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Indígenas wayuu mayores asaltantes en las vías según lo reconocen sus líderes
Antes se dedicaban a las tradiciones, ahora al hurto y otros delitos.
Autoridades administrativas, policiales, líderes indígenas y políticos, incluidos los alcaldes de Albania y Riohacha, así como la senadora Martha Peralta Epieyú, se congregaron para abordar los crecientes desafíos de seguridad en las carreteras de la región y el impacto del crimen en el desarrollo local.
Este evento, convocado por la senadora Peralta, se extendió durante todo el día y contó con la participación activa del Consejo Departamental de Palabreros.
Durante la reunión, se abordaron temas críticos como los frecuentes atracos y casos de extorsión que ocurren en puntos clave, incluido el mercado de Riohacha, descrito por algunos como un epicentro de actividades delictivas.
La senadora Peralta resaltó la urgencia de estas problemáticas y la falta de protección policial en áreas clave, exponiendo la necesidad de una intervención más decidida por parte de las fuerzas del orden.
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Nera Robles, una destacada líder política, expresó su preocupación por la implicación de miembros de la comunidad Wayuu en estos crímenes, una realidad dolorosa pero reconocida durante el encuentro.
Robles enfatizó la necesidad de incrementar la presencia policial y militar en la región para enfrentar esta situación. También mencionó la vergüenza que sienten algunas autoridades locales frente a la frecuencia de estos delitos, indicando que no todos los implicados son residentes locales, sino delincuentes de otras áreas.
Una de las propuestas más significativas discutidas fue el desarme a largo plazo dentro de la comunidad Wayuu, sugiriendo que la formación de futuros líderes y palabreros debería incluir principios de derechos humanos, reconciliación y resolución de conflictos.
Aníbal Mercado, miembro del Consejo Nacional de Palabreros, destacó la importancia de educar a los jóvenes en estos valores fundamentales, especialmente en la escuela de Policía de Uribia.
Además, la alcaldesa Nera Robles compartió su tristeza al observar que muchos jóvenes detenidos son apenas adolescentes armados, no con útiles escolares, sino con armas de fuego.
Subrayó la necesidad de redirigir a estos jóvenes hacia caminos que fomenten el bienestar en sus comunidades en lugar de la violencia.
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