Sebastián Murillo Echeverry, alias 'Lindolfo', 'Sebitas' o 'JR', es conocido en el mundo de la mafia por su trabajo. También en el entorno de la farándula porque fue esposo de la modelo y expresentadora de Sábados Felices, Vannesa Peláez.
Producto de sus actividades delictivas fue condenado a 18 años y seis meses de prisión. Aceptó cinco delitos asociados a la época reciente en la que comando 'La Oficina', la tenebrosa oficina de sicarios al servicio de la Oficina de Envigado. Hoy purga su pena en la penitenciaría La Tramacua de Valledupar. Allí intenta acortar su tiempo en prisión escribiendo supuestas obras literarias.
De hecho, a comienzos de este año llegó al despacho de la juez de ejecución de penas de Valledupar, una solicitud poco usual.
Murillo Echeverry, hijo de Rodrigo Murillo Pardo, un antiguo socio del Cartel de Medellín que fue ultimado en 1992 por el jefe de ese cartel, Pablo Escobar, solicitó una redención de pena por haber escrito una obra literaria llamada, Caminando en Círculos. La togada aún no resuelve si le otorgará o no un tiempo adicional.
El Código Penitenciario establece en su artículo 99 que la redención de pena por actividades literarias, deportivas o artísticas se asimila para efectos de reducción de condena al estudio, esto es un día de reclusión por dos de estudio.
Sin embargo, estas actividades deberán estar previamente autorizadas por el Comité de Evaluación y Tratamiento Penitenciario.
'Lindolfo' acorta el tiempo en prisión. Obtuvo su primera redención el 15 de julio de 2019 de un mes, 14 días y 15 horas. A finales de ese mismo año se le otorgó una nueva, esta vez por estudio y trabajo, dos meses, siete días y 12 horas.
Al año siguiente, en mayo de 2020, intentó aprovechar el decreto 546 de 2020, mediante el cual en virtud de la Emergencia Económica, Social y Ecológica decretada por el presidente Iván Duque, la entonces ministra de Justicia, hoy Procuradora General, Margarita Cabello, otorgó medidas de detención preventiva y prisión domiciliaria transitoria.
Aunque el decreto beneficiaba a los reclusos mayores de 60 años, madres gestantes o con niños menores de tres años, internos con enfermedades graves como cáncer, VIH, hepatitis, insuficiencia renal, con movilidad reducida o discapacidad, así como quienes estuvieran en detención preventiva por delitos culposos o condenados hasta cinco años de prisión o quienes hubieran cumplido el 40% de la condena, Murillo, sin cumplir los requisitos, solicitó se le sustituyera la medida por prisión domiciliaria. Dos meses después desistió de su solicitud.
Y es que de pasar a vivir en un lujoso apartamento en El Poblado y pasar a una celda en el temido penal de máxima seguridad, La Tramacua tiene a Murillo Echeverry peleando hasta con el Inpec. De hecho, interpuso una acción de tutela a mediados de febrero argumentando violación de la dignidad humana y debido proceso.
El penal más tenido por los internos del país está ubicado en el kilómetro 5 en la vía que conduce al municipio La Mesa, departamento del Cesar, a las afueras de Valledupar, aislada y sin flujo de transporte público.
Anclada casi en el desierto, a 40 grados en la sombra, en donde los ventiladores y aires acondicionados son elementos prohibidos en dicho penal.
Durante décadas el Comité contra la Tortura, OHCR, la Organización de Estados Americanos y en Colombia, la Corte Constitucional, se han pronunciado respecto a lo que consideran una violación sistemática de derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad en ese lugar.
El agua es insuficiente y de mala calidad. Solamente hay suministro durante 15 minutos al día, lo que deriva a su vez en el pésimo servicio de alcantarillado.
Así mismo, las quejas en contra de la guardia penitenciaria por tratos crueles, inhumanos y degradante, así como uso indiscriminado de gases, encierros y aislamientos prolongados son las que más quejas se reporta al Inpec y organismos de control.
Los reclusos aún recuerdan al teniente Isifredo Chacón condenado a 14 años de prisión por el homicidio a golpes del recluso Luis Fernando Preciado.
En ese lugar, sin reloj, espejos, y únicamente con lo estrictamente necesario, unas sábanas blancas, tres camisetas blancas, un jabón, una crema de dientes, un cepillo y papel y lápiz pasa sus días quien fuera uno de los hombres más cercanos a la farándula y a la criminalidad del país.
