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Detalles del infame bullying al que fue sometido un niño de 12 años en el colegio Helvetia de Bogotá

El menor bajó 12 kilos, fue internado en clínica siquiátrica, su tratamiento tuvo un costo millonario y aún padece las secuelas.

Detalles del infame bullying al que fue sometido un niño de 12 años en el colegio Helvetia de Bogotá
Por Norbey Quevedo | Mié, 26/07/2023 - 15:21 Créditos: Archivo Particular

En el Colegio Helvetia, lo que debería haber sido un lugar de aprendizaje, compañerismo y crecimiento para T.B.Q., (iniciales del nombre del menor) un niño de 12 años, se convirtió en una pesadilla de acoso y maltrato. 

Desde que comenzó a sufrir de bullying durante su sexto grado en marzo de 2021, su vida cambió para siempre, y el colegio, lejos de protegerlo, se convirtió en un escenario de dolor y silencio cómplice.

Los problemas empezaron en un juego virtual por una red social donde fue agredido verbalmente por algunos de sus compañeros, quienes lo insultaban y lo señalaban con apodos humillantes. 

La situación afectó profundamente al menor , quien llegaba a casa en silencio y llorando, mostrando signos de tristeza y desinterés en el colegio. Su madre, preocupada por el bienestar de su hijo, buscó apoyo en la institución, pero su llamado de auxilio fue ignorado.

El colegio implementó el modelo educativo de alternancia, pero en lugar de protegerlo, permitió que los maltratos continuaran y se agravaran. A pesar de que su madre solicitó ayuda en varias ocasiones, los docentes y la institución no activaron ningún protocolo ni actuaron para frenar el acoso. La omisión por parte de los profesores y el colegio solo permitió que las burlas se expandieran y afectaran aún más al niño.

El bullying no solo se limitó al colegio, sino que también se extendió a la escuela de teatro musical a la que asistía, donde lo hostigaban llamándolo "gay". La situación llegó a un punto en que dejó de asistir a sus clases de teatro, reprimiendo su pasión por la música y el arte debido a la presión psicológica que sufría por parte de sus compañeros.

A medida que la situación empeoraba, la salud mental del menor se deterioraba rápidamente. Desarrolló ansiedad y depresión, y sufría de diarrea y vómitos debido al estrés que experimentaba. La falta de apoyo y comprensión por parte del colegio solo agravó su estado emocional y físico. La mamá buscó ayuda y orientación en repetidas ocasiones, pero sus llamados fueron en vano.

Incluso en las clases de fútbol, otro espacio que debería haber sido una oportunidad para la diversión y el compañerismo, fue objeto de matoneo por parte de sus compañeros y del profesor de la clase, quien le insistía en que debía ponerse en forma y entrenar más duro para ser un buen futbolista. El colegio nuevamente demostró su incapacidad para proteger al menor, permitiendo que el bullying continuara sin consecuencias para los responsables.

La madre del infante, desesperada por la situación de su hijo, buscó nuevamente ayuda en el colegio, informando sobre la pérdida significativa de peso de T.B.Q debido a las burlas sobre su aumento de peso. Sin embargo, el colegio no proporcionó ninguna ruta de protección y solo se limitó a quejarse del bajo rendimiento académico del niño.

Efectos inmediatos

En medio de la crisis, el niño se convirtió en una sombra de su ser anterior. Agresivo, distante, silencioso y de llanto fácil. Luchaba en solitario contra el acoso diario que enfrentaba en el colegio. Su amor por la música, el arte y el fútbol fue opacado por el miedo y la angustia que le provocaba la violencia verbal y física a la que estaba expuesto.

Este caso destaca la importancia de la prevención y la intervención temprana en situaciones de bullying en los colegios. El Colegio Helvetia, al no actuar y protegerlo, falló en su deber de garantizar un ambiente seguro y propicio para el aprendizaje y desarrollo de sus estudiantes. La negligencia del colegio y de sus docentes contribuyó al agravamiento de la situación y afectó profundamente la vida de un niño vulnerable, sentenció la Corte Constitucional.

El acoso continuó y el estudiante, debido a la presión y el hostigamiento, restringió su alimentación, perdiendo más de 12 kilos en solo dos meses. A pesar de las reuniones con el psicólogo del colegio y la encargada del curso, la institución no ofreció el apoyo necesario para detener la situación y evitar que el niño se atrasara académicamente.

