El Covid-19 sigue doblegando al mundo. Europa atraviesa una segunda ola que amenaza con confinar a sus habitantes. Mandatarios en la lona por cuenta del manejo de una pandemia que no tiene cura ni vacuna. Pero en la otra orilla de esta realidad está Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda a la que sus decisiones frente al virus la convirtieron en una figura mundial y le garantizaron su reelección con una contundente mayoría. La comunicación fue su estrategia.
Un día después de que Ardern de 40 años lograra una mayoría absoluta que no se había registrado en cinco décadas, una de las revistas científicas más importantes del mundo, The Lancet publicó la hazaña de Nueva Zelanda frente al Covid-19. Este es un país de casi cinco millones de habitantes ubicado en Oceanía.
Con el 49% de su Partido Laboralista frente al 17% de su rival el Partido Nacional, de ideología conservadora, Ardern arrasó en su reelección. Incluso, esta fue celebrada a través de la red social Twitter por peronajes de la talla de Bárbara Streisand y Dalai Lama.
Pero el principal premio es el reconocimiento mundial del manejo de la pandemia por parte de la ciencia. “Covid-19 en Nueva Zelanda y el impacto de la respuesta nacional: un estudio epidemiológico descriptivo” tituló la revista científica.
El informe inicia enumerando las acciones que han implementado los países para controlar el virus en un escenario en donde no existe vacuna ni un tratamiento reconocido, es decir, son las medidas adoptadas por los gobiernos, el único método de control con distintos objetivos.
La gran mayoría enfocó su estrategia en evitar el colapso de sus sistemas de salud, otros suprimir la incidencia a cero y mantenerla y esta precisamente fue la decisión de Nueva Zelanda.
Sarah Jefferies y sus homólogos analizaron y describieron para la publicación científica el impacto de las descosiones adoptadas por ese país para enfrentar la pandemia.
Para este propósito analizó las características de 1503 casos probables y confirmados por laboratorio y el listado de todos los pacientes a los que se les realizó el test de Covid-19 entre el 2 de febrero y el 13 de mayo.
El estudio publicado demostró que las cadenas de transmisión del virus se habían iniciado con personas jóvenes que importaron los casos 575 exactamente. Luego, 459 casos fueron relacionados con dicha importación y llegaron a los sitios más vulnerables del país.
En cuanto a los casos locales, la publicación de Lancet advierte que eran más antiguos, su procedencia era de entornos socioeconómicos más bajos, “y tenían más probabilidades de estar asociados con resultados graves que los casos importados”.
Las cadenas de transmisión del virus se propagaron por el país, principalmente en áreas turísticas populares, y en los denominados grandes eventos de transmisión como bodas.
Desde la óptica científica esto fue lo que logró Nueva Zelanda. Identificó las cadenas de transmisión antes de que se extendiera a poblaciones vulnerables, detectando nuevas importaciones, búsqueda de cadenas de transmisión mediante pruebas generalizadas, rastreo de contactos, aislamiento de nuevos casos y cuarentena de los contactos.
A finales de abril, según Jefferies en The Lancet, el tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la notificación se redujo. “Las personas se aislaron un promedio de 2.7 días antes del inicio de la enfermedad”.
La prontitud del aislamiento de estos casos generó la reducción del riesgo de propagación. Uno de los grandes éxitos de Ardern fue que actuó con prontitud de manera estricta cuando el número de casos era bajo lo que a su vez derivó en que las medidas severas no se extendieran en el tiempo con las consecuencias que ha visto gran parte del mundo.
“Los bloqueos de larga duración causan importantes trastornos económicos, deterioro de salud mental de la población, reduciendo el cumplimiento de la población”, destaca la revista.
Otro de los temas clave en el éxito de la estrategia de Jacinda Ardern que la llevaron a la reelección fue su aplaudida estrategia de comunicación.
Los médicos Jin Rusell, pediatra candidata a doctor en epidemiologia y Eric Topol, un reconocido cardiólogo, génetista e investigador en medicina digital evidenciaron que el milagro neozelandés fue una mezcla de ciencia y comunicación estratégica.
