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Asesinato de Hernán Franco en parque de la 93 en Bogotá: tres meses antes sabía que lo iban a asesinar
Testimonio clave evidencia las razones del crimen.
Hernán Franco, un auditor conocido, encontró un trágico final a su vida cerca del Parque de la 93 en Bogotá, luego de haber predicho su propia muerte con exactitud. A fines de noviembre de 2023, expresó con claridad que solo le quedaban 90 días de vida. Este pronóstico se cumplió de manera precisa 97 días después, cuando fue víctima de un homicidio.
Semana accedió a un testimonio que corroboró las afirmaciones previas sobre el conocimiento de Franco respecto a su inminente asesinato. Según relatos, había recibido amenazas directas que posteriormente fueron ejecutadas. Franco tenía consciencia de la cuenta regresiva de su existencia y la inevitabilidad de su destino.
Durante una cena, manifestó abruptamente y sin contexto previo que le quedaban "90 días aquí", lo que inicialmente generó confusión entre los presentes.
Esta declaración surgió espontáneamente y marcó el inicio de un periodo donde Franco, a pesar de estar mentalmente preparado, comenzó a sufrir un deterioro notable en su bienestar físico y emocional.
Incluso en la Navidad de 2023, manifestó no tener motivos para celebrar, describiendo esa época como la más difícil de su vida. Esta perspectiva solitaria se mantenía a pesar de los esfuerzos por protegerse, incluyendo denuncias formales sobre las amenazas recibidas que, lamentablemente, no resultaron en acciones concretas por parte de las autoridades.
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Los testimonios recopilados por la Fiscalía indican que Franco estaba consciente de ser un objetivo. Jonathan Romero, socio en la empresa El Arrozal, fue mencionado específicamente en conversaciones y encuentros amenazantes, incluso llegando a mencionarse que en una ocasión llegó acompañado de hombres armados, lo que incrementó significativamente la tensión y el miedo de Franco.
Las semanas previas a su muerte fueron descritas como extremadamente difíciles para Franco, quien cambió de un hombre social y alegre a una persona aislada, irritable y paranoica.
Sus rutinas también cambiaron drásticamente; evitaba usar su vehículo habitual y prefería moverse en motocicleta, enviando su ubicación cada pocos minutos como medida de precaución.
El estrés culminante se evidenció en su conducta poco antes del día previsto para su muerte, donde se dedicó a resolver asuntos personales y profesionales, como deudas y aspectos de su herencia, a pesar de la falta de respuesta de algunos de sus hijos.
Finalmente, tres días antes del crimen, Franco preparó una carta destinada a resolver las disputas con los herederos de El Arrozal, anticipando que podría mitigar las tensiones en una reunión programada.
Sin embargo, la fatalidad de su situación se confirmó cuando, tras ser baleado, sus últimas palabras identificaron a Jonathan Romero como el responsable.
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