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Familia denuncia que guardias de Inpec mataron a interno en La Tramacua, no se suicidó
Pormenores de la situación vivida por el preso en cárcel de alta seguridad.
El reciente suceso en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, conocido como 'La Tramacúa', ha generado una profunda consternación y múltiples interrogantes sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Juan Camilo Ávila Ospino, un joven de 21 años, el viernes 2 de febrero. Este incidente ha puesto en el foco de la atención pública la seguridad y los protocolos dentro de las instalaciones carcelarias colombianas.
Según se ha informado, Ávila Ospino se encontraba cumpliendo una condena por el delito de tentativa de feminicidio y llevaba en total dos años y tres meses bajo custodia penitenciaria, distribuidos entre diferentes instalaciones, siendo 'La Tramacúa' su último lugar de reclusión desde el pasado 7 de diciembre.
La muerte, inicialmente calificada por las autoridades como un aparente suicidio, ha sido cuestionada por la madre del fallecido y otros allegados, quienes alegan que detrás del trágico desenlace se oculta un acto de violencia perpetrado por personal del instituto penitenciario.
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Lorena Ospino Narváez, madre de la víctima, ha expresado su determinación de presentar una denuncia formal contra los responsables, alegando que posee pruebas contundentes que demostrarían la implicación de funcionarios en el deceso de su hijo.
De acuerdo con su testimonio, el joven habría sido víctima de agresiones físicas que culminaron en su muerte, describiendo el acto como un homicidio encubierto por las autoridades penitenciarias.
El contexto del incidente incluye un altercado con otro recluso y una posterior discusión que llevó a Ávila Ospino a ser trasladado al área de locutorios como medida disciplinaria, donde posteriormente se le encontró sin vida.
La familia del joven ha desafiado la versión oficial de los hechos y ha señalado directamente a un guardia penitenciario, acusándolo de agredir a Ávila Ospino motivado por celos, dado que el interno mantenía comunicación clandestina con la esposa del guardia.
Además del reclamo de justicia y esclarecimiento del caso, la familia enfrenta la adversidad económica para afrontar los gastos del sepelio. Aunque la administración municipal ha ofrecido su apoyo con la provisión de una fosa, el cuerpo de Ávila Ospino aún no ha sido sepultado, aumentando el dolor y la incertidumbre que envuelve a sus seres queridos.
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