Por Carlos Pérez - médico infectólogo
Las olas y los picos llenan los titulares de prensa como si fuera un cuadro de medallería para las olimpiadas, se registran los casos y fallecidos como un número más, ¿y las personas?
Cada experto vaticina con los números y probabilidades haciendo predicciones sobre la incertidumbre. Vemos una gran cantidad de analistas matutinos que creen que los titulares de prensa son evidencia y que las noticias de algún portal son un artículo científico, así mismo, hablan con propiedad de lo que no se tiene idea generando confusión y no confianza.
El rigor y análisis de la información así como la interpretación debe ser responsable y veraz. Esta buena práctica es solo ejercida por algunos. Todos hemos perdido, muchos han sufrido demasiado y parece que nuestra vía de escape es normalizar el dolor y actuar con sutil indiferencia para mitigar la crueldad de lo que vivimos.
Ver más de ciento veinte mil fallecidos es desgarrador, la tristeza en las familias que pierden seres queridos, hijos llorando por sus padres, y ahora padres llorando por sus hijos, impresionante, pero, más aún, la pregunta es: ¿algunas de estas muertes pudieron ser prevenibles? Este será otro motivo para que aflore la mezquindad entre los contrarios y una batalla más para imponer sus ideas y convicciones sin dar soluciones.
En esta pandemia los líderes ignoraron la opción de poder trabajar juntos, y no solo ser reactivos a sus intereses. La ley del insulto y la agresividad se volvió cotidiana y pensar diferente no nos hace ser distintos, sino enemigos, la pandemia empeoró en nuestra sociedad la mezquindad y la intolerancia.
A su vez, la cuarta ola es previsible que suceda, y es probable que, la variante Delta sea predominante por su gran capacidad de transmisión, esto nos afectara a todos teniendo que enfrentarnos a ella estemos o no vacunados, la única diferencia es que, en los vacunados se disminuirá en una forma muy significativa las complicaciones del Covid-19, y los no vacunados podrían ser víctimas fatales de esta variante viral.
Con respecto a las aglomeraciones y descuido social, la actividad comercial está abierta sin mínimo control de las autoridades sanitarias, y si delegando toda la responsabilidad a la gente para su cuidado. Cabe resaltar que, este es uno de los principales terrenos para que la variante avance como ya lo hizo en India, Europa y Estados Unidos. A nosotros nos pasará lo mismo, solo que, con una gran desventaja, y es que las medidas de control público para ralentizar la propagación se cuestionan, se atacan y muchas veces no se acatan.
La cuarta ola es prevenible, y consideró que más que poderla prevenir, podemos mitigar el impacto de los nuevos casos. Para esto se debería trabajar en varios flancos como; el comportamiento social, la capacidad hospitalaria, la aprobación de nuevos tratamientos y vacunación masiva.
No obstante, es posible que muchas de las camas de cuidado intensivo que se abrieron para atender el catastrófico y extenso pico que sucedió se desmonten, porque el personal de salud muchas veces es contratado como el espectáculo taurino de la temporada.
El personal de salud sigue en un porcentaje importante siendo informal, mal pago y con retrasos injustificados. Si un grupo de trabajadores en estos tiempos de revoltosos ha sido firme, resiliente y estoico, ha sido los trabajadores de la salud a pesar de la cruel indiferencia de sus condiciones laborales.
Hay que mencionar, además, que, se requiere también aprobar el uso de alternativas que tienen evidencia importante y disminuyen la mortalidad. Así, por ejemplo, para la tocilizumab, baricitinib, y los anticuerpos monoclonales, se requiere hoy una evolución en el tratamiento actual . El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, debe ser ágil en la aprobación, y que no sea la burocracia, responsable de los fracasos de los tratamientos y la mortalidad prevenible.
Ahora bien, la estrategia de la vacunación ha funcionado y ha sido exitosa, solo nos falta la pedagogía para dejar de pedir vacunas a la carta como en un restaurante y que todos accedan para ser inmunizados rápidamente.
La vacunación es útil si lo hacemos todos, mientras existan personas susceptibles, se propagan las variantes, y aún teniendo cincuenta vacunas en el cuerpo estás podrían fallar. La vacunación es un acto individual, pero genera una protección social.
Es preciso aclarar que, una de las preguntas más frecuentes es sobre el uso de refuerzos en las vacunas ¿será necesario? Es probable que después seis o doce meses se requieran refuerzos con la misma o distinta plataforma, esto será lo que hay que dilucidar e individualizar. Inicialmente será la población más vulnerable la primera, aunque será la que tenga mayor capacidad económica la que logre acceder a ellas antes de los que más la necesitan.
La asimetría social es el medio cultivo de la propagación. Ser hombre, pobre y no vacunado hace parte del grupo que más fallece, y a esto se sumaría el vivir en un país en donde el objetivo de los políticos es demostrar que tienen la razón sin importar el actuar sin ella.
La reactivación es el adjetivo que más se promueve y más lejano, así mismo, el verbo que más se conjuga dentro del marco de la pandemia es en donde la política toma la ciencia a su conveniencia y produce miedo para reivindicar y polarizar sus ideas.
Usar la pandemia, el dolor y el sufrimiento humano, como bandera política es mezquino. A pesar de que, el país ha cometido desaciertos como, el abrir el comercio en el peor del pico de contagios, quitar la prueba PCR para el ingreso del país y la pobre estrategia de rastreo y aislamiento, existen muchos aciertos y el más destacable es el proceso de vacunación.
Atacar las vacunas por parte de los políticos como resultado de una ligera interpretación de una nota periodística es crear zozobra en la vacunación y con una retractación tibia y soberbia desconcierta profundamente. Consideremos ahora que, estos personajes terminan siendo caudillos de sus propias causas, próceres de sus batallas y héroes de sus propias historias.
En definitiva, esta pandemia ha desnudado la crisis de líderes y de liderazgo, en donde se recurre a la estrategia de victimizarse y no responsabilizarse. Esto sucede en todos los ámbitos, cualquiera es culpable, menos el que decide dónde corregir un error, se toma como una derrota, más no, como un acto de madurez.
El peor linaje es la pobreza y la peor variante la corrupción. Ojalá que las vacunas nos hicieras sensatos, responsables y solidarios, aclaremos que, las vacunas evitan las complicaciones y la mortalidad por Covid-19 incluyendo la variante delta así de simple y contundente, ojalá nos liberaran del virus y otros demonios…
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