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Acusado por crimen de porrista de Millonarios a un paso de la absolución

Este viernes se conocerá sentido de fallo contra Hugo Alejando Zabaleta procesado por el asesinato de la joven Luisa Fernanda Ovalle. Todo conduce a su inocencia, avalada por la Procuraduría y las frágiles pruebas de la Fiscalía. Cuarto caso relevante que pierde el ente acusador en el último mes.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

Luego de la reciente absolución, en diversos procesos, de los hermanos Francisco y Catalina Uribe Noguera; de Luis Alfonso Hoyos asesor de la campaña de Óscar Iván Zuluaga, y del coronel de la Policía, Gustavo Chavarrro, se avecina un nuevo golpe judicial para la Fiscalía; la declaración de inocencia de Hugo Alejandro Zabaleta, el tatuador de 31 años acusado de asesinar a Luisa Fernanda Ovalle.

Un mediático proceso que se originó el 30 de noviembre de 2013, luego que la porrista falleciera al recibir seis heridas con un cuchillo. Lo cierto, es con el paso del tiempo, cinco años después de iniciado el caso en los estrados la solidez probatoria flaquea.

De hecho, la que es considerada por la Fiscalía como prueba reina, la declaración de un testigo clave se ha ido desvaneciendo y está a punto de entrar en la lista de falsos testigos de la justicia. Así las cosas, este miércoles se dará a conocer el sentido del fallo y todo indica que será absolutorio.

No solo la defensa de Hugo Alejandro Zabaleta Sossa pidió su absolución, también la Procuraduría. A su juicio, la Fiscalía no solo no logró probar la responsabilidad de Zabaleta en el crimen sino que su el testigo estrella Juan Gabriel Villabón dejó más dudas que certezas sobre la veracidad de su testimonio. Por ello, con los días ha tomado fuerza la versión que se trata de un falso testigo.

La calle 7 con carrera 73 b en el parque Rincón de los Ángeles al occidente de Bogotá fue la escena del crimen. Una mancha roja en el pasto, una chaqueta azul cerca a un poste de energía y un cuchillo de cacha en madera enterrado en la gramilla, son los elementos clave del caso.

Luisa

La joven porrista recibió seis heridas. Una en el lado izquierdo del pecho, otra entre el hombro y el pecho, una más en el flanco derecho, es decir, debajo de las costillas. Y una mas que resultó mortal, la de la mano izquierda a la altura de la muñeca. Al intentar defenderse, cubriéndose con el brazo el asesino con el cuchillo cortó la vena que lleva sangre al pulmón provocando una falla respiratoria que apagó la vida de Luisa Fernanda Ovalle.

En 30 imágenes forenses se fijaron las heridas de Luisa Fernanda Ovalle, quien a pesar de esfuerzo médico falleció en la Clínica de Occidente. Dialogando desde la ciencia con los rastros de un atroz crimen, investigadores, peritos y forenses intentaron armar un rompecabezas para dar con el asesino.

Pero esta vez las pruebas poco le relevaron a los investigadores. El torrencial aguacero que sacudió a la ciudad la noche del 30 de noviembre, arrastró con todo, incluso hasta con la evidencia. Es así como el caso se construyó a partir de los testimonios de quienes estuvieron en el lugar y de quien aseguró verlo todo.

El testimonio de Juan Gabriel Villabon Guarnizo apareció en la primera audiencia del juicio en contra de Hugo Zabaleta, cinco años después del homicidio. Un dictamen psiquiátrico realizado por Ángela Teresa García del Instituto de Medicina Legal, determinó que tenía capacidad para declarar si las preguntas se le hacían en un lenguaje claro, sencillo y sin metáforas, pues Villabon tiene una discapacidad intelectual, padece dislalia, es decir, hablar despacio y no puede pronunciar bien las palabras. Él es el testigo estrella de la Fiscalía y quien después de un lustro de impunidad aseguró haber visto, “quien mató a la muchacha de Millonarios”

Su relato hasta el momento solo ha sido creíble para la fiscal del caso y el abogado de víctimas. Pero no para la delegada del Ministerio Público y para la defensa de Zabaleta. Argumentan que el testimonio de Villabona es coherente pero si se analiza aisladamente, diferente a ser cierto, pues a su juicio las pruebas y los testimonios de otras personas que estuvieron en el lugar dejan sin piso las afirmaciones de este testigo al que la justicia le pagó $10 millones. Aunque la Fiscalía defiende el hecho con el argumento que en Colombia las recompensas no están prohibidas.

El testigo Villabona le contó a la juez que aquel 30 de noviembre salió de trabajar hacia las 4:00 p.m, “ese día estaba feliz, no estaba amargado”. Tomó entre 10 y 11 cervezas pero no estaba borracho, porque para emborracharse según su relato necesita entre 20 y 22 cervezas. Y ese día eso no ocurrió, pues cuando se pasa de tragos le duele la cabeza y no se acuerda de nada.

Entregó otros detalles. Que las cervezas se las tomó en un bar ubicado al frente de un parque y que salió del establecimiento cuando sintió deseos de hacer sus necesidades pero los baños del sitio estaban ocupados. Dijo que vio a una muchacho forcejeando con una jovencita a la que le gritaba “perra” mientras se defendía ella “llamaba a su mamá, llevándolo de un punto uno a un punto dos cerca de una caneca sin luz”. También manifestó que el atacante y la joven tenían una mano entrelazada y que luego vio cómo el hombre la apuñaleó tres veces en el estómago.

