El 2 de marzo de 2016 falleció el reconocido empresario Hernán de Jesús García González, propietario de la Pesquera Jaramillo. Todo indica que se trató de un suicidio. Desde ese entonces, poco se volvió a saber del caso. Ahora, el tema revive por un particular detalle. Dos días antes del deceso, Dagoberto Díaz Barreto, quien aparece como un político que fue alcalde de Carmen de Apicalá y candidato al Senado por el partido de La U, lo demandó ante los jueces civiles y con una letra de cambio supuestamente firmada por García, buscaba que de la herencia se le reconociera una millonaria cifra.
Lo curioso del asunto es que según allegados a la familia García, no está claro que Díaz Barreto, tuviera cercanía o negocios con quien fuera el propietario de una de las cadenas de comida de mar de mayor tradición en la capital de la República. Una historia que comenzó en 1934 cuando unos emprendedores se arriesgaron a ofrecer en el centro, productos de mar, que para la época, poco consumían los bogotanos.
La novedad del negocio consistió en traer de la Costa Atlántica, productos del mar a la gente del interior del país que estaba acostumbrada a consumir pescados de río. En su primer local ubicado en la carrera 8 con calle 21, también causó furor otro producto, las hamburguesas de pescado.
Vea aquí el video institucional de la pesquera Jaramillo
Desde entonces, la Pesquera Jaramillo, se convirtió en punto de encuentro de trabajadores, profesionales, estudiantes y diversos clientes convirtiendo el establecimiento en un negocio rentable. Este fue el punto de partida y con el paso de los años, Hernán de Jesús García González, transformó la empresa y la consolidó inaugurando varias sedes en Bogotá. Exquisitas cavas y pescados importados hicieron parte de la nueva oferta a los comensales, con resultados financieros sobresalientes.
Fue un proceso de consolidación, en donde García trabajó durante varias décadas. Pero inexplicablemente, decidió terminar con su existencia. En la mañana del 2 de marzo, su empleada más cercana lo encontró sin vida en su apartamento, ubicado en el barrio El Chicó, al norte de la capital de la República.
Según el informe policial, ratificado por la necropsia realizada por el Instituto de Medicina Legal, el empresario García de 54 años, se disparó en el costado izquierdo de su cabeza con un arma de fuego con proyectil de 9 milímetros.
Entonces empezó el trámite de la herencia. María Eugenia Montagut y su hija Stefanía García Montagut iniciaron el proceso de sucesión, como quiera que esta última es la única hija del fallecido y para el momento del deceso se encontraba viviendo en París.
El caso llegó a una notaría de Bogotá y fue trasladado a un juzgado de familia de la capital. Pero la sorpresa fue mayor cuando apareció Dagoberto Díaz Barreto, quien, a través de un abogado, presentó una demanda ejecutiva singular de mayor cuantía contra los herederos del empresario García.
Un asunto que recayó en la única heredera, Stefanía García. Mediante la demanda, Díaz Barreto pretendía hacerse parte en el proceso de sucesión. En concreto, aportó una letra de cambio por $1.200 millones, fechada dos días antes del suicidio de García.
El tema resultó extraño para los familiares del fallecido, en razón a que el reclamante no compareció a ninguno de los procesos que se abrieron por efecto de la sucesión luego de la muerte del empresario. Entonces, como la única heredera residía fuera del país tuvo que empezar a averiguar si realmente su padre conocía al reclamante.
El primero fue su tío Henry García González, el otro socio de la Pesquera Jaramillo. Este respondió que nunca había escuchado el nombre y que su hermano jamás lo había mencionado como acreedor o contacto. Incluso, insinuó que la firma del título valor había que verificarla porque no parecía ser la rúbrica con la que acostumbraba a firmar su hermano. De manera adicional, tenía claridad de las deudas de Hernán, toda vez que él compró gran parte de las acreencias y las hizo efectivas en el proceso de sucesión.
Así las cosas, se contrató el estudio grafológico a una empresa especializada que concluyó, al comparar la firma de la letra de cambio con otras 56 de documentos suscritas por el empresario, que la firma del título valor no correspondía a la de Hernán García.
Otros testimonios, como el de la secretaria y conductor del fallecido, dan cuenta que no tenían ninguna referencia de la cercanía entre Díaz Barreto y Hernán García. De igual forma, el proceso de sucesión dejó en evidencia otro detalle. El análisis de la contabilidad reflejó que no existía prueba de que hubiera ingresado a las arcas de la empresa o personales la cifra reclamada de $1.200 millones. Tampoco apareció soporte alguno que certificara la deuda.
En este contexto, se voltearon las cosas para Dagoberto Díaz Barreto. Ahora, afronta una denuncia por los presuntos delitos de falsedad en documento privado y fraude procesal. Se cuestiona una presunta utilización de medio fraudulento al presentar en un proceso ejecutivo un título valor, supuestamente falso.
Adicionalmente, se conoció que se admitió la demanda ejecutiva, se profirió mandamiento de pago e incluso se ordenaron medidas cautelares, con base en la presentación de un documento como la letra de cambio que tiene serios cuestionamientos.
Por ello se solicitó las declaraciones del conductor Andrés Pérez, la secretaria Yolanda Alarcón, la auxiliar de servicios Luz Miriam Fula, así como, de Henry García, hermano del fallecido empresario. De la misma manera, al reclamante Dagoberto Díaz Barreto.
La fallida reclamación parece que puede tener un desenlace en los próximos días. Hace dos semanas, un fiscal solicitó al juzgado civil en el que se adelanta la reclamación de la letra de cambio, copia de todo el proceso. ¿Un avivato que se aprovechó de la tragedia de una familia?, ¿Por qué dos días antes de la muerte del empresario Hernán García, se suscribió una letra de cambio?, son los interrogantes que deberá resolver la justicia.