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HRW denuncia explotación sexual y laboral en la industria de webcam colombiana
Se denunció que las modelos son sometidas a abusos, jornadas extenuantes y condiciones precarias en estudios de producción.
La organización Human Rights Watch (HRW) ha sacado a la luz un oscuro panorama de la industria de modelos webcam en Colombia, revelando casos de explotación sexual y laboral que afectan a cientos de trabajadoras.
Un reciente informe detalla cómo estas mujeres son sometidas a abusos verbales, físicos y sexuales, jornadas laborales excesivas y condiciones de trabajo deplorables en estudios de producción ubicados en Bogotá, Medellín, Cali y Palmira.
Según la investigación, las modelos son obligadas a realizar actos sexuales no consentidos, son sometidas a amenazas y coacciones para cumplir con las demandas de los clientes, y trabajan en espacios antihigiénicos que ponen en riesgo su salud. Además, las empresas se quedan con una gran parte de sus ingresos y manipulan sus cuentas en las plataformas de transmisión, limitando su autonomía y control sobre su trabajo.
Según HRW, las empresas se quedan "hasta con el 70 por ciento" de los ingresos y comúnmente manejan los accesos a las cuentas que las modelos usan para transmitir.
"Las plataformas de webcam para adultos con sede en EE.UU. y Europa deben abordar de inmediato los abusos laborales y la explotación sexual en los estudios de webcam colombianos", indicó.
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El informe de HRW, basado en entrevistas con más de 50 modelos webcam, revela un sistema de coerción que empuja a las mujeres a trabajar en condiciones precarias y a realizar actos que no desean. Muchas de ellas se ven obligadas a trabajar desde muy jóvenes, ya que los estudios violan las restricciones de edad de las plataformas al crear cuentas falsas.
La situación se agrava por la falta de regulación y la impunidad con la que operan muchos de estos estudios. Aunque el trabajo sexual es legal en Colombia, la explotación y la violencia sexual son delitos penados por la ley. Sin embargo, las denuncias de las modelos suelen quedar en la impunidad debido al miedo, la estigmatización y la falta de apoyo institucional.
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