Desesperados por encontrar ayuda para su hijo, los padres lo inscribieron en el programa Equilibrio, donde recibía apoyo psiquiátrico, psicológico y nutricional. Sin embargo, al comunicar esta situación al Colegio Helvetia, la institución no brindó el acompañamiento ni la confidencialidad necesaria para proteger al estudiante.

Su salud física y mental ya estaban en caída libre. Los compañeros continuaron acosándolo incluso en redes sociales. El hostigamiento se convirtió en ciberacoso, y T.B.Q se vio incapaz de soportar la presión, lo que resultó en una incapacidad médica y, finalmente, en un diagnóstico de depresión moderada y anorexia nerviosa.

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Colegio Helvetia

A pesar de todas las señales de alerta y las peticiones de ayuda de la familia, el Colegio Helvetia parecía no tomar en serio la gravedad de la situación. Incluso cuando el niño fue agredido físicamente al regresar a la institución después de su incapacidad, el plantel solo ofreció servicios de enfermería y no tomó acciones concretas para proteger al estudiante.

Finalmente, se realizaron varias reuniones con la dirección del colegio, donde los padres relataron la angustiosa situación de su hijo y solicitaron apoyo para que pudiera continuar sus estudios sin exponerse nuevamente al acoso. Se certificó que los hechos sucedidos se ajustaban a la definición de acoso escolar y se presentaron recomendaciones para mejorar su condición.

La hospitalización 

Como consecuencia del acoso y el deterioro de su salud mental, fue hospitalizado por desnutrición severa y trastornos de ansiedad y depresión. Los padres, en su desesperación, pidieron al colegio que garantizara que su hijo pudiera terminar sus actividades académicas desde el hospital y luego desde casa.

En acta del 18 de abril de 2022, se dejó constancia de una reunión solicitada por los padres con la rectora, el director de nivel, el sicólogo y la responsable del curso. En dicha reunión, los padres informaron que su hijo se encontraba hospitalizado, según ellos, a causa de las “burlas y maltratos que (…) se vienen afrontando desde hace tiempo” por parte de otros estudiantes. 

Luego de que los padres detallaran el hostigamiento, el colegio informó que tan pronto se les solicitó su apoyo para que el niño no se atrasara con su estudio, inmediatamente lo atendieron. Finalmente, se acordó que en el consejo pedagógico se definiría el trabajo académico que debía desarrollar, así como las demás situaciones reportadas.

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Menor fue internado en la clínica Monserrat

En el fallo se evidenció que solo hasta cuando el caso del menor se mediatizó y la opinión pública conoció lo que sucedía al interior de las aulas, el colegio envió una carta a los padres del curso 7B mostrando solidaridad con la familia  y reiterando su compromiso de promover una convivencia sana y pacífica, así como de prevenir situaciones que afecten a la comunidad. 

La institución reconoció que la pandemia del Covid-19 y la implementación de nuevas tecnologías han afectado la salud y el desarrollo de esta generación, pero aseguró que estaban tomando medidas para proteger a todos los estudiantes con el apoyo del psicólogo experto en convivencia escolar, Enrique Chaux, solicitando también el de las familias para reportar situaciones relevantes.

La accionante argumentó que la carta del colegio resultó en una revictimización de su hijo, ya que fue enviada a todo el plantel y aumentó la vulnerabilidad del menor. Además, presentó capturas de pantalla de dos correos enviados por los profesores, uno el 22 de abril y otro el 27 de abril de 2022, en los que le remitieron tareas y trabajos, y le informaron que podía contactarlos o programar reuniones virtuales en caso de tener dudas. 

La madre consideró que estos correos no fueron adecuados ni oportunos, ya que se le pidió al niño cumplir con las tareas sin recibir las debidas clases virtuales y fue presionado a entregarlas en fechas puntuales.

Además, el 28 de abril de 2022, el Comité de Convivencia del colegio se reunió para discutir la situación de acoso que sufría. En el acta de la reunión se mencionó que el acoso escolar incluía burlas por su apariencia física y por pertenecer a una escuela de teatro musical.

La rectora percibió que estas situaciones no habían sido comunicadas previamente, pero aún así se les dio credibilidad y se activaron las acciones dentro de la Ruta de Atención Integral de la Convivencia Escolar. 

El Comité sugirió medidas para proteger a los estudiantes y restablecer los derechos vulnerados, además de socializar las acciones tomadas para abordar el acoso escolar, mencionando el Programa Navegar Seguro como una herramienta útil que debía implementarse  a fondo.

