Hace tres semanas, Rafael Velandia Montes, un docente de la facultad de derecho de la Universidad Católica de Colombia dictó una clase en presunto estado de alicoramiento y utilizó lenguaje inapropiado para referirse a sus estudiantes. Varios de ellos, entendiendo la situación del docente, le sugieron culminar la clase y retomarla en posterior jornada.
Finalmente, el profesor accedió y luego de varios minutos, ante su estado, no encontraba como apagar el equipo en la clase virtual. Su falta de coordinación, y al tratar de hablar con otra persona, impidieron advertir que su voz y movimientos eran observados por varios de sus estudiantes y de paso por algunos padres de familia.
La institución educativa abrió un proceso disciplinario, pero el docente argumentando tener mucho trabajo, solicitó el aplazamiento de la diligencia de descargos para después de finalizar el semestre académico. La universidad, previa indemnización, terminó el contrato de trabajo. Sin embargo, Velandia interpuso una acción de tutela argumentando violacion al debido proceso para continuar dictando su cátedra.
Los detalles de lo sucedido quedaron registrados en un video que grabó uno de los estudiantes que interactuó con el docente el pasado viernes 23 de octubre. “Esta es una invitación a pensar porque básicamente en esta mier… estamos locos”, manifiesta Velandia Montes a sus alumnos, con una dificultad en la vocalización que a todas luces evidenció que no estaba en condiciones para continuar hablando con los estudiantes.
En ese momento una alumna afirmó, “doctor, buenas noches” e intentó finalizar la clase. Sin embargo, el profesor ante la interrupción pidió que lo dejara terminar la idea. Continuó hablando de manera deshilarante, “créanme que estar borracho no es suficiente para estar borracho”.
De inmediato, otra estudiante lo interrumpió e intentó nuevamente culminar el bochornoso momento, “entonces que pase muy buena noche profesor y nosotros estaremos mañana u otro día comunicándonos para la retroalimentación”, expresó la joven.
Rafael Velandia Montes insistió en continuar con la clase y preguntó al grupo en que iban. Otra alumna, sorprendida le reiteró que él estaba mal, destacó que es gran profesor e hizo un mea culpa afirmando que eran conscientes que a veces no leían todo lo que él quisiera.
“(...) no te encuentras en un excelente estado como para hablar con nosotros (...) entonces qué queremos; que nos califiques porque nuestro trabajo lleva un mes realizándose para de pronto tener una corrección que nos digas esto es una mier..., no profe, entonces ponte bien y necesitamos que respetes nuestro trabajo”, lo increpó la alumna quien continuó pidiéndole respeto al docente, compartió lo señalado por su compañera en cuanto a terminar la clase y continuar otro día.
Aparentemente Velandia acató la solicitud y el consejo de dos de sus alumnas. Se despidió, algunos estudiantes se desconectaron de inmediato y otros continuaron con la comunicación virtual abierta.
De repente, Velandia siguió hablando. Reconoció que estaba consumiendo bebidas alcoholicas y habló de sus estudiantes, “esos hp...me acaban de joder (...) como se apaga esta mier... En conclusión, estos hp, gono…, no respetan nada, me importa un cu…, todo lo que pase por tutorías, (...), cállese, cállese, no se que pu…, hago con el pu…, teléfono esta muy loco (...) me oyes, no me oyes (...) y nada yo soy el malo, a la mierda hp, honestamente me importa un cu...,no tengo ni pu…, idea porque estoy muy borracho”.
Rápidamente el video se compartió por estudiantes y padres de familia, con detalles que se hicieron públicos por W Radio. Conocido el caso, de inmediato la Universidad Católica de Colombia abrió proceso disciplinario en contra del docente Rafael Velandia quien ingresó a la institución en calidad de profesor de tiempo completo en enero de 2016.
En la citación a descargos, requisito exigido por la ley laboral y la más reciente jurisprudencia de la Corte Constitucional para terminar un contrato de trabajo, la universidad le informó que debería pronunciarse respecto a siete cargos.
El primero es que Velandia sin informarle a la institución modificó la atención (tutorías) a los estudiantes programadas para el día sábado a un viernes en hora de la noche. Los demás señalamientos resaltaban que Velandia había estado conectado de manera virtual por más de 300 horas sin autorización, dictó la tutoría en condiciones mentales no aptas en aparente estado de embriaguez.
También se le pidió explicación del porqué había faltado al respeto a los estudiantes utilizando lenguaje inapropiado, no cumplió con el propósito de la asesoría debido al estado en el que se encontraba y desconoció las obligaciones y prohibiciones del denominado Estatuto Profesoral, entre otras.
Para responder ante unos hechos que la universidad consideró se trataba de faltas graves, la institución le concedió ocho días a fin de preparar su defensa y lo citó a la diligencia de descargos para el 12 de noviembre.
Dos días después de la citación, el docente envió un correo electrónico a la universidad argumentando que por la carga laboral y por el estrés y la estabilidad emocional que le había generado la revelación pública de dicho video solicitaba, “la reprogramación de la diligencia de descargos para una fecha posterior a la finalización del semestre académico”.
A esta petición, se sumó un hecho inesperado, 48 horas antes de la fecha programada para la diligencia de descargos, el profesor Velandia interpuso una acción de tutela en contra de la universidad. Argumentó violación al debido proceso pues a su juicio cinco días hábiles era un plazo insuficiente que no garantizaba el derecho a defenderse.
Para ello hizo alusión a cuatro sentencias de la Corte Constitucional y hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. También solicitó al juez de tutela que le concediera como medida provisional, “se ordene a la Universidad Católica de Colombia suspender la realización de la diligencia de descargos programada para el día 12 de noviembre a las 10:00 a.m”.
A pesar de que la universidad había decidido terminar el contrato al docente por una situación que contempla el Código Sustantivo de Trabajo, esto es despido sin justa causa pero indemnizándolo, el Juez 38 Penal con Función de Control de Garantías que conoció la tutela del docente decretó la medida provisional.
En su contestación de la medida, la universidad le confirmó al juez que la institución había decidido terminar el contrato de trabajo previa indemnización, esto es pagarle los sueldos hasta la finalización de su contrato a mediados de 2021, por la afectación para los estudiantes y la universidad de lo acontecido.
Así mismo, reveló que el día en que el docente interpuso la acción de tutela, Velandia conocía que se había dado por terminado el proceso disciplinario pues se había finalizado la relación laboral. Así como reiteró que el reglamento de trabajo de la universidad contempla dos días hábiles para la realización de una diligencia de descargos.
Sin embargo, este viernes, el profesor Velandia descartó su intención de seguir en la universidad. Envió un comunicado al juzgado informando que desistía de la acción de tutela porque se terminó su contrato de trabajo sin justa causa lo que implicaba una indemnización.
Luego de varias semanas, se cierra un inédito capítulo académico y judicial que deja como lecciones a un docente de derecho ebrio delatado por la virtualidad, unos estudiantes y padres de familia que no salen del asombro por lo que pasó y a una universidad que aplicó los correctivos.