Trump evalúa aumentar sanciones petroleras a Venezuela, Irán y Rusia en su regreso a la Casa Blanca

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría marcar un cambio radical en la política estadounidense hacia Venezuela, Irán y Rusia. Según un informe publicado por Bloomberg, fuentes cercanas a la administración entrante revelaron que Trump y su equipo de asesores están elaborando una estrategia de sanciones más agresiva, enfocada principalmente en la industria petrolera de estos países. El objetivo sería reducir significativamente las exportaciones de petróleo, una medida similar a la adoptada durante su primera administración.

La estrategia, que se planea anunciar en febrero, busca ejercer presión sobre Teherán y Caracas, aumentando las sanciones contra actores clave del sector petrolero. Mientras que durante el gobierno de Joe Biden las exportaciones de petróleo aumentaron, Trump pretende revertir esta tendencia con una presión económica más fuerte.

La situación en Venezuela es particularmente compleja, ya que Nicolás Maduro acaba de asumir otro mandato en medio de acusaciones de fraude electoral. Sin embargo, empresas como Chevron aún operan en el país. Según Bloomberg, Maduro logró sobrevivir a la estrategia de máxima presión de Trump en su primer mandato, a pesar de los esfuerzos por frenar sus exportaciones de petróleo.

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La política hacia Rusia también está siendo diseñada con dos posibles enfoques. El primero consiste en medidas políticas de buena fe, que podrían beneficiar a los productores de petróleo rusos, dependiendo de las negociaciones con el régimen de Vladimir Putin. El segundo camino implicaría aumentar las sanciones económicas secundarias sobre el comercio de petróleo, afectando a transportistas europeos y compradores asiáticos, como China e India.

La estrategia de Trump estará respaldada por figuras clave de su entorno, como Marco Rubio, quien ha sido designado como Secretario de Estado, y Mauricio Claver-Carone, enviado especial para América Latina. La presión sobre Rusia, específicamente, podría intensificarse en marzo, cuando expire una licencia que permite la reducción de compras de productos energéticos rusos, lo que podría aumentar la presión sobre el Kremlin.

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