Sandro Raul Castro, asegura estar en busca de su verdadera identidad. Sin embargo, solo tiene tres piezas de ese rompecabezas que dice es su vida. Sus padres no son los que aparecen en el registro de nacimiento. Su verdadera madre lo regaló al nacer y su verdadero padre, afirma es el fallecido presentador Jota Mario Valencia, “¿si nota el parecido?, pregunta.
El registro civil de nacimiento con número terminado en 210, establece que nació el 10 de febrero de 1974 en una casa de la carrera 40 con calle 78 en Bogotá y que sus padres son Ana Lucía Cruz Pardo de 43 años y Julio Eduardo Moreno de 42 años.
Por alguna razón, Ana Lucía le dijo al funcionario de la notaría a donde llevó a Sandro a registrarlo como su hijo, un mes después de su nacimiento que ella trabajaba en el hogar cuando realmente era enfermera.
Con dos hechos adicionales. De Julio Eduardo Moreno, solo aparece su nombre como padre pero no su firma. Así mismo, María Cruz, hermana de Ana Lucía y quien firmó como testigo del nacimiento de Sandro, fue quien tres décadas después le ratificó a otra hermana de nombre María, que su padre era Jorge Mario Valencia.
Hasta 1982, Sandro creció convencido de que su vida era lo que decía el registro civil, es decir, que Ana Lucía y Julio Eduardo eran sus padres. Pero Ana Lucía se había separado de Julio Eduardo, un militar ya pensionado, con quien tuvo un hijo diez años mayor que Sandro.
Las constantes peleas entre los dos hermanos y el trato que dice recibía de él, llevaron a Sandro a sentir que algo no encajaba en su historia. “Mi madre Ana Lucía tenía un inquilinato. Un día una niña, compañera de colegio y quien vivía también en ese lugar me dijo, Raúl, en esa época me llamaban por mi segundo nombre, no se deje pegar, no se deje humillar de esa señora porque ella no es su mamá, ella se lo contó a la mía”. Sandro, advierte que ahí encontró una explicación a los maltratos físicos y psicológicos por parte de su hermano y en ocasiones de su madre.
Días después cuando Ana Lucía, su madre, lo castigó decidió confrontarla, “no me pegue más porque usted no es mi mamá. Ella se enfureció, pero en adelante la relación no volvió a ser la misma, luego la manera de reprenderme era amenazandome bajo la advertencia que si me portaba mal me dejaba en la plaza en donde me había encontrado”.
La vida continuó para Sandro con la convicción de que Ana Lucía no era su verdadera madre y el sentimiento de porque siempre sintió que no pertenecía a ese lugar y porque creía que el trato para él era distinto.
La primaria la estudió en un colegio distrital en el barrio Claret, luego, por decisión de su madre Ana Lucía, estudió el bachillerato en un colegio militar ubicado muy cerca a la institución de salud en la que trabajaba su madre, aunque no lo finalizó.
Desde entonces ha sido un trabajador incansable, a nada le ha dicho no. Ha sido mensajero, bombero, auxiliar, cargacables y hasta extra de seriados y novelas.
Una década atrás, su madre Ana Lucía mientras veía un programa de variedades matutino cuyo director y presentador era Jota Mario Valencia, pensó en voz alta. Con una sonrisa afirmó, “es que es igualito, usted es igualito a su papá, mire mientras apuntaba su dedo a la pantalla”.
Por segunda vez en su vida y como cuando apenas tenía ocho años, la afirmación le congeló la sangre. No le creyó.
Tiempo después, decidió interrogar a su tía María Cruz, quien le confirmó que efectivamente él era el fruto de un “desliz” entre el presentador y una mujer que decidió regalárselo a Ana Lucía porque ella no podía encargarse de la crianza.
“A mi madre biológica no le tengo rencor, creo que fue una buena madre, al menos no me abortó y decidió regalarme”, asegura Sandro en entrevista con esta Agencia.
Años después, cuando trabajaba como extra en una serie vio pasar a Jota Mario. Pensó en saludarlo en preguntarle, en decirle. Pero su intención se esfumó con la misma velocidad que el humo del cigarrillo que fumaba Valencia quien parecía atareado y estresado.
Prefirió continuar su vida así con la versión de su tía y de su madre, mujeres que le llevan ocho lustros de diferencia. Pensó que algún día la vida le daría la oportunidad de preguntarle al presentador.
Pero no fue así, el programa de variedades que dirigía y presentaba Jota Mario llegó a su fin y Sandro no lo volvió a ver de lejos en el canal.
Meses después tuvo noticias pero estas eran definitivas. Jorge Mario Valencia, conocido como Jota Mario, había sufrido un accidente cardiovascular que lo llevó a luchar por su vida en una clínica de Cartagena. No lo logró, el 6 de junio de 2019 falleció y con él una parte de la historia de la televisión colombiana y también de la de Sandro.
Sin embargo, una historia dice, le dio la valentía que no tuvo antes. Varios familiares y amigos lo llamaron y le enviaron por redes sociales, un reportaje que lo dejó perplejo de nuevo.
La investigación publicada en la Agencia de Periodismo Investigativo, API, de Alejandro Avila, un hombre de 44 años quien acudió a un juzgado de familia en agosto del año pasado para iniciar un proceso de filiación postmortem.
Busca que la justicia, mediante un examen de ADN resuelva que él es el hijo mayor de Jota Mario Valencia. Afirma que la publicación lo animó a contar su historia y a acudir a los estrados para que sea esta la que termine de armar el rompecabezas de su vida.
Entre tanto, Simón y María José, hijos legítimos del fallecido presentador, contactaron a un reconocido penalista y evalúan los pasos a seguir frente a la demanda de filiación que tramita una juez de familia en el proceso de Alejandro Ávila. Ahora, con el caso de Sandro Castro, se avisora un nuevo dilema en donde están en juego, además de un apellido, valiosos bienes y una respuesta que todos llevan en su sangre.