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Cerebro de desfalco a la Dian principal testigo en fuga de Aída Merlano

Blanca Jazmín Becerra, condenada jefe del cartel de las devoluciones del IVA, delata a la excongresista y entrega detalles clave de la fuga. Aparecen nuevos nombres como supuestos cómplices. Giro inesperado en el caso.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

Hace dos semanas, el patio ocho de funcionarias públicas de la Reclusión de Mujeres El Buen Pastor, se convirtió en un ring de boxeo. Blanca Jazmín Becerra, exfuncionaria de la Dian, condenada a 26 años de prisión por liderar el cartel de las devoluciones del IVA se fue a los golpes con Aída Merlano Rebolledo, la exsenadora condenada a 15 años de cárcel por delitos electorales. 

De las palabras pasaron a las manos y desde entonces una pelea quedó cazada. Merlano se fugó 10 días después de aquel episodio y hoy Becerra es la principal testigo de la Fiscalía en contra de la excongresista. Una investigación que realiza el ente acusador por la evasión cinematográfica que realizó Merlano deslizándose por una cuerda desde la ventana de un centro médico al norte de Bogotá y que tiene a su hija Aída Victoria Merlano y al odontólogo Javier Guillermo Cely Barajas con imputación de cargos.   

Blanca Jazmín Becerra también señaló a las amigas de prisión de Merlano como posibles cómplices de la fuga. En concreto, a la exfiscal de la Unidad de Derechos Humanos y DIH Tatiana Oliveros Gutierrez condenada a 21 años de prisión por vínculos con paramilitares y a Margarita Díaz Martínez, la exjuez de Ejecución de Penas del Meta, señalada de conceder el beneficio de prisión domiciliaria a narcotraficantes a cambio de dinero. 



 

Durante ocho años Becerra fue la interna más poderosa de la Reclusión de Mujeres de Bogotá, El Buen Pastor. Según versiones entregadas a la Agencia de Periodismo Investigativo, API, por internas y pospenadas, con su dinero y poder logró el respeto de sus compañeras de infortunio y de la guardia penitenciaria. Fue la consentida del centro de reclusión hasta el pasado mes de marzo cuando al patio ocho de funcionarias públicas llegó Aída Merlano Rebolledo, la exsenadora del Partido Conservador que para entonces era acusada de comprar votos en la Costa Atlántica y de traficar con armas de fuego, entre otros delitos. 

Merlano fue recluida en este pabellón por una sencilla razón; las mujeres congresistas o altas funcionarias del Estado que tienen fuero constitucional no tienen un pabellón especial construido para ellas y con un reglamento especial como si lo tienen los hombres del pabellón Ere Sur de la La Picota. 

Aída reseña


Excongresistas, exgobernadores y exministros recluidos por corrupción o parapolitica que purgan sus penas en la denominada “Villa Piqui”. Un pabellón de 32 habitaciones provistas de baño privado, televisor, computador, chef y hasta área de masajes. Un asunto del que en su momento se quejó la excongresista Yidis Medina, el trato desigual entre iguales.

En el caso de las mujeres lo más parecido al lugar de reclusión de los hombres aforados es el patio ocho. En este sitio, le fue asignada la celda dos del pasillo tres a Aída Merlano. Desde su llegada pasó a ser la consentida de la prisión. Tenía una celda para ella sola, una nevera, frutas frescas, enlatados y alimentos de despensa. Sus hijos, cada ocho días le llevaban comida costeña que ella hacía rendir durante la semana.



 

Pero los privilegios de Merlano generaron inconformidades y reclamos. Versiones indican que la rencilla entre las dos  mujeres se inició en el mes de mayo cuando la guardia del penal sorprendió a Aída Merlano con un elemento prohibido, un teléfono celular.

A pesar de que la excongresista intentó aliviar la situación, en su contra se abrió un proceso disciplinario por tenencia de elemento prohibido que según la ley 65 de 1993 genera una sanción disciplinaria. Merlano siempre creyó que Becerra fue la interna que la delató.

