguridad social.
El concejal del Centro Democrático, Óscar Ramírez Vahos, cuestionó la situación: “¿Es justo que estas mujeres, que actúan como servidoras públicas cuidando lo más sagrado que son nuestros niños, tengan que estar contra las cuerdas buscando recursos para garantizar la atención a la primera infancia? ¿No es esta una responsabilidad del Estado?”.
Ramírez Vahos también destacó que seguirán presionando al Gobierno para que no continúe deteriorando las condiciones laborales de estas mujeres. A pesar de no recibir sus pagos y estar endeudadas, las madres comunitarias siguen abriendo las puertas de sus hogares para recibir y cuidar a los niños, demostrando un compromiso admirable frente a una situación crítica.
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