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Ryan Castro y Kevin Roldán: detalles de un pleito de dos millones de dólares entre los reguetoneros
Un litigio en los estrados que divide el género.
El pleito judicial que marcó un antes y un después en el reguetón colombiano tiene como protagonistas a Ryan Castro y Kevin Roldán, cuyo enfrentamiento se convirtió en un hito dentro de la industria musical.
Este conflicto legal, resuelto el 28 de mayo, culminó con un fallo que establece precedentes importantes para futuros casos similares en el ámbito musical, según reportó El Colombiano.
La celebración de Ryan Castro se hizo pública a través de su cuenta de Instagram, donde expresó su alivio y determinación de continuar entregando su arte a sus seguidores, a pesar de los obstáculos que enfrentó bajo el contrato que lo vinculaba a King Récords, una empresa propiedad del también artista Kevin Roldán. Castro compartió su gratitud hacia Dios y sus seguidores por el apoyo durante el complejo proceso.
La disputa central radicaba en acusaciones de incumplimiento de contrato por parte de King Récords hacia Ryan Castro, lo que llevó el caso ante el Tribunal Arbitral del Centro de Conciliación de Medellín.
El veredicto no solo reconoció a Castro como el legítimo propietario de sus obras audiovisuales y fonogramas, sino que también obligó a King Récords a compensarlo con una suma superior a los 2 millones de dólares.
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Por otro lado, Kevin Roldán expresó su descontento, insinuando que Castro había olvidado a quienes lo ayudaron en sus inicios. La relación entre ambos artistas, que inició con la firma de Castro como primer artista de King Records en 2020, se deterioró rápidamente, pese a los prometedores comienzos y el reconocimiento inicial de Roldán hacia el talento emergente de Castro, quien había comenzado su carrera cantando en autobuses urbanos.
La situación se complicó cuando los representantes legales de Castro, inicialmente reacios a involucrarse en disputas de la industria del reguetón, decidieron tomar el caso después de una serie de consultas y análisis de los contratos firmados.
Lo que se reveló fue una gestión poco transparente por parte de King Records, que había firmado un contrato de tipo 360 con Castro, controlando todos los aspectos de su carrera musical sin reportar adecuadamente los beneficios económicos generados.
A pesar de los intentos por renegociar el contrato y establecer una nueva sociedad más equitativa entre Castro y King Records, la falta de inversión continua en la carrera de Castro y las discrepancias sobre la gestión financiera llevaron a la ruptura definitiva y a las demandas legales.
La resolución del tribunal en 2023 no solo favoreció a Castro, sino que también sentó un precedente sobre la necesidad de una mayor transparencia y equidad en los contratos de la industria musical.
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