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El segundo tiempo de Eduardo Méndez en Santa Fe

Asumió por segunda vez la presidencia del equipo. Luces y sombras de un controvertido dirigente deportivo que se mueve en los estrados, llamado por quien fuera su detractor para sacar del fondo de la tabla a uno de los clubes más importantes del fútbol colombiano.

Por Norbey Quevedo |

Hace 15 años, Eduardo Méndez Bustos, apareció en la escena deportiva como el nuevo dirigente del fútbol designado para sacar al Independente Santa Fe de la crisis que por esa época afrontaba. La historia se repite y de nuevo asumió esta semana la presidencia del club en condiciones similares. Un abogado y dirigente deportivo que se juega su segundo tiempo. Una vida que ha girado en torno a los éxitos en el fútbol y el litigio con un destino de luces y sombras.

Comenzó siendo notificador en un juzgado de Bogotá, pasó fugazmente por la Policía, estuvo en prisión pero fue absuelto y demandó al Estado. Fue el cerebro en la defensa judicial del asesinado dirigente deportivo César Villegas y aparecío ante la justicia como el denunciante de un caso de secuestro que llevó a la cárcel a siete personas.

Y fue el fútbol la puerta de entrada al mundo laboral. A finales de los años 70, un amigo lo convidó a un partido donde jugaron varios jueces y magistrados. Méndez Bustos, quien sigue ufanándose de sus gambetas de volante, anotó varios goles y se ganó un puesto de titular en la Rama Judicial. Después de notificador fue escribiente, sustanciador, secretario y juez encargado. Pasó 10 años en la justicia, que sólo dejó cuando se decidió por los azares del abogado litigante. 

Entonces encontró en los pasillos de juzgados su principal clientela. Policías, agentes del DAS y funcionarios judiciales en aprietos hallaron en Méndez el defensor perfecto. Además, según lo relató él mismo en su momento, encontró el negocio de su vida. "Un día me llegó un caso para defender a un escolta del entonces fiscal Gustavo de Greiff, y en medio de varios agentes me enteré que al DAS llegaba mucha gente que iban a deportar. Entonces, encontré una mina de plata. Yo les cobraba entre US$2.000 y US$3.000".

Así se convirtió en un abogado muy bien pagado y a él acudieron paramilitares, ladrones u homicidas."Yo defendí de todo porque esa es mi profesión. Lo único que no defendí ni defiendo es a acusados por acceso carnal violento", agregó Méndez Bustos, quien además desarrolló un sistema peculiar de cobro: dinero en efectivo. Y lo señaló el presidente de Santa Fe, en 2004: "No sé qué es. cambiar un cheque. No sé cómo se hace una demanda para cambiar un cheque. Nunca lo he hecho".

Pero en el mismo escenario de su éxito encontró su primer traspié. En una de sus visitas a la sala de detenidos del DAS, le presentaron al narcotraficante puertorriqueño Fernando Montañez Bultron, detenido para ese momento con fines de extradición. Montañez le pidió que lo defendiera, acordaron honorarios de $20 millones, pero como el capturado no tenía dinero, quedaron de volverse a hablar. Sin embargo, el 23 de octubre de 1994, Montañez se fugó de su celda y empezaron los problemas para Méndez Bustos.

Santa Fe, la afición

La Fiscalía lo sindicó de los presuntos delitos de complicidad en fuga de presos, favorecimiento en la fuga y cohecho por dar u ofrecer. A los pocos días, Eduardo Méndez estaba en la cárcel Modelo. Y allí permaneció durante un año y medio, hasta que logró aclarar su situación. Sin embargo, el proceso siguió su curso normal y sólo hasta el 8 de diciembre de 1999, la misma Fiscalía precluyó la acción penal en su favor. Esta sentencia fue confirmada en segunda instancia el 6 de marzo de 2001.

Méndez Bustos narró así lo que sucedió con Montañez Bultron: "Días después de su fuga me entró un bíper que decía: 'Favor comunicarse con el señor Fernando Becerra a este teléfono ... ', llamé, contestó una señora y luego me  paa Montañez, quién después de identificarse me dijo: 'Estoy mal herido, ¿será que puede venir a visitarme?' Me citaron en el barrio Santa Isabel, pero no fui. Entonces recibí otro bíper y la misma señora me citó en la Caracas con 63, donde hablé con ella".