Animadversión entre las dos que estalló el viernes 21 de septiembre. Becerra aseguró que Merlano le había montado guardia en uno de los pasillos, “cuando voy entrando me agrede verbalmente lanzando innumerables palabras soeces” indicó Becerra en una declaración que se hizo pública.

Cartilla biográfica Aida Merlano


La exfuncionaria de la Dian advirtió que el problema se inició porque Merlano le reclamó por haber llamado a una guardiana del Inpec. Indicó que la exsenadora le gritó que ella siempre estaba en su contra.

“Responde parándose de la silla, tomándome del cuello con las dos manos y quitándome la respiración” afirmó Becerra, quien por esos días manifestó que denunciaría a la exsenadora por tentativa de homicidio. La rivalidad de las dos no tuvo vuelta atrás y pasó a manejarse nuevamente tras las rejas hasta el pasado primero de octubre cuando Merlano se fugó.

La evasión de la exsenadora calentó los ánimos de la Reclusión de Mujeres y especialmente del patio ocho. Pues en el mundo carcelario se sabe que cuando un interno se fuga las consecuencias la pagan los demás internos. “El que se fuga de una cárcel no sabe el mal que le hace a sus excompañeros. La presión aumenta, el ingreso de celulares, elementos de aseo y marihuana para relajarnos se encarece, es decir se nos “calienta” el parche y las “vueltas se elevan” le afirmó a API una interna.

Y así está el patio ocho de El Buen Pastor, desde la fuga de Merlano, un territorio hostil. Hasta allá llegó un policía judicial a cargo de la investigación de campo por la evasión de Aida Merlano. Una de las internas que declaró fue Blanca Jazmín Becerra. 

La exfuncionaria de la Dian entregó detalles que sorprendieron al investigador del caso. “El sábado 28 de septiembre del presente año se realizó una visita al patio ocho del señor Jacob Manuel Vargas Silvera, antiguo compañero sentimental de Aida Merlano. Él no aparece en el visitor (la lista de 10 personas que inscribe un interno autorizados para visitarlos) de ella por motivos que desconozco. Lo que sí sé es que aparece en el visitor de Margarita Díaz Martínez. Pero lógicamente visitaba era a Aída Merlano” indicó Becerra en su declaración.

Ella, quien está a dos meses de recobrar su libertad, también declaró que Vargas Silvera, sacó ese sábado la mayoría de objetos personales de Aída, como si la exsenadora hubiera estado próxima a ser excarcelada. “Eso se puede verificar con las cámaras de seguridad. Ese día ella no tuvo más visitas, únicamente recibió la de él” indicó Becerra.

Pero este no fue el único detalle que le entregó la reclusa al funcionario de policía judicial. Afirmó que le pareció extraño que el domingo anterior a la fuga Aída Merlano no hubiera recibido visitas, pues desde que está en prisión siempre la visitan tres amigas. Una de apellido Monroy, Sonia León y otra de nombre Anita. “Además los hijos siempre solían traerle comida típica de la costa para los ocho días, pero ese día no hubo ese tipo de comida y ella (Aída) comió en el rancho, cosa que nunca hacía”. 

En su testimonio Becerra insistió en el detalle de la celda. Indicó que esta prácticamente quedó desocupada y que incluso los muebles de Merlano aparecieron el día de la fuga en la celda tres que ocupaban las amigas de Merlano, la exfiscal Oliveros y la exjuez Díaz.

“Existía una hamaca que utilizaba, de la cual se tiene conocimiento por parte de la guardia que era un elemento muy importante para ella. Anoche Aída pasó a mi celda y me pidió champú para el cabello y unos tampones. Le preguntó a mi compañera de celda, Margarita Vega, si ella sabía hacer trenzas. Se me hizo raro porque esta mañana ella tenía el cabello recogido. En la costa le dicen vuelta, totalmente agarrado con ganchos y tenía jean azul y camisa blanca”, relató Becerra.

