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Génesis de los negocios que enredaron a Ramón Palomino, hermano de exdirector de la Policía

Desde hace casi una década era cuestionado por estafas, pero sólo hasta ahora fue capturado y recién aceptó cargos por sus actividades ilícitas. Un exsenador aparece en escena. Víctimas detallan los métodos de Palomino.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

En el año 2011, Rodolfo Palomino López era el tercer hombre más importante en la Policía Nacional, ocupaba el cargo de comandante de la Dirección de Seguridad Ciudadana y estaba próximo a pasar de brigadier general a mayor general. 

Pero mientras Palomino se perfilaba como el más firme candidato a convertirse en el sucesor del general León Riaño como director de la Policía Nacional, su hermano Ramón Eduardo Palomino López empezó a caminar nuevamente por el filo de la orilla de la criminalidad.

Para esa época, y según documentos oficiales, su primera víctima, Elizabeth Gómez Ruiz empezó a vivir la peor de sus pesadillas. El juzgado 20 Civil del Circuito de Bogotá, estaba próximo a ordenar el remate del inmueble que ella había adquirido en el año 2000, luego de que se divorciara y liquidara su sociedad conyugal.

Dos años atrás, en el año 2009 le iniciaron un proceso ejecutivo hipotecario luego de que no cancelara una obligación  y el bien ya estaba secuestrado, embargado y con una sentencia en contra. Desesperada le comentó su situación a Ariel Valencia quien le presentó a Humberto Mesú. Él le manifestó que era un oficial del Ejército.

Mesú le presentó entonces a Ramón Eduardo Palomino, exrector del colegio Camilo Torres y quien hizo gala de su mejor carta de presentación en ese momento, era el hermano del general Rodolfo Palomino. Su extremo parecido generaba confianza.

 

FACSIMIL DEL CERTIFICADO DE TRADICION Y LIBERTAD EN LA PAGINA 4
Facsimil del certificado de tradición y libertad.


La mujer, detalló la situación. Necesitaba $200 millones para pagarle a su acreedor y así finalizar el proceso en el juzgado y vender el inmueble. Entonces Ramón Palomino apareció como un salvador. Ofreció prestarle el valor de la hipoteca con la condición de que le fuera retornado el valor del préstamo más una condición apenas se vendiera el inmueble que para la época estaba avaluado en $968 millones.

El 4 de febrero de 2011, Elizabeth Gómez suscribió la escritura 292 de la Notaría 39 de Bogotá en la que le otorgó un poder especial a Ramón Palomino para que en su nombre vendiera el inmueble. 

Diez días después, Gomez le entregó a Palomino $50 millones. En sus cuentas ya solo quedaría un saldo de $120 millones para cubrir la totalidad del crédito hipotecario. Pero en el mes de junio de ese mismo año, Gómez solicitó un certificado de tradición y libertad. Ahí se percató que en la anotación número nueve se había incluido una compraventa.

Mediante escritura 1714 del 18 de marzo de 2011 en la Notaría Novena de Bogotá, Ramón Palomino, con el poder que le había entregado Elizabeth Gómez, vendió el inmueble a Alejandro Pacheco Ramírez.

A su vez, Pacheco Ramírez hipotecó el inmueble por $137 millones quedando como acreedor hipotecario, el exsenador conservador del Huila Josè Antonio Gómez Hermida. Esta última maniobra se realizó el 11 de abril de 2011, mediante escritura 635 de la Notaría 34 de Bogotá.

 

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Trámites en Notaría (ilustración)


Impactada por las anotaciones en el certificado de tradición y libertad de su inmueble la señora Gómez se comunicó con Ramón Palomino López. Ahí se llevó una nueva sorpresa. Esta vez el hermano del general Palomino quien hasta ese momento se había presentado como el mesías para los problemas de Gómez, cambió de actitud. Atrás quedó la amabilidad y las buenas maneras. En esa llamada se mostró hostil, desafiante e incluso amenazó a Elizabeth Gómez.

El estado de terror que le provocó la comunicación telefónica con Ramón Palomino le generó a la mujer otros problemas, incluso ni siquiera pudo acercarse a su inmueble. En mayo de 2012 el inmueble le fue escriturado a Diana Lesli Durán Esquivel y quien además afectó el inmueble como de vivienda familiar el 6 de julio de 2012.

Desde entonces Elizabeth Gómez empezó a vivir un verdadero calvario. Denunció presiones, intimidaciones en su trabajo en la Defensoría del Pueblo y hasta comentó que era víctima de extrañas llamadas y sentía que la estaban siguiendo. Una zozobra con la que vive actualmente.  

En 2013, la Fiscalía 96 registró en el certificado la prohibición judicial de continuar enajenando el inmueble pues se había iniciado el proceso de investigación por estafa agravada.

Luego de varios años de investigación, solo hasta mayo de 2018, la Fiscalía presentó escrito de acusación por los delitos de fraude procesal, estafa de mayor cuantía y obtención de documento público falso en contra de Alejandro Pacheco Ramirez, quien no aceptó cargos.


 

Palomino
A la derecha Ramón Palomino en audiencia 

 

Ahora dos años después fue capturado y puesto a disposición de un juez de control de Garantías, Ramón