Apenas inició la pandemia, la directora de Salud del país, Ashley Bloomfield realizaba la actualización diaria de casos a la 1:00 p.m. Dicha actualización se hacía en vivo y a esta asistían reporteros y periodistas quienes al poder preguntar e interactuar con la primera ministra Ardern y su equipo científico generó confianza en el público y seriedad en la información.
Uno de los expertos que realizó este análisis destacó, “el comportamiento educado y humilde de la directora de salud Bloomfield, así como el dominio de hasta los más mínimos detalles, generó confianza en el público”.
En cuanto a la mandataria Ardern fue calificada como una gran comunicadora. Apenas iniciaba la actualización diaria ella explicaba cuál era el propósito del país y que querían lograr con cada medida implementada. Jhon Key, uno de los oponentes políticos de Ardern y quien fuera primer ministro denominó la estrategia de Ardern como “impecable”.
Una de las alocuciones más destacadas, recordadas y aplaudidas de Ardern fue la del 23 de marzo cuando le anunció a su país que entraría en confinamiento durante cuatro semanas.
Luego de un insípido saludo Ardern le comunico al país que el gabinete se había reunido en la mañana para discutir las acciones en la lucha contra el Covid-19. En seguida, advirtió que Nueva Zelanda se enfrentaba al igual que el resto del mundo al impacto devastador del virus. Sin embargo, en adelante su intervención hizo énfasis en la necesidad de actuar con disciplina y prontitud.
“(...) mediante la acción decisiva y el trabajo conjunto, tenemos una pequeña ventana para adelantarnos. (...) también dije que todos deberíamos estar preparados para actuar con rapidez. Ahora es el momento de poner el práctica nuestros planes”, indicó Ardern mostrando la realidad del virus, los efectos que podría traer, con claridad, sin eufemismos ni tonos tranquilizadores.
Hablar con la verdad, fue un factor determinante. En aquella alocución la mandataria aseguró que ese día se habían confirmado 36 nuevos casos, que la mayoría estaban relacionados con viajes al exterior pero que existían dos casos en los que no se había podido encontrar cómo se contagiaron.
Ardern advirtió que si la transmisión comunitaria del virus avanzaba en Nueva Zelanda, el número de casos se duplicaría cada cinco días. De suceder, el sistema de salud colapsaría y decenas de miles de neozelandeses moririan.
“No hay una manera fácil de decir eso, pero es la realidad que hemos visto en el extranjero y la posibilidad que debemos enfrentar ahora acá. (...) en este momento tenemos una ventana, una oportunidad de romper la cadena de transmisión comunitaria, contener el virus, detener su multiplicación y proteger a los neozelandeses de lo peor”.
También creó un sistema de alerta de cuatro niveles. Estos se enviaron a los hogares mediante un mensaje para pegar en la nevera. Cuando los niveles aumentaban se enviaba otro mensaje a los teléfonos móviles firmado por la Defensa Civil.
Se ideó además una aplicación para los trabajadores de la salud, así como puntos de atención para atender el agotamiento de estos funcionarios y sus necesidades. En el mismo sentido se diseñó un tablero de vigilancia nacional creado por los científicos neozelandeses.
La microbióloga Sioixsie Wiles de la Universidad de Auckland y hasta el director y creador del medio Spinofftv, lograron comunicar aspectos científicos del Covid-19 a través de ilustraciones y cartoons que incluían la imagen de Ardern en dibujos animados.
“Fue fundamental para elevar la comprensión científica del virus por parte del público y los medios de comunicación al nivel que pudimos tener informes, preguntas y debates bastantes buenos”, indicó el médico experto en comunicaciones.
Recientemente, lograron eliminar un brote de Covid-19 en una ciudad densa como Auckland. No fue necesario ordenar una cuarentena nacional, solo duraron tres semanas en el nivel tres de alerta, ahora están en el nivel más bajo.
Aunque Jacinda Ardern había cosechado grandes éxitos desde que trabajó como asesora política del primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, luego fue elegida presidente de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, más tarde subdirectora del Partido Laboralista y luego al ser elegida primera ministra de Nueva Zelanda se convirtió en la jefe de gobierno más joven del mundo con 37 años, pasará a la historia como la mandataria más eficaz en el manejo de la pandemia que cambio al mundo.