Todo se evidenció el día de Halloween. Hernando José Gómez, uno de los hombres más reputados del entorno gremial colombiano habría pasado el límite con una subalterna. Palabras más palabras menos, quiso besarla. A partir de hoy debe enfrentar a la justicia y demostrar su inocencia.
A sus 65 años de edad afronta un señalamiento grave, ahora en los estrados. El desplome de una trayectoria profesional cuando estaba en la cúspide. De hecho, representar a los bancos del país en Asobancaria, desde el primero de enero de 2021, fue quizás lo mejor de su prolongada carrera.
Así como prolongada ha sido su relación con su pareja. Llevan juntos 45 años. Se trata de una bióloga que le ha enseñado el valor de los recursos naturales, casi que por encima de las cifras, las tasas, la macroeconomía o las utilidades que le sobran a sus otrora representados.
Con la denuncia que con el paso de las horas crece con nuevos detalles revelados por La FM, Gómez tendrá seguramente que afrontar un juicio familiar. Frente a su esposa y a sus tres hijos. Todos profesionales que construyen un camino tan prodigioso como el de su progenitor.
Daniel, el mayor. Quien sigue los pasos de su padre. De hecho, entre otros cargos del sector público y privado, fue subdirector sectorial del Departamento Nacional de Planeación, DNP. El mismo que años atrás dirigió su padre.
También tendrá que explicar en extenso la situación a su hijo menor Camilo, periodista de trayectoria, con palmarés en la BBC de Londres, una de las cadenas estatales de mayor reconocimiento mundial.
Ni que decir en momentos de zozobra, lo que Gómez representa. El legado de su padre, Hernando Gómez Otálora, un abogado y economista que, especialmente en las décadas de los 50, 60 y 70, desempeñó diversos cargos en el Estado colombiano. Siempre acompañado por su esposa una periodista de Manizales.
Hoy es la misma prensa, a la que pertenecen su progenitora y su hijo, la que lo ponen contra las cuerdas y hacen público un asunto reprochable y de interés público de un dirigente hasta la fecha impecable. Incluso muy serio y hasta aburrido, como lo definieron varios amigos que lo conocieron de años y recuerdan su trayectoria.
Un recorrido que comenzó Hernando José Gómez como estudiante del Colegio San Carlos en primaria y la secundaria en el Gimnasio Moderno. Con dos escalones más de alto nivel.
Economista de la Universidad de Los Andes en 1980 con grado Cum Laude. Y la cúspide magister en la universidad de Yale en 1982 y estudios de doctorado en esa institución que por precoces tiempos laborales no concluyó.
Actividades laborales que cada día lo encumbraban más y más. Tras finalizar su periplo académico hacia 1986 ya estaba en el Banco de la República. Allí en el departamento de investigaciones económicas, se destacó con sus tesis cambiarias que permitieron ajustes en la política económica del emisor y del país.
Vivió en carne propia los cambios de la Constitución de 1991. Y como no contribuyó a la independencia del Banco de la República, esa que tantos gobiernos han querido afectar.
Una brillante labor que rápidamente le bastó para dos años después llegar a la codirección del Emisor que ocupó entre 1993 y 1997.
De allí paso a dirigir la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol, justo en momentos de otra crisis, la hipotecaria el gobierno de Andrés Pastrana.
El mandatario conservador lo designó en 2001 como embajador de Colombia ante la Organización Mundial del Comercio. De allí, en el primer mandato de Álvaro Uribe, asumió como jefe negociador del Tratado de Libre Comercio, TLC, con Estados Unidos.
Una vez concluyó la titánica labor, fue nombrado director del Departamento Nacional de Planeación (DNP). Trabajó después como Presidente del Consejo Privado de Competitividad y además fue director de la Misión de Crecimiento Verde del DNP.
Hasta que en enero de 2021, los bancos lo buscaron para reemplazar a Santiago Castro, quien renunció el 5 de octubre de 2020. Los banqueros, el gremio más poderoso del país no dudaron, en que era el directivo ideal para defender sus intereses.
No cumplía aún dos años en el cargo y la junta directiva, integrada por varios presidentes de bancos, estaban satisfechos con su labor, en momentos de cambio de gobierno, alta inflación, incremento del precio del dólar y complicado contexto internacional. Temas tratados en las últimas reuniones de la organización gremial.
Entretanto otro asunto dirimía Gómez. El presunto acoso a una funcionaria de Asobancaria que no se quedó callada y ahora lo tiene contra las cuerdas.
Tras el intento de acoso sexual. En una semana se desató todo. Fue el propio Gómez, cuando se desbordaron los hechos, quien tuvo que informar de la situación a su junta.
En concreto, el 31 de octubre la funcionaria víctima de acoso denunció el hecho. Incluso ese mismo día renunció a su cargo.
Posteriormente, como lo informó La FM, casi una semana después, el sábado 5 de noviembre, Gómez llamó al español Mario Pardo Bayona, presidente de la junta directiva de Asobancaria a informarle del caso, que esa misma noche le detalló personalmente.
A la mañana siguiente, comenzaron las consultas con la vicepresidencia jurídica de la entidad. Posteriormente Pardo Bayona se reunió con la víctima para garantizarle seguridad y debida diligencia en el caso.
Un día después inició la investigación interna. Como garantes fueron designados la presidente del Banco Mundo Mujer, Leonor Melo, además Javier Suárez de Davivienda y el propio Pardo Bayona en condición de presidente de la Junta y del banco español BBVA.
El martes 8 de noviembre todo se consumió. Los directivos escucharon por separado a Gómez y vicepresidentes de Asobancaria.
Un resultado de la investigación interna que a todas luces parece contundente. Al día siguiente, los mismos directivos definieron este miércoles 9 de noviembre, la separación del cargo de Hernando José Gómez.
Luego de su salida del cargo, días difíciles le esperan al exdirectivo, la víctima no está dispuesta a que su caso quede en la impunidad. Contrató al reconocido penalista Mauricio Lugo.
Ahora el escenario es la justicia penal y un juez de la Republica tendrá la última palabra. Es el epílogo de un reconocido dirigente que por un caso de presunto acoso sexual echa por la borda más de 40 años de destacada trayectoria profesional.
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