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La crisis del gabinete petrista: una fractura política en ascenso, opina columnista Ramiro Bejarano
Análisis del abogado frente a los más recientes hechos del gobierno.
En los últimos días, el panorama político colombiano ha sido testigo de una fractura dentro del gabinete presidencial que amenaza con desdibujar la estabilidad del gobierno de Gustavo Petro.
La columna de opinión publicada por el abogado Ramiro Bejarano en el diario El Espectador, titulada La mala hora del gabinete petrista, ha encendido el debate público al retratar un gobierno sumido en tensiones internas, desacuerdos de poder y crisis de confianza entre sus principales figuras.
La fractura del liderazgo presidencial
Bejarano comienza su análisis recordando los primeros días del gobierno de Petro, cuando el mandatario, conocido por su tono enérgico y su firmeza discursiva, no dudaba en retar a sus ministros a marcharse si no compartían su visión política.
Sin embargo, esa autoridad aparentemente indiscutible se ha diluido. Hoy, los ministros que antaño permanecieron en silencio, incluso ante decisiones cuestionables, ahora desafían la línea del presidente.
Este cambio quedó evidenciado en un episodio reciente durante la antesala de un Consejo de Ministros, donde varios altos funcionarios exigieron debatir sobre el retorno de Armando Benedetti, exembajador y figura controvertida del gobierno.
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Según la columna, los ministros se mostraron inquietos no tanto por las polémicas que rodean a Benedetti —incluyendo su historial de maltrato y las acusaciones de violencia de género—, sino por su influencia desmedida en el entorno presidencial.
En una señal de insatisfacción inédita, algunos de los colaboradores más cercanos al presidente reclamaron el nombramiento de Benedetti como enlace con el Congreso, temiendo que este asumiera un rol jerárquico en la administración.
Aunque este gesto inicial de insubordinación podría interpretarse como un intento de dignidad política, terminó diluyéndose en lo que Bejarano describe como una "escaramuza babosa", una confrontación sin consecuencias reales.
El retorno de Benedetti: ¿redención o estrategia política?
El regreso de Benedetti al gobierno ha estado cargado de polémicas. Tras un período de ausencia marcado por episodios públicos relacionados con el abuso de sustancias y escándalos personales, Benedetti reaparece con la promesa de rehabilitación y arrepentimiento.
Sin embargo, Bejarano pone en duda la autenticidad de este cambio, señalando que su reincorporación parece estar motivada más por conveniencias políticas que por una intención genuina de enmendar errores.
Las acusaciones en su contra por maltrato físico y verbal a su pareja y a la exjefa de gabinete Laura Sarabia han generado repudio social. Aunque las partes involucradas pudieran decidir olvidar los hechos, Bejarano subraya que la sociedad colombiana actual no tolera la violencia de género, y menos en figuras públicas que ostentan cargos de poder. Esta indignación es compartida incluso dentro del gabinete, donde la reintegración de Benedetti es vista como una amenaza a la credibilidad del gobierno.
Un pacto frágil dentro del gobierno
El retrato de Bejarano sobre el gabinete revela un ambiente marcado por la desconfianza y los intereses individuales. A pesar de la confrontación inicial, los ministros finalmente cedieron a las promesas del presidente Petro de que Benedetti no tendría poder sobre ellos.
Sin embargo, el abogado señala que esta aparente reconciliación no es más que una fachada, ilustrada en una simbólica fotografía en la que Petro, Benedetti y Sarabia aparecen juntos, representando un pacto que parece destinado al fracaso.
Bejarano critica la incapacidad del presidente para actuar con la firmeza que lo caracterizaba, argumentando que Petro se encuentra atrapado entre las limitaciones políticas y la dependencia de su círculo más cercano.
La imposibilidad de reemplazar a sus ministros, debido a la falta de cuadros afines en su movimiento político, evidencia una vulnerabilidad que antes no se percibía en el mandatario.
La vicepresidencia y su rol silencioso
En su análisis, Bejarano no deja de mencionar la figura de la vicepresidenta Francia Márquez, quien ha mantenido un bajo perfil frente a esta crisis.
Su aparente silencio ha generado cuestionamientos sobre su rol dentro del gobierno y su capacidad para influir en un momento de descomposición política.
Este vacío de liderazgo amplía la percepción de un gabinete dividido y sin una brújula clara para enfrentar los desafíos que se avecinan.
Un gobierno al borde de la implosión
La conclusión de Bejarano es contundente: el gobierno de Petro enfrenta su peor momento. La desconfianza entre los altos funcionarios, las divisiones internas y la falta de liderazgo efectivo crean un caldo de cultivo para una eventual crisis mayor.
El pacto de no agresión entre los miembros del gabinete parece, según Bejarano, destinado a romperse, y las consecuencias podrían ser catastróficas para la estabilidad política del país.
La pregunta que queda en el aire es si el presidente Petro será capaz de retomar el control y encauzar a su gobierno antes de que las fracturas internas terminen por minar su proyecto político. Mientras tanto, la opinión pública observa con atención cómo esta "mala hora" podría marcar un punto de inflexión en su mandato.
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