Así se hundió la Reforma Laboral del presidente Gustavo Petro en el Congreso

En un golpe significativo para el Gobierno del presidente Gustavo Petro, su ampliamente debatida Reforma Laboral no logró avanzar en el Congreso de la República. 

Tras un intento fallido de convocar un debate este martes en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, el presidente Petro reconoció públicamente que su proyecto de reforma laboral ha naufragado. Sin embargo, ¿Cuáles fueron las razones detrás de este fracaso?

La sesión de la Comisión Séptima fue programada para debatir sobre los detalles y los posibles impactos de la Reforma Laboral. A pesar de las altas expectativas, la sesión no pudo seguir adelante debido a la falta de quórum, dejando el proyecto en un estado de incertidumbre.

El mandatario Petro expresó su decepción y criticó a los poderes económicos y políticos por lo que consideró una traición a los trabajadores de la nación. "El hundimiento de la reforma laboral es muy grave. Demuestra que la voluntad de paz y de pacto social no existe en el poder económico. Los dueños del capital y de los medios lograron cooptar el Congreso en contra de la dignidad del pueblo trabajador", denunció Petro. A pesar de este contratiempo, prometió que "el gobierno del cambio no abandonará los intereses de la clase trabajadora y el trabajador".

Aunque algunos legisladores y analistas aún abrigaban la esperanza de que la reforma laboral pudiese sobrevivir, según la Ley Quinta que rige el funcionamiento del Congreso, las perspectivas son sombrías. 

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El artículo 147, que establece los requisitos para que un proyecto se convierta en ley, sugiere que el único salvavidas para este proyecto sería que hubiera sido aprobado, al menos en un primer debate, una condición que no fue cumplida.

La única luz al final del túnel para los seguidores del petrismo era la posibilidad de convocar sesiones extraordinarias para continuar con el debate. Sin embargo, prácticamente el propio presidente Petro descartó esta opción, apuntando más bien a la posibilidad de presentar el proyecto de reforma laboral nuevamente en la próxima legislatura.

Este fracaso legislativo representa un reto para el Gobierno de Petro, cuyo lema de "cambio" prometía transformaciones profundas en la estructura laboral del país. Ahora, los ojos de los ciudadanos y de la comunidad internacional estarán puestos en cómo el Gobierno responderá a este contratiempo y qué estrategias adoptará para avanzar con su agenda de reformas.

Y es que el 16 de marzo, en los pasillos del Congreso de la República de Colombia, se habló de un tema que causó revuelo en el mundo laboral del país: la presentación de la reforma laboral. 

Fue propuesta por el Ministerio de Trabajo, quien a través de la ministra Gloria Inés Ramírez, afirmó que era el resultado de un proceso concertado con distintos actores. La reforma suscitó reservas en varios gremios y sectores. Ellos arguyeron que esta iniciativa podría tener graves consecuencias en el empleo y la competitividad del país.

Mauricio Salazar, profesor e investigador del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, advirtió que hasta un 46% de la población podría verse afectada por esta reforma laboral. La incertidumbre reinó mientras los colombianos esperaron ver si esta nueva ley los beneficiaría o perjudicaría.

El Observatorio Fiscal reveló que un cuarto de la población en Colombia se encontraba en empleo informal y no cotizaba a pensiones, una cifra que alcanzaba a unos 12,25 millones de colombianos. Estos trabajadores, al llegar a su edad de jubilación, se encontrarían con que no podían pensionarse.

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Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, expresó su preocupación al afirmar que una Reforma Laboral debería tener como objetivo principal solucionar los problemas del sector que se quería cambiar, en este caso el desempleo y la informalidad. Según Cabal, estas problemáticas parecieron haber quedado fuera del foco de la reforma.

La informalidad laboral y el desempleo en Colombia fueron cuestiones sensibles que vinieron en aumento, a tal grado que parecían estar fuera de control. Cabal sostuvo que si la reforma no estaba destinada a solucionar estos problemas, su propósito perdía relevancia.

Por otro lado, Orianna Gentile, gerente de Chapman Wilches, confirmó lo expresado por Cabal, y añadió que la reforma no reflejaba la realidad del país en la medida que no apoyaba a las Mipymes, principales generadoras de empleo en Colombia. 

Según Gentile, "La reforma estaba pensada para un país con muchas empresas grandes, ese claramente no era el panorama de Colombia, donde la reforma podría poner en riesgo la capacidad de generar empleo en estas pequeñas empresas".

Para Fenalco, en su momento, una solución viable era archivar el proyecto actual y buscar uno nuevo, consensuado con todos los actores del mercado laboral, que tuviera como objetivo principal solucionar los problemas que afrontaba el país.

De acuerdo con el presidente de Fenalco, la propuesta de reforma laboral tendría un impacto especialmente negativo en el mercado de los servicios, un sector que estaba impulsando la economía nacional pero que, al mismo tiempo, casi el 98% de sus empresas eran Mipymes.

En cifras, Fenalco estimaba que las consecuencias de la reforma laboral podrían traducirse en 4 millones de desempleados un año después de que entrara en vigencia.

Por más que el gobierno lo intentó la reforma no logró las mayorías en la Comisión Séptima de la Cámara, sin duda un duro golpe para la gestión social del gobierno.

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