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La historia del chef de Vladimir Putin que se volvió mercenario y ahora lo quiere tumbar
Yevgeny Prigozhin vendía perros calientes y actualmente comanda el ejército de mercenarios Grupo Wagner que busca la caída del mandatario ruso.
Apareció en el horizonte público vendiendo perritos calientes y luego, por un giro del destino, pasó de la cárcel a cocinar para uno de los líderes más poderosos del mundo. Aunque la comida era exquisita, la historia de Yevgeny Prigozhin no termina en los platos de Putin.
Atrás de él se oculta el Grupo Wagner, un ejército de mercenarios que, durante años, ha llevado a cabo operaciones secretas en todo el mundo. Ucrania ha sido el escenario de algunas de sus acciones más brutales, y el conflicto ha elevado a Prigozhin a una nueva prominencia. Algunos lo ven como un candidato para ocupar el lugar de Putin. Esta es su historia.
Nacido en San Petersburgo el 1 de junio de 1961, Prigozhin tenía un historial de problemas legales desde su juventud. Arrestado por robo en 1979, fue condenado dos años más tarde por reincidencia, además de cargos de asociación ilícita, fraude y reclutamiento de menores para la prostitución. Pasó nueve años en una colonia penal antes de ser liberado, encontrándose con un mundo completamente transformado tras la caída de la Unión Soviética.
En libertad, Prigozhin instaló varios puestos de venta de hot dogs antes de ofrecer su visión logística a un antiguo compañero de escuela, propietario de una cadena de supermercados. Esto le permitió cumplir su sueño de abrir un restaurante a la orilla de un río, un emprendimiento que se convirtió rápidamente en uno de los destinos de la élite de San Petersburgo.
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Prigozhin comenzó a entablar relaciones con figuras de alto nivel en el Kremlin después de que su restaurante fue elegido por Putin para un banquete en honor al presidente francés Jacques Chirac en 2001. Prigozhin sirvió personalmente a los dos mandatarios, iniciando una relación que lo llevaría a ser conocido como "el chef de Putin".
Mientras sus contactos políticos crecían, también lo hacía su riqueza. Prigozhin se convirtió en uno de los 100 más ricos del país, comprando propiedades en San Petersburgo y el Mar Negro, un yate de 35 metros y un avión privado. Sin embargo, sus operaciones comerciales no estuvieron exentas de controversia. Periodistas críticos del Kremlin denunciaron que su empresa funcionaba como un cártel, adjudicándose contratos gubernamentales valorados en miles de millones de rublos.
A mediados de la década de 2010, los planes de Prigozhin se expandieron a la esfera geopolítica. Fundó la "Agencia de Investigación de Internet", empleando a trolls de bajo costo para difundir desinformación y propaganda, incluyendo la interferencia en las elecciones estadounidenses, algo que él mismo ha reconocido. Esto le valió sanciones por parte de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea.
Grupo Wagner en la conflictiva escena mundial desde su creación en 2014. Este grupo, fundado por Prigozhin, jugó un papel central en el ataque inicial de Rusia a Ucrania, incluyendo la anexión ilegal de Crimea. Aunque el Grupo Wagner se describe a sí mismo como una "empresa militar privada", se ha informado que opera más como una organización paramilitar respaldada por el ejército ruso.
Esta agrupación ha ganado notoriedad por su cruel indiferencia hacia los derechos humanos, participando en conflictos en todo el mundo. Según un informe de OCCRP, estos mercenarios se han convertido en el brazo oculto de Putin, realizando tareas que las fuerzas armadas rusas preferirían evitar o no pueden realizar. Este fue el caso durante la defensa del régimen de Al Assad en Siria, donde las tácticas despiadadas del Grupo Wagner se hicieron evidentes.
El Grupo Wagner no solo ha mostrado una dura actitud hacia sus enemigos, sino también hacia sus propios miembros. Muchos de los combatientes son convictos que, a cambio de su libertad, son enviados a luchar con poca o ninguna preparación. Aquellos que se niegan a cumplir pueden enfrentar consecuencias fatales, como lo evidencia el testimonio de un ex combatiente que huyó del Grupo Wagner.
Además de servir a los intereses del Kremlin, el Grupo Wagner ha extendido su alcance a otras naciones, brindando seguridad a regímenes dictatoriales en lugares como la República Centroafricana, Sudán y Venezuela. Sin embargo, su presencia se ha asociado con un aumento en las violaciones a los derechos humanos, incluyendo violaciones, robos, asesinatos y torturas, según el mismo informe de OCCRP.
En los últimos meses, el Grupo Wagner ha apoyado la invasión de Putin a Ucrania, a pesar de que la Constitución rusa prohíbe explícitamente las empresas de mercenarios. De hecho, el CSIS señaló que el Grupo Wagner se ha convertido en una herramienta estratégica para Moscú para promover sus objetivos políticos y seguridad nacional a nivel mundial.
En el contexto de la invasión a Ucrania, los mercenarios de Wagner han sido acusados de ataques a áreas residenciales y de ejecuciones de civiles. Incluso se denunció que Putin envió a estos mercenarios con la misión de asesinar al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, y a su familia.
Finalmente, en un escalofriante video de fin de año, Prigozhin se mostró recorriendo un frente de guerra en Ucrania. En una de las escenas, se ve al líder de los mercenarios contabilizando cuerpos de soldados muertos, envueltos en bolsas negras. Según Anton Gerashchenko, asesor del Ministro del Interior de Ucrania, Prigozhin despidió a los caídos saludándolos por el nuevo año.
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