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Programa de bonos alimenticios de Alcaldía de Medellín: en el ojo del huracán
Cuestionamientos a uno de los programas bandera de la administración local.
El programa de bonos alimenticios de la Alcaldía de Medellín, gestionado por la Secretaría de Inclusión Social, enfrenta críticas continuas por parte de los beneficiarios y observadores.
Este programa, destinado a proporcionar alimentos a las familias más necesitadas de la ciudad, ha sido cuestionado por varios aspectos problemáticos, que incluyen la calidad y el precio de los productos ofrecidos, así como irregularidades en la distribución de los bonos.
El valor de los bonos varía según el tamaño de la familia, con $280.000 para hogares de más de una persona y $170.000 para los unipersonales.
Estos bonos se distribuyen en la mayoría de las comunas y corregimientos de Medellín. A pesar de su amplio alcance, el programa ha sido objeto de diversas quejas.
Según informes de la Personería Distrital, evidenciados por El Colombiano, hay reportes de personas no elegibles que reciben los bonos, lo que sugiere fallas en el sistema de selección de beneficiarios. Este aspecto es crucial, ya que el programa se financia con el Presupuesto Participativo de cada comuna.
Además, se ha reportado un aumento en los precios de los alimentos cuando los beneficiarios van a reclamarlos en los supermercados asociados al programa.
Otro punto de preocupación es la proximidad de la fecha de vencimiento de los productos ofrecidos y la limitada selección de marcas, restringiendo la libertad de elección de los beneficiarios. También se han levantado quejas sobre el método de convocatoria para reclamar los bonos, que se realiza exclusivamente en línea, lo que dificulta el acceso para aquellos sin conexión a internet.
Este no es el primer año que el programa enfrenta críticas. Incidentes similares se reportaron en abril del año en curso, donde se señalaron retrasos en la entrega de los bonos, múltiples miembros de una misma familia beneficiados y direcciones incorrectas en las listas de beneficiarios.
A pesar de estos problemas, la Secretaría de Inclusión Social adjudicó nuevamente el contrato para el programa del año siguiente a la misma entidad, Corpallanos, pese a las controversias y contradicciones en el proceso de licitación, incluyendo una descalificación inicial de la empresa por presentarse con nombres diferentes en distintos lotes del contrato.
Este contexto de quejas recurrentes y cuestionamientos sobre la eficacia y equidad del programa de bonos alimenticios en Medellín plantea serias dudas sobre su gestión y ejecución, lo que exige una revisión y posible reestructuración para asegurar que cumpla su objetivo de apoyar adecuadamente a las familias más vulnerables de la ciudad.
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