La muerte de Valentina Grigoríeva fue vista por miles de personas por el video que realizaba su novio y ‘youtuber’ ruso Stanislav Teshetnikov, conocido como Reeflay.
El jóven le daba bofetadas, le tiraba del pelo, la ofendía y luego la echaba al patio de su casa, en un pueblo de Moscú, gritándole que olía mal. Grigoríeva tenía lesiones de golpes, estuvo en ropa interior en la nieve a temperaturas bajo cero. Cuando Teshetnikov la metió en casa, a rastras, no se movía. Sin embargo, los espectadores pensaron que era “teatro” para crear más expectación, según algunos de los comentarios.
El reto fue más allá y terminó con la vida de la jóven, razón por la cual Reeflay de 30 años fue detenido por la policía de Moscú acusado de “causar deliberadamente un daño grave a la salud” de la chica. Por el momento, se le han decretado dos meses de prisión preventiva.
Según el Comité de Investigación de la Dirección Regional de Moscú, Grigoríeva tenía una lesión craneoencefálica cerrada, múltiples señales de golpes y un hematoma subdural. Además, bajo la lupa está también el papel de los espectadores.
Las imágenes en directo mostraron a Teshetnikov sacudiendo a la chica inmóvil, ya dentro de la casa, haciéndole un masaje cardiaco y gritándole “Vive, vive”. Después la colocó en el sofá y se sentó ante la cámara lloriqueando y pidiendo consejos a sus seguidores.
El youtuber tenía varios miles de seguidores en su canal de YouTube, había ganado popularidad aceptando desafíos de los espectadores en ese canal y en Twitch por unos cuantos miles de rublos. En una de sus últimas retransmisiones publicitaba hacer comer basura a la joven por 3.000 rublos (unos 33 euros), otra vez fue barro, o sentarse sobre su cara por 2.000 (unos 22 euros).