El 10 de mayo de 2022, la rectora del Colegio Helvetia expresó su alegría por el regreso de T.B.Q a su casa y sugirió que se enviara un mensaje tranquilizador a los padres y compañeros del menor después de haber informado a los estudiantes de 7º grado sobre lo sucedido. 

La mamá  criticó esta sugerencia, argumentando que era responsabilidad de la institución proporcionar tranquilidad y estabilidad, al considerar  que la omisión y la inadecuada gestión del colegio agravaron la situación de su hijo, haciendo que su experiencia escolar fuera insufrible.

Sevicia escolar

El 12 de mayo de 2022, la progenitora en representación de su hijo instauró una acción de tutela en contra de la Asociación Escolar Helvetia argumentando desconocimiento de los derechos fundamentales a la vida, la dignidad, la integridad personal, la salud y la educación.
 
Un mes después, los padres decidieron cortar de raíz el problema y en consecuencia retiraron a T.B.Q del colegio al finalizar el año académico 2021-2022. Así las cosas, el menor continuó sus estudios en otra institución privada.

Ni el cambio de colegio permitió alejar al menor de sus acosadores. La madre, aterrada evidenció cómo algunos estudiantes del Colegio Helvetia se dieron a la tarea de averiguar en qué plantel había sido matriculado T.B.Q; buscaron estudiantes de esa institución y les hicieron un ofrecimiento, " una suma de dinero para que agredieran físicamente a su hijo por sapo.”indicó la madre en una de las pruebas recolectadas por el alto tribunal.

Además del costo emocional, físico, psíquico del menor, la tutela evidenció la carga económica que soportó la familia del menor para intentar reversar las consecuencias del inclemente bullying. Al expediente se aportaron facturas y recibos de  las atenciones médicas psicológicas, psiquiátricas, nutricionales, hospitalizaciones, asistencia de enfermería y medicamentos, entre otros, las cuales ascendieron a $11.400.000.

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Niños en clase

 

En consecuencia de ello, la Corte ordenó al colegio garantizar el derecho a la educación de calidad; (diseñar para el caso concreto un plan de reparación integral en aplicación del artículo 25 del Decreto 2591 de 1991, justicia y no repetición en favor del estudiante.

Adicionalmente ordenó el reembolso de las mensualidades pagadas entre enero y mayo de 2022, tiempo en el que no recibió educación de calidad, así mismo se eximió del pago por las mensualidades del restante año escolar. De la misma manera, el Colegio Helvetia deberá sufragar el costo de los tumores que aún requiere el menor en segunda lengua. También sufragar, de manera integral, los costos mensuales que han implicado desde abril de 2022 y en adelante los  futuros de T.B.Q., que permitan restablecer  las condiciones en las que se encontraba antes de los hechos constitutivos de acoso escolar.

La Corte además  conminó a la institución educativa a ofrecer excusas públicas y asumir su responsabilidad por los actos de bullying que se vienen presentando al interior de su institución, sin que para ello se mencione el nombre del niño o se realicen actos de no repetición y asunción de esta dolorosa y trágica problemática.

Justicia cojea pero llega

Inicialmente, el Juzgado 20 Civil Municipal de Ejecución de Sentencias de Bogotá rechazó la solicitud de amparo en el caso de un niño que sufrió un trastorno alimenticio debido a comentarios negativos sobre su apariencia. 

Argumentó que actualmente no hay riesgo de que continúe la vulneración, ya que se han tomado medidas, como citar al niño para ofrecerle disculpas y abrir una investigación correspondiente. Además, se implementaron programas y medidas contra el acoso escolar. Sin embargo, la decisión fue impugnada por la accionante, quien sostuvo que el daño persistía.

En segunda instancia, el Juzgado Segundo Civil del Circuito de Ejecución de Sentencias de Bogotá revocó parcialmente el fallo y concedió el amparo al derecho a la dignidad del niño. Ordenó al Colegio Helvetia tomar acciones concretas para atender el acoso escolar y garantizar la continuidad de su educación. También señaló que las pretensiones económicas debían ventilarse en un proceso civil ordinario, ya que según  el togado, la tutela no era el escenario para dirigir pretensiones económicas.

El caso llegó a la Corte Constitucional en donde fue seleccionada por la Sala Cuarta de Revisión, que constató de acuerdo a las pruebas aportadas por la madre que el Colegio Helvetia vulneró los derechos fundamentales del menor. 