Adicionalmente, la exfuncionaria de la Dian, le informó al investigador que ella advirtió los movimientos que a su juicio eran extraños por parte de Aída Merlano, pero que nadie le prestó atención. Confirmó que su trabajo como anunciadora de las llamadas a las reclusas y con el cual redime pena desde hace cinco años le permitió conocer esos pormenores.

Internas


Uno de estos fue una llamada que supuestamente realizó la interna Tatiana Oliveros Gutierrez. El martes primero de octubre, el día de la fuga de Merlano, faltando 15 minutos para las 9:00 a.m. Según la versión de Becerra, Oliveros tomó el teléfono que está empotrado en la pared, y que solo permite la salida de llamadas. Un hecho que llamó su atención, pues la interna tiene celular y nunca utiliza los teléfonos del penal.

“Llamó a Fabián Andrés, su hijo y le manifestó claramente que ya le habían consignado la suma de $10 millones al número de cédula, que le realice la entrega a la guardiana. Escuché muy de cerca, porque yo estaba en la cocina y este teléfono queda más o menos a 50 centímetros. Yo me grabé en la memoria y posteriormente lo escribí en el papelito que le entregué a la guardiana Kimberly”.

Sin embargo, en la declaración de la interna no quedó claro si a una guardiana del Inpec se le entregó un papel con esta información o lo que se le entregó fue los $10 millones. Sobre este punto las autoridades están indagando más.

Becerra continuó su relato afirmando que minutos después entró una llamada al teléfono que solo permite recepcionarlas. “Nuevamente era el hijo de Tatiana Oliveros, ella le manifestaba que no se preocupara que no iba a pasar nada, que era solo llevar la cuerda, que eso no tenía ningún problema. Hoy Tatiana estuvo muy pendiente del teléfono y no dejaba contestar a nadie”.

Al ser indagada sobre cómo se enteró de la fuga de su excompañera de patio, Aída Merlano, respondió que eran las 3:45 p.m y ella estaba en la celda con su compañera Margarita Vega, veían el programa “Lo sé todo” del Canal Uno. De repente ingresó una cabo de la guardia del Inpec y les preguntó si ya sabían lo que había ocurrido. Al responderle que no, la guardiana les informó que Aída Merlano se va había volado. De inmediato les preguntó si tenían algún teléfono de un familiar y Becerra manifestó que solo tenía el de Anita, una de las amigas.

Fuga


Una hora después y cuando la fuga de Merlano se regó como espuma dentro del penal. Un extra informativo del Canal Uno llamó la atención de la exfuncionaria de la Dian. Le dijo al investigador que en el video revelado en el noticiero reconoció a dos personas.

“En la escena aparece una mujer de chaqueta azul, al parecer con una peluca, la cual en el momento que se cae Aída de la cuerda, la toma de la mano, la lleva hacia la moto y le hace entrega de algo que ella mete dentro del pecho. Ella tiene la contextura física y la forma de caminar de Sonia León, la pude reconocer yo y otras compañeras que vieron la noticia”.

Blanca Jazmín Becerra también reconoció al conductor de la moto, el supuesto Rappitendero. En su declaración afirmó que el hombre tiene la misma contextura física de la persona que la visitó el sábado, Jacob el supuesto excompañero sentimental de Aida Merlano.

Al preguntarle a la interna si el día de la fuga Aída Merlano había hablado con alguien, aseguró que hacía las 10:00 am, momentos antes que la sacaran a la remisión médica, habló con su hija Aída Victoria y le dijo que, “si ya había recogido el dinero, en ese momento ya la iban a sacar y colgó”.

