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Vaticano pagó en secreto el rescate de la monja colombiana Gloria Narváez
Se realizó por medio de una firma de inteligencia británica. El hecho lo confesó el cardenal Angelo Becciu en el marco de un juicio en la Santa Sede sobre presuntas irregularidades financieras.
El cardenal Angelo Becciu ha dado importantes declaración ante el Tribunal que lo juzga por irregularidades financieras en el Vaticano.
La más reciente fue la información es sobre el pago de 500.000 euros en cinco años a Cecilia Marogna, consejera del cardenal Becciu acusada de gastar gran parte de los fondos recibidos en tiendas de lujo y no en ayudar al rescate de religiosos secuestrados en África.
Uno de los religiosos era la monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, religiosa Franciscana de María Inmaculada, que había sido secuestrada en Mali en febrero de 2017 y que fue liberada en octubre de 2021.
Según Becciu, Cecilia Marogna, a quien consideraba una experta en seguridad, le recomendó acudir a una agencia británica llamada Inkerman. Así no se relacionaría al Vaticano con una empresa privada que iba a gestionar la liberación.
El cardenal asegura que el Papa Francisco le dio autorización para proceder de esta forma y le dijo expresamente que no hablara con la Gendarmería del Vaticano. También le pidió que asumiera personalmente la responsabilidad de una operación ajena a la diplomacia vaticana.
Así las cosas, la "dama del cardenal", como se la conoce a la implicada, sirvió de intermediaria entre la Santa Sede y la empresa de inteligencia británica Inkerman en los trámites para liberar a la religiosa en Mali.
El ex sustituto de la Secretaría de Estado afirma que los encuentros con la señora Marogna y con representantes de esta agencia se realizaban fuera del Vaticano para garantizar la privacidad. En su declaración ante el juez afirma que los envíos de dinero se hicieron siempre a las cuentas que indicaba Marogna para que finalizaran en Inkerman.
Durante su declaración ante el juez, el cardenal Becciu ha desvelado que su ex colaborador y el principal testigo de la acusación, monseñor Perlasca, amenazó con suicidarse en 2020. Presentó un mensaje que le envió personalmente el 3 de julio de 2020 en el que le indicaba que era la única forma de demostrar su inocencia.
Ante ese hecho, Becciu tuvo que avisar a la guardia médica, que le procuró unos sedantes, para evitar que consumara la amenaza. Becciu manifestó que tras este incidente, Perlasca cambió sus declaraciones ante el juez en el mes de agosto de ese año.
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