Y agregó Méndez: "La señora me pidió que si podía visitar a varios detenidos en la cárcel para ver si le ayudaban a Montañez. Y yo acepté. Fui a La Modelo, hablé con el narcotraficante Leonidas Vargas, pero no lo ayudó. Después regresé a la misma cárcel, hablé con una gente del cartel de la Costa pero tampoco lo apoyaron. A los pocos días me llamaron de La Modelo los de la Costa y me dijeron que les colaborara para entregar a Montañez. Les dije que no porque yo era su abogado. Montañez fue recapturado y yo terminé sindicado por la Fiscalía".

Desde entonces emprendió un largo debate procesal y fue ganando la libertad poco a poco. Pero un mes antes de dejar su sitio de reclusión en La Modelo llegó a la misma casa fiscal, acusado dentro del proceso 8.000, el entonces presidente de Santa Fe, César Villegas Arciniegas. Hubo empatía desde el primer día. "Por ser santafereños nos acomodamos en la misma parte". Cuando Méndez quedó en libertad, empezó a asesorar jurídicamente, aunque no de defensor titular, a su nuevo amigo Villegas.

El abogado Méndez Bustos salió a pelear su inocencia y de paso se reenganchó en el litigio. Volvieron los buenos negocios, y una vez la Fiscalía precluyó su caso en marzo de 2001, buscó al abogado Ernesto Forero, y empezó a preparar una demanda contra el Estado que cursó en el Tribunal de Cundinamarca y por la que buscaba ganarse $3.000 millones. Méndez creyó salir a flote de sus problemas, pero el 9 de julio de 2001, el Consejo  Superior de la Judicatura lo notificó de una investigación disciplinaria en su contra.

Le formularon cargos porque en un caso en el que actuó como defensor de oficio, no presentó los alegatos previos a la sentencia. Méndez argumentó que después de estar privado de la libertad por un yerro judicial, anímicamente estaba desorientado y había abandonado su oficina. Por "hechos imprevisibles e irresistibles", Méndez solicitó su absolución. No hay claridad de cómo se resolvió el proceso, pero el Consejo de la Judicatura certificó que Luis Eduardo Méndez no tenía sanciones disciplinarias en su desempeño como abogado.

César Pastrana, expresidente de Santa Fe

Pero vino un hecho inesperado. En enero de 2002 fue asesinado el dueño de Santa Fe, César Villegas, crimen que ahondó la crisis del cuadro cardenal. Entonces Méndez, con el apoyo de Julio Peña, amigo personal de Villegas, y con la aceptación de Liria Arciniegas, madre del dirigente deportivo asesinado, entró a asesorar los negocios de la sucesión.

Un año después, a pesar de que el equipo se había acogido a la ley de restructuración empresarial y estaba al borde de la liquidación, Méndez Bustos convenció a la familia Villegas de entregarle el manejo del equipo y aceptar el negocio de derivar utilidades de una nueva administración.

Méndez Bustos había dejado el litigio y avanzaba exitosamente en su nueva vida de dirigente del fútbol, hasta que el sábado 17 de mayo de 2003, forzosamente tuvo que regresar a los estrados judiciales. Esta vez como denunciante. El hermano de su esposa, el empresario Gerardo Castillo Guzmán, fue secuestrado, y el mismo Méndez Bustos asumió la tarea de esclarecer el delito."Con mi cuñado comencé mi trabajo y aprendí parte de mi vida. Por eso, y gracias a mis amistades en el DAS y la Policía, comencé a desarrollar mi propia investigación", aclaró Méndez, para la época.

En un mes, el abogado Méndez ya le había aportado a la Fiscalía las bases de la pesquisa. "Al tercer día me di cuenta de que un sobrino de la mujer de mi cuñado lo secuestró junto con un primo del mismo Gerardo. Porque yo no sólo soy buen abogado, como investigador soy muy bueno, y me imagino que de los mejores'del país. Por eso ayudé a la'justicia y rápidamente quedó en claro que a mi cuñado lo sacaron engañado de su oficina, se lo llevaron a Chía, le dieron unos tragos y terminó en poder del Frente 22 de las Farc", señaló Mendez.

Y añadió el presidente de Santa Fe, "me duele mucho lo sucedido. Por mi cuñado, volví a llorar. A Gerardo,Castillo lo secuestraron por plata, porque tenía una demanda contra la Electrificadora del Tolima por $30.000 millones, que con toda seguridad iba a ganar. Además tenía la firma Ingeniería Castel Ltda. y algunos contratos con el Estado. Su error fue que se puso a divulgar todo eso en sus círculos de confianza, pero algunos de los bandidos eran de la misma familia. Yo hice toda la investigación y hoy estoy tranquilo porque sé que esos tipos no bajan de 60 años".