Otro nombre que reveló Becerra es el de Auli Guerrero, alias Valentina, quien se encuentra en detención domiciliaria en San Andrés. Según su versión, el día anterior a la fuga, Aída Merlano, Margarita Díaz y Tatiana Oliveros hablaron con la mujer y le preguntaron si todo estaba listo.

Reseñas internas


Minutos antes de finalizar la entrevista, Becerra quiso dejar constancia que la fuga de Merlano estaba planeada con anterioridad y que en muchas ocasiones lo advirtió a la guardia y directivas del penal pero no fue escuchada. Denunció que a su juicio, Merlano tenía demasiados beneficios en el penal, evidenció que tenía una celda para ella sola, pero que desde el sábado anterior a la fuga, la exsenadora ya no dormía en la celda tres porque ese día sacó las cobijas y la lencería.

De igual forma, sorprendió al investigador asegurando que quería dejar una última constancia. Aseguró que las internas Tatiana Oliveros y Margarita Díaz, de quienes manifestó son amigas íntimas de Aída Merlano, el día de la fuga hacia las 6:30 p.m, según ella amenazaron a las reclusas Dora Sánchez y Eva Carrascal y a las demás internas del patio. “Aída tenía intervenidos los teléfonos de acá y ella se enteraba de todo lo que estábamos (…) las cosas con ella no eran de denuncias en la Fiscalía si no que las trataba de otra manera y que era mejor que no nos arrimáramos a la candela”. 

Por último, antes de firmar su declaración, Blanca Jazmin Becerra solicitó que la policía tomara medidas que garantizaran su vida e integridad personal, pues las amigas de Merlano continuaban internas en el mismo patio y tenían el apoyo económico de la excongresista. “Además su prontuario es demasiado delicado y está en juego la integridad de nosotras que llevamos más de ocho años privadas de la libertad y nunca hemos tenido problemas”.

Las dos mujeres, que según Becerra, se trata de las mejores amigas de Merlano en prisión, son una exfiscal y una exjuez que supuestamente ayudaron a la exsenadora con su fuga. La primera es Tatiana Oliveros Gutierrez quien hasta noviembre de 2012 se desempeñó como fiscal de la Unidad de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario en el Huila.

La otrora destacada funcionaria judicial fue capturada por integrantes del CTI hace seis años en el quinto piso del Palacio de Justicia acusada de modificar y desaparecer documentos que comprometían a Daniel Alejandro Serna, alias Keneth, jefe del frente “Héroes del Yarí” de las Farc y de la banda criminal ‘Los Paisas’ que operaba al servicio de Diego Fernando Murillo Bejarano alias ‘Don Berna’. 

Tatiana Oliveros

El pasado 5 de septiembre el juez Quinto de Ejecución de Penas de Bogotá le negó el beneficio administrativo de salida de hasta 72 horas que contempla la ley para los internos que han cumplido la tercera parte de la condena.

La otra reclusa mencionada por Becerra es Margarita Diaz Martínez una ex secretaria de un juzgado de familia que mediante una maniobra administrativa terminó encargada de un juzgado de Ejecución de Penas en el Meta y que en julio de 2017 fue señalada por la Fiscalía de haber otorgado prisión domiciliaria a Ángel Humberto Espitia, un narcotraficante condenado a 11 años de prisión.

“El que quiere vivir bien paga bien. Si da los 30 millones, bien; es un permiso nacional, y por eso cobra” dijo la ex funcionaria en una de las grabaciones de la Fiscalía y en la cual salpicó en su momento a jueces, fiscales, abogados, funcionarios del Inpec y tres magistrados del Tribunal Superior de Villavicencio. 

Para los expertos en materia penal la declaración de Becerra tiene dos dificultades. La primera es la enemistad pública que ella tenía con Merlano y la segunda es que no entienden por qué la investigación del ente acusador no se encaminó a establecer la responsabilidad de las personas señaladas por la exfuncionaria de la Dian como presuntos cómplices de la fuga y en cambio se direccionó el esfuerzo a la captura e imputación de su hija. 

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