Aún se recuerda su fastuosa boda, del 28 de enero de 2012. Ese día, Sebastian Murillo Echeverry contrajo matrimonio con Vannesa Peláez Sánchez en Santafe de Antioquia. Al gran evento asistieron, según el registro gráfico, un selecto grupo de modelos amigas de la presentadora.
Cinco años después, el 27 de octubre de 2017 ante el Juzgado Noveno de Familia los esposos interpusieron una demanda de divorcio por mutuo acuerdo. Allí se acordó todo lo concerniente a la custodia y manutención de sus dos hijas menores de edad.
Para ese momento ya se habían realizado 92 audiencias ante diferentes jueces penales municipales con función de control de garantías ambulantes para bandas criminales, bacrim. Mediante estas se efectuó la legalización de interceptación de comunicaciones, búsqueda selectiva en bases de datos, control posterior, prórrogas, seguimiento y vigilancia a personas en contra de Murillo Echeverri y cinco personas más.
El 7 de febrero de 2018, la DIJIN, con orden de un juez de control de garantías, realizó una diligencia de allanamiento y la captura de “Lindolfo”. “Hermano, déjeme bañar y arreglar un poquito para la foto. A mi me conoce mucha gente y no puedo aparecer así”, fue su petición a los uniformados.
Aunque estaban divorciados legalmente, en una de las habitaciones estaba Vanessa Peláez, a quien increpó, “ya dígales, lo único que le importa a usted es su carrera”, aseveró en momentos de su aprehensión.
Según el expediente, alias “Lindolfo” o Murillo Echeverry, era el sucesor de Fredy Alonso Maura. Alias Fredy Colas, recluido en un penal de Estados Unidos por lavado de activos.
Los otros integrantes de la banda de sicarios, La Oficina, eran Martin Tamayo Cano exjefe de la Bacrim Odin Caicedo y quien para ese momento buscaba alianzas con el Clan del Golfo, que para ese momento ya tenía como jefe máximo a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, extraditado la semana pasada a Estados Unidos por narcotráfico.
También, Cristhian Duque Echeverry primo y persona de confianza del esposo de la presentadora y encargado del tráfico de armas. Junto a ellos también trabajaba Jhon Jairo Vélez, cabecilla de misma banda criminal, Odin Caicedo
Otros capturados como alias mexicano y alias viejito distribuían estupefacientes en las comunas 8, 9 y 10 de Medellín.
El director de la policía de la época, el general Jorge Nieto advirtió de la peligrosidad del exmarido de Vanessa Peláez
Alias 'Lindolfo' como jefe de La Oficina, tenía la misión de cobrar las deudas superiores a los mil millones de pesos adquiridos con otras Bacrim. Para ello les quitaba a sus víctimas casas, fincas, vehículos o joyas. Paradójicamente, no tiene propiedades a su nombre, pero está afiliado al régimen contributivo de salud.
Aunque iniciaron una defensa sin tregua, intentando desvirtuar la imputación. Dos meses después Barney Mesa López suscribió un preacuerdo con la Fiscalía y se convirtió en testigo de cargo y los delató a todos.
Finalmente el 4 de octubre de 2018, luego de un preacuerdo Sebastian Murillo Echeverry, 'Lindolfo' aceptó los cargos y fue condenado a 222 meses de prisión, 18 años y cinco meses de cárcel.
El 7 de febrero de 2018, Murillo Echeverry aceptó los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, alteración y destrucción de elementos materiales probatorios, tráfico y porte de armas de fuego, tráfico y fabricación de estupefacientes.
Su pareja, la presentadora y modelo Vanessa Peláez, tras conocerse el prontuario y condena de su esposo “Lindolfo”, argumentó no saber de sus andanzas. Continuó presentando Sábados Felices, pero al poco tiempo salió de la conducción del programa de humor.
En los últimos años volvió a las actividades sociales y se le ha visto en reuniones con otras modelos, presentadoras e influencers. Retomó la promoción de vestidos de baño y emprendimientos. Sigue su vida al cuidado de sus dos hijas. Y trata de recuperarse del lastre que le dejó un criminal conocido como 'Lindolfo', ahora, supuesto escritor en prisión.
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