Fue tal el trabajo paralelo de Méndez Bustos con sus amigos de los organismos de seguridad, que logró que fueran privadas de la libertad nueve personas por el secuestro de Gerardo Castillo, y además fue posible recuperar el cadáver de su cuñado. "A Gerardo lo mataron porque tenía que darse cuenta que quienes lo secuestraron eran conocidos. Pero logré con el apoyo del Gaula y el testimonio de una guerrillera presa en Pacho (Cundinamarca), que se encontrara el cadáver en las montañas de Topaipí. Cuando enterré a mi cuñado sentí el descanso".

Jugadores Santa Fe

Cuando esto sucedió, Méndez ya éstaba embarcado en la tarea de revivir al Santa Fe. "Esta es una lotería que se debe jugar con riesgos. No se ha comprado un solo jugador, todos son prestados. A Leider Preciado lo paga el representante a la Cámara José Gonzalo Gutiérrez líder de los transportadores en Bogotá. El activo mayor es Aldo Leao Ramírez . Pero mi propósito es hacer inversiones grandes. Por eso estamos vendiendo anillos, dijes, topos, agua todo con el emblema del equipo. Y como estamos innovando, se rumora que aquí hay mucha plata", expresó Méndez en 2004.

"Yo sé que llegué a la presidencia de Santa Fe y se me acabó la privacidad. Todo el mundo me quiere examinar y volverse juez. Pero no voy a dudar porque no tengo de qué dudar. Estoy dedicado a una empresa que se llama Santa Fe y todos los empleados pueden ratificar que trabajo 24 horas por el equipo. Y allí estaré hasta el momento que me lo permitan", comentó Méndez, quien después de reiterar que no declinará en su peculiar estilo, puntualizó: "Eso sí le advierto, prefiero todos los problemas que he tenido en la vida que aceptar la presidencia de Millonarios", señaló en momentos en que recién iniciaba su primera presidencia en Santa Fe.

Arrancó la primera gestión directiva de Méndez en Santa Fe, el dirigente recibió un equipo en cuidados intensivos. En su primer año de administración los resultados no fueron buenos, ocupó los puestos 13 y 10 en el rentado. Sin embargo, al año siguiente empezaron a verse los logros y el dinero. Se hizo famosa la frase del ‘Ferrari’, un símil con el auto rojo más rápido y lujoso del mundo.

En 2005, el ‘Ferrari’ despegó y llegó a la final del campeonato que perdió con Atlético Nacional. Neco Martínez, Aldo Leao Ramírez, Luís Yanez y Leider Preciado, entre otros futbolistas, permitieron que por reclasificación el equipo cardenal lograra un cupo a la Copa Libertadores a la que no clasificaba desde hacía 24 años. En una actuación aceptable llegó hasta octavos de final. Ese mismo año, el directivo llevó al comité ejecutivo del club a César Pastrana.

El buen ojo de Méndez se sentía de nuevo. En 2006, pese a que quedó eliminado del torneo local, siguió invirtiendo y de inmediato trajo a Ricardo Gareca, el exitoso técnico de la Selección Perú que la llevó al mundial de fútbol de Rusia y a la final de la Copa América 2019.

Pero al tiempo que presidía el club, los problemas por su ejercicio profesional como penalista se acrecentaron, al punto que en febrero de 2007 se entregó a la justicia norteamericana que lo acusó y condenó por obstrucción, tras avisarle al narcotraficante Rafael Caicedo quien era su cliente, que era inminente su captura.

Méndez

Estuvo preso en una cárcel de Estados Unidos y mientras tanto en Colombia llegó a la presidencia su amigo César Pastrana, quien recogió los frutos que había sembrado Méndez. Varios títulos en Colombia y la conquista de la Copa Sudamericana en 2015.

Cuando Méndez retornó al país luego de cumplir su pena de Estados Unidos, una de las primeras cosas que hizo fue reunirse en un hotel del centro de Bogotá con César Pastrana. El directivo, buscaba retornar a Santa Fe pero no llegaron a un acuerdo y para ese momento los amigos fraternales se volvieron enemigos. 

Sobre esta situación, Pastrana señaló a la Agencia de Periodismo Investigativo, API, “sí, tuvimos diferencias pero nos sentamos, hablamos y limamos asperezas (…) uno tiene que vivir en armonía, estar en paz y más en el fútbol que es un espacio para dar vida, diversión y esparcimiento, igual en el escenario de la vida, las diferencias toca dejarlas a un lado y superarlas”.