Según el fallo, el colegio no garantizó adecuadamente el derecho a la vida, dignidad, integridad personal, salud y educación, en relación con el principio del interés superior del niño. Esto ocurrió porque la institución no proporcionó un acompañamiento adecuado ni activó las rutas de atención contra el acoso escolar del que fue víctima, a pesar de que la familia reportó oportunamente los hechos.

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Sesión reciente de la Corte Constitucional

Dentro del proceso se evidenciaron una serie de correos electrónicos y comunicaciones donde la madre  informó al colegio sobre los actos de acoso y maltrato que su hijo estaba experimentando, así como su diagnóstico médico, pero el colegio actuó de manera pasiva y no tomó medidas adecuadas para proteger al niño.

La Sala de Revisión consideró que el colegio no respondió de manera diligente ni activa a los indicios y pruebas contundentes que ameritaban iniciar las investigaciones por los actos de acoso escolar que padecía. Además, el colegio enmarcó las actuaciones como normales y no tomó en serio las denuncias de la madre sobre el trato humillante que estaba sufriendo el niño.

La revisión concluye que T.B.Q sí estaba siendo víctima de bullying o acoso escolar, lo cual afectó su salud y su derecho a la educación. Aunqu, " no se puede determinar que los actos de acoso fueron la única causa de sus problemas de salud, hay suficientes indicios y evidencias que indican que no ayudaron en su recuperación ni favorecieron el cumplimiento adecuado de su derecho a la educación", sentenció la Corte.

Decisión ejemplar 

En resumen, la Sala Cuarta de Revisión encontró que el Colegio Helvetia no protegió adecuadamente los derechos fundamentales del menor, al no responder de manera diligente a las denuncias de acoso escolar y no tomar medidas oportunas para prevenir y abordar la situación, lo que resultó en una vulneración de sus derechos a la vida, dignidad, integridad personal, salud y educación.
 
“Había indicios que daban cuenta del trato humillante, degradante y de revictimización que padecía el niño. El Colegio Helvetia le restó relevancia constitucional a los actos de acoso o bullying y los clasificó como simples “actos de indisciplina,” “faltas de respeto,” “actos esporádicos y no sistemáticos,” o como vicisitudes propias de su personalidad competitiva y manifestaciones de una agresión recíproca. Esta Sala resalta el suceso del yogur en el salón de clases, el cual a pesar de las alertas manifestadas por la accionante, fue catalogado arbitrariamente por el Colegio Helvetia como un momento de indisciplina consentido por el niño”, resalta la sentencia en uno de sus apartes.

La entidad también omitió valorar las pruebas contundentes que evidenciaban que el niño tenía un diagnóstico de ansiedad, depresión y anorexia nerviosa. 

Según se exhibe en el material probatorio, el Programa Equilibrio, la Clínica Monserrat y la Fundación Santafé confirmaron que el niño sufría de estos problemas debidamente diagnosticados, los cuales según el médico del Programa Equilibrio, no iban a mejorar si el niño continuaba expuesto a los hechos de violencia contra él, los cuales calificó como bullying. 

Igualmente, la accionante se encargó de informarle al Colegio Helvetia que T.B.Q debía ausentarse en la jornada de la tarde, pues debía asistir a las terapias agendadas y de las incapacidades acaecidas con motivo de sus crisis de ansiedad.

La Sala Cuarta de Revisión de la Corte Constitucional determinó que el Colegio Helvetia vulneró los derechos fundamentales del estudiante de la institución, al no garantizarle un acompañamiento adecuado y no activar las rutas de atención necesarias para enfrentar el acoso escolar del que fue víctima. El fallo sostiene que se vulneraron los derechos a la vida, la dignidad, la integridad personal, la salud y la educación del joven, en conexión con el principio del interés superior del niño.

Aspectos clave

 

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Colegio Helvetia en otro plano

 

En respuesta a las medidas adoptadas por el Colegio Helvetia tras el fallo, se destaca el fortalecimiento del programa "Navegar seguro," la contratación de un psicólogo especializado, la instalación de una mesa de diálogo y la implementación de una línea de atención vía WhatsApp. 

Sin embargo, la Corte advierte que estas acciones deben ser aún más integrales y efectivas, incluyendo capacitación adecuada para el personal docente y una oferta educativa virtual más eficiente para aquellos estudiantes que no pueden asistir a clases presenciales.

Una sentencia ejemplar que pone en cintura a la instituciones educativas de cara a uno de los peores males académicos de los últimos tiempos el indolente bullying.

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