La muerte de Mua, una perrita avaluada en 45 millones, desata lío judicial en Medellín

Un caso inusual ha estremecido a la comunidad veterinaria y a los defensores de animales en Medellín: la muerte de Mua, una perrita de raza pomerania teacup, ha derivado en un proceso penal que compromete a una reconocida clínica veterinaria del sector de El Poblado.

Mua había llegado a Colombia en julio de 2024 procedente de Corea del Sur, tras un complejo proceso de importación gestionado por su dueña, la abogada Lina Ochoa. El valor de la mascota y su traslado superaron los 45 millones de pesos. “Era mi hija, mi único amor”, ha dicho Lina entre lágrimas, al recordar los días de felicidad que vivió con la perrita en su hogar.

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La pesadilla comenzó el pasado 6 de marzo, cuando Mua sufrió una fractura menor y fue llevada a la Clínica Veterinaria San Lucas, en Medellín. Allí fue intervenida quirúrgicamente, pero su estado de salud se deterioró rápidamente durante el proceso de recuperación. Siete días después, falleció tras presentar dificultades respiratorias, edema pulmonar y un paro cardiorrespiratorio.

Inconforme con la atención prestada, Lina Ochoa inició acciones legales. Ante la Fiscalía, denunció a varios médicos por presunto maltrato animal y falsedad en documento privado, al considerar que hubo alteraciones en la historia clínica de su mascota. Además, interpuso una queja disciplinaria contra nueve profesionales ante el Consejo Profesional de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de Colombia.

La Clínica San Lucas, por su parte, rechaza las acusaciones. Su directora, la médica veterinaria Verónica Hoyos Solís, asegura que el equipo actuó conforme a los protocolos establecidos y que han sido víctimas de acoso digital. “El caso se agravó por un cuadro respiratorio que no fue reportado antes de la intervención. Se aplicó el protocolo de reanimación, pero la paciente no respondió”, explicó.

Un informe pericial de necropsia realizado por el decano de una universidad reconocida de Medellín concluyó que Mua murió por edema pulmonar agudo y recomendó análisis adicionales para determinar con mayor certeza la causa del deceso.

Mientras el caso avanza en la Fiscalía, Lina mantiene el cuerpo de su perrita bajo refrigeración para evitar su descomposición, con la esperanza de que se haga justicia. “No quiero dinero, quiero una sanción ejemplar. No más impunidad para quienes tratan a los animales como si fueran cosas”, sentenció.

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