Detalles del suicidio del coronel Óscar Dávila, el oficial que trabajaba en la Presidencia de la República

Dos minutos después de estacionarse justo al frente de su casa en la calle 22 con carrera 48 en la localidad de Teusaquillo en Bogotá, el teniente coronel Oscar Davila Torres, de 42 años de edad y quien entregó más de la mitad de su vida a la Policía Nacional con 24 años de servicio, decidió quitarse la vida.

Lo hizo sentado en el puesto de copiloto en una camioneta Nissan gris, con el arma de dotación de su conductor, una pistola 9 milímetros que dejó el suboficial en su silla tras descender del vehículo para cumplir una última orden, comprar una botella de agua en la tienda más cercana. 

La ventana de muerte, es decir, la última vez que judicialmente se pudo documentar con vida al coronel fue a las 5:40 p. m. y esto se documentó a través de un video en el que se registró que el oficial ingresó al apartamento de un familiar en la carrera 8 con calle 65.

Trece minutos después, a las 5:53 p.m., salió del lugar hacia su residencia y en otra cámara de seguridad quedó registrado el paso del vehículo por Corferias a las 6:10 p. m.

Justo en ese momento, el coronel se comunicó con su esposa y le informó que iba rumbo a casa. Tres minutos después, a las 6:13 p. m., el oficial hizo otra llamada, esta vez a una periodista de la Revista Cambio.

Hacia las 6:16 p. m. se registró el paso de la camioneta frente a su lugar de residencia y allí se estacionó.

El subintendente de la Policía, Javier Galeano, quien se desempeñaba como conductor del coronel, descendió de la camioneta y se dirigió a una tienda a comprar una soda, según la solicitud que hizo el oficial.

A esa misma hora, 6:16 p. m., las cámaras de seguridad del establecimiento de comercio registraron al conductor buscando la soda.

Dos minutos después, el conductor Javier Giraldo sale de la tienda, se desplaza hacia el vehículo y observa, según su relato, al oficial quitarse la vida.

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El ente acusador, a través de un equipo multidisciplinario de 25 personas, inició la investigación de la muerte violenta del oficial, pues únicamente el equipo forense, a través de una serie de actividades científicas desplegadas, puede concluir si una muerte violenta fue producto de un homicidio o un suicidio.

El médico forense del Instituto Nacional de Medicina Legal, Javier Paredes, aseguró que al cuerpo del oficial se le practicaron todos los estudios pertinentes, desde la necropsia hasta exámenes toxicológicos y balísticos por parte de tres patólogos, tres balísticos, tres toxicólogos y dos biólogos.

En el informe de necropsia, que no es otra cosa que el análisis contextual de los hallazgos de un cuerpo, también se incluyó el protocolo de Minnesota para establecer que antes de la muerte no se hubiera producido una riña, golpes o cualquier otra característica que indique que en la escena de una muerte estuvo presente una tercera persona.

Asimismo, se acompañó con 90 fotógrafos registrando todos los hallazgos, tanto normales como anormales.

Una de estas imágenes evidencia una herida de 4.2 por 2.8 centímetros a la altura de la sien, en el lado derecho de la cabeza del oficial, es decir, la pistola de 9 milímetros fue puesta a contacto, lo que derivó en una deflagración de gases, generando una herida característica del signo de Benassi, es decir, los residuos de pólvora combustionada en la parte externa del cráneo y en los tejidos blandos, como la membrana recubierta del encéfalo, es decir, las meninges en el cerebro. Este denominado ahumamiento de Benassi fue de 7 por 4 centímetros. Este fue el orificio de entrada de la bala.

Asimismo, se hallaron salpicaduras de sangre en el dorso de la mano derecha en forma de U, en el pulgar y dorso del índice, punta del índice y dorso del medio, lo que indica que efectivamente, con su mano derecha, el oficial era diestro y empuñó su arma.

Este rastro de sangre en forma de U continuó hasta el puño de su camisa. En el cuerpo del oficial no se encontró ningún signo de riña o lucha.

Sin embargo, los forenses, en el cuerpo del Coronel Dávila, sí encontraron un hallazgo de la ansiedad y el estrés que por esos días padecía el Coronel Dávila. El informe toxicológico determinó que el oficial estaba consumiendo Alprazolam.

Este fármaco pertenece a la familia de las benzodiacepinas y se utiliza para el tratamiento de los estados de ansiedad, especialmente en las crisis de angustia, agorafobia, ataques de pánico y estrés intenso.

Se comercializa con nombre genérico o con diferentes nombres de patente dependiendo del país y es el popular Xanax, también conocido como Tafil.

“La conclusión a la que uno puede llegar como forense sin ninguna duda es que este es un caso típico de lesión por contacto con todas las características propias de un suicidio. Desde el punto de vista médico legal, fue un suicidio", señaló el médico forense.

En cuanto al análisis del cuerpo desde la órbita de la física, se hicieron otros hallazgos. Con tecnología láser, se realizó una maqueta tridimensional del lugar de los hechos.

Con este estudio se determinó que fue un único proyectil el que se usó, impactando en la parte superior del vehículo. Asimismo, se realizaron las muestras de disparo que determinaron que fue el oficial quien obturó el arma.

Es decir, tras 11 días de investigación técnica y forense, la Fiscalía determinó que el teniente coronel Dávila, de 42 años de edad y más de la mitad de su vida al servicio de la Policía Nacional, entidad en la que permaneció durante 24 años y quien se desempeñaba como coordinador anticipativo de la Presidencia de la República el pasado 9 de junio, dos minutos después de que su vehículo se estacionara al frente de su casa, se quitó la vida a las 6:18 p.m. con el arma de dotación de su conductor, el subintendente Javier Galeano”.

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