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Sacerdote en Brasil promueve adopción de perros durante la misa
Cada domingo, en Gravatá, los feligreses comparten la eucaristía con perros rescatados que buscan una segunda oportunidad. La iniciativa del padre João Paulo ha inspirado a toda una comunidad.

En la Parroquia de Santa Ana, en Gravatá (Brasil), el padre João Paulo Araujo Gomes ha convertido el altar en un espacio de compasión no solo para los fieles, sino también para perros en situación de abandono. Cada fin de semana, durante las misas, los canes rescatados son presentados a la comunidad con el objetivo de ser adoptados.
La dinámica es tan sencilla como poderosa: los animales conviven con los feligreses durante la eucaristía, lo que facilita que alguien se enamore de ellos y decida darles un hogar. Antes de cada presentación, el sacerdote se encarga de bañarlos, alimentarlos, llevarlos al veterinario y asegurarse de que estén en buenas condiciones de salud. En algunos casos, también se les aplica el esquema de vacunación o se les esteriliza.
El padre João Paulo es un defensor activo de los derechos de los animales. No solo les abre las puertas del templo, sino que también habilitó un comedor para perros callejeros que funciona los siete días de la semana. “Aunque no encuentren un hogar, siempre tendrán uno en mi iglesia”, afirma con convicción. “Esta es la casa de Dios, y ellos son de Dios. Nadie va a tocar a mis protegidos”.
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La iniciativa comenzó en 2019, cuando un grupo de personas llegó al templo vendiendo galletas para recaudar fondos con fines sociales. El sacerdote, conmovido, propuso entonces que la iglesia hiciera su propia obra de caridad: dar amor y refugio a los perros abandonados de la ciudad.
Desde entonces, el proyecto no ha parado de crecer. Para sumar más voluntades, el padre João Paulo también administra una cuenta en Instagram donde publica fotos de los perros, sus historias y detalles para quienes deseen adoptarlos o colaborar con la causa.
Este gesto, que une fe, compasión y acción social, ha tocado el corazón de cientos de personas y demuestra que el amor por los más vulnerables también puede predicarse desde el púlpito.
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