Ante el desacuerdo, cada quien cogió por su lado. Pastrana marcando la era más exitosa de Santa Fe en toda su historia y Méndez retornando a su especialidad, el litigio en los estrados, siendo el apoderado judicial de polémicos clientes como los familiares de Daniel ‘El Loco’ Barrera, uno de los narcotraficantes más buscados del país, extraditado a Estados Unidos.

Entonces Eduardo Méndez, entró en un conflicto interior. Continuaba como abogado penalista o insistía en reiniciar sus actividades en la dirigencia deportiva. Lo pensó mucho tiempo. Escuchó diversos puntos de vista y finalmente aceptó la tesis de que le cumplió a la justicia, pagó sus cuentas pendientes y tiene derecho a la reivindicación. Era la hora de su retorno al fútbol.

Por eso, hizo toldo aparte. Intentó con un club aficionado y luego empezó a mirar fichas de equipos disponibles. Una misión titánica porque en la industria actual de este deporte, ser propietario de  un club profesional, es más que una proeza.

Villegas


El proceso duró tiempo y puso el ojo en el Unión Magdalena. El equipo llevaba trece años en la segunda división. Méndez logró lo imposible, con un club reforzado con veteranos ascendió a primera división y hoy juega con los grandes, incluso disputó los cuadrangulares del pasado campeonato.

Simultáneamente, adquirió un papel trascedente en la dirigencia deportiva y en varios asuntos que de allí se derivaron. Asesor jurídico en la sombra de Luis Bedoya en su entrega a Estados Unidos por el ‘Fifagate’. Intevino aconsejando a los directivos de Santa Fe y ayudó a que la Fiscalía archivara el proceso contra varios jugadores por una fiesta sexual que terminó en escándalo. También fue clave para negociar en la Dimayor los derechos deportivos de los clubes para la transmisión de los partidos en televisión.

Tantas responsabilidades hicieron mella en su salud. Hace varios meses fue internado en una reconocida clínica y estuvo al borde de la muerte por una falla cardiaca. Pero se salvó y siguió trabajando con mayor ahínco. Se consolidó como un gran estratega del fútbol y por su apartamento al norte de Bogotá, pasan diversas personalidades de varios sectores y muchos futbolistas lo consideran como su ‘papá’.

Vino luego la crisis de Santa Fe. Juan Andrés Carreño en un año de gestión dejó el equipo en el último lugar, un hecho histórico y doloroso para la afición. El dirigente hizo lo posible para sacar el equipo del fango pero no lo logró. “Me da nostalgia dejar de ser el presidente porque amo el equipo, pero estoy también feliz porque se que hice un trabajo a conciencia y me quité un piano de encima. Es urgente traer un fondo de capital o nuevos socios como lo hizo Millonarios, América, Medellín o Caldas”, indica Carreño.

El día de la Independencia César Pastrana, accionista mayoritario del club y directivo de la Federación de Fútbol no aguantó más los malos resultados del equipo, dio golpe de estado y Méndez volvió a la presidencia del club. “Nos sentamos, hablamos, limamos asperezas, todos los días nos teníamos que ver por el fútbol, él en su rol de presidente del Unión y yo en el mío como miembro del comité ejecutivo de la Federación. Al doctor Carreño le agradezco mucho su dedicación por sacar adelante el equipo pero desafortunadamente las cosas no se le dieron”, manifestó Pastrana a la Agencia de Periodismo Investigativo, API.

Juan Andrés Carreño, expresidente de Santa Fe

Hoy Pastrana tiene el 38% de la participación en Santa Fe. Juan Andrés Carreño tiene el 25%. A su vez, Andrés Villegas, hijo de César Villegas, dirigente asesinado posee el 8%, así como Carlos Mora que tiene cerca del 6%. El directivo afirma que mantiene su participación en el club y que no le ha vendido nada a Méndez de quien afirma que como buen santafereño viene a sacar adelante el equipo, que tiene deudas superiores a los US$5 millones.

“No voy a defraudar a la afición, con trabajo y con verraquera voy a demostrarle a la gente que con esfuerzo todo se puede”, manifestó Méndez. Dos antiguos contradictores se reencontraron para sacar a flote el equipo en momentos difíciles. El dirigente le pagó a la justicia las deudas que tenía. No hay penas perpetuas, tampoco resultados negativos eternos. Eduardo Méndez es el nuevo presidente de Santa Fe y en este segundo tiempo busca retornar a la senda ganadora a uno de los clubes más representativos del país.

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