Porristas

Finalmente afirmó que después de ver la escena caminó por el caño, regresó al bar donde estaba pidió otra cerveza y un cigarrillo Mustang. Villabona también afirmó en juicio, que 30 minutos después del crimen, Zabaleta llegó vistiendo un chaleco rojo a un bar llamado Susana ubicado al lado de donde él estaba, y pidió una cerveza Póker. Decidió pagar la cuenta e irse para su casa.

Sin embargo, al confrontar este testimonio con las demás pruebas y testigos, éste resultó siendo por lo menos extraño. Jhon Edinson Santamaria, otro testigo, señaló que ese día hacia las 8:00 p.m. estaba viendo un partido de fútbol cuando escuchó un grito de auxilio y los gritos de los vecinos que decían “suéltela, suéltela”, se acercó a la ventana y vio a un hombre haciendo dos o tres lances sobre la espalda de una mujer, que sujetó el bolso con las dos manos mientras el atacante lo halaba con una mano.

Santamaria afirmó que bajó corriendo, le quitó el bastón de mando al celador de su edificio y buscó al atacante y a la víctima que había visto desde su ventana, pero ya no estaban. Una persona le indicó dónde estaba la mujer, a 15 metros de distancia, era Luisa Fernanda Ovalle, le indicó que estuviera tranquila pues ella intentaba hablar. Vio al agresor sin capucha y medía como 1.80 cm estatura. Dijo que el ataque ocurrió en la mitad del puente peatonal. 

Fernando Sastoque Gracia, otro testigo, le indicó a la juez que estaba en su apartamento ubicado en un segundo piso, viendo un partido de fútbol. Al igual que Santamaría narró que escuchó gritos de auxilio de los vecinos “suéltela, suéltela”. Al asomarse a su ventana vio a un hombre y una mujer forcejeando en las escalerillas del parque. El hombre corrió hacia la izquierda, La mujer dio dos pasos y cayó. Cuando llegó al parque vio a una mujer joven a la que ya estaban auxiliando.

 

zabaleta

Este testigo aportó detalles adicionales. Los vecinos que ya estaban auxiliando a la joven iluminaban el sitio con las linternas de sus celulares, “estaba lloviendo y la noche estaba muy oscura”. Cómo no llegó pronto la ambulancia, pararon un taxi y subieron a la joven herida. Cree que eran las 7:30 p.m 

Quizás uno de los testimonios más contundentes por la proximidad a los hechos fue el que entregó Leidy Maritza Vargas Rodríguez. Ella narró que esa noche llevaba a su hija de la mano cuando vio a un hombre que salió, “de la nada” desde la avenida, escuchó un grito y luego vio a Luisa Fernanda forcejear, un hombre le halaba el bolso mientras que la joven oponía resistencia.

Rodríguez junto con su hija, corrieron hacia un conjunto de casas para pedir ayuda. Justamente, de ahí salió un hombre que gritaba “suéltela”. El agresor corrió hacia la avenida principal, la jovencita dio dos pasos y se desgonzó. En su testimonio contó que se acercaron dos mujeres que dijeron ser enfermeras pero no hicieron nada. Decidió entonces tomar un taxi junto con su hija y llevar a la joven herida hasta la clínica occidente. 

En el taxi, Luisa Fernanda intentó hablar, pero no pudo. La joven herida, aún se aferraba a su bolso. En la clínica que tenía unos celulares marca LG y un pocillo de Millonarios, además de otras pertenencias.

hinchada


Leidy Maritza quien intentó salvarle la vida a Luisa Fernanda trasladándola hasta la clínica indicó el lugar donde vio el ataque, “pasando por el caño en la mitad de los dos conjuntos hay una escalerilla donde uno sube, ese día llovía. Hay muchos árboles, se imagina que de ahí salió el agresor” indicó la delegada del ministerio Público quien pidió la absolución de Zabaleta. 

Otros tres testigos coincidieron con la versión de los demás. El agresor corrió hacia la izquierda, vieron a un hombre y una mujer forcejear por un bolso y todos escucharon los gritos de los vecinos pidiéndole al atacante que la soltara. El único relato que no coincide con el de los demás es el realizado por el testigo estrella de la Fiscalía, Villabona.

Advierte el ministerio Público, que de ser cierta la versión de Villabona, el atacante la llevó de un punto a otro, “dada la naturaleza de las lesiones y así lo señala la patóloga, generando un shock hipovolemico, el exceso de sangrado hubiera dejado un rastro entre los dos puntos” Pero por el contrario, solo se encontró un lago hemático y es en el sitio en el que indicaron los testigos. 

Asimismo los testigos coincidieron en afirmar que vieron como el atacante realizó unos lances en la espalda de la jovencita. Esto coincide con el informe de Medicina Legal pero no con lo manifestado por Villabona quien adujo que vio cómo la apuñalaron en el estómago. En este punto no se generó ninguna lesión.

Para el ministerio Público, “Juan Gabriel Villabon Guarnizo no logra precisar aspectos relevantes como la ubicación que tenía respeto del agresor , la distancia que los separaba. (...) es de resaltar en ese punto la oscuridad del sitio en el que sucedieron los hechos, a tal punto que para la toma fotográfica fue necesario apoyarse en instrumentos externos y los testigos narran que el lugar fue iluminado por un motociclista que se acercó a prestar ayuda, también los testigos y quienes auxiliaron a la victima tuvieron que utilizar las linternas de sus celulares para aportar luz. Según los testigos la imposibilidad de identificar al agresor se debió a los árboles en el sector y la ausencia de luz. Entonces resulta contradictorio como Villabon Guarnizo observa con tanta nitidez el rostro de la victima, el agresor y el lugar”.

Con estos argumentos, el juez penal ya tiene listo el fallo. Un testigo que generó mas dudas que certezas en cada una de sus versiones, es la clave para la absolución. Ahora será investigado por la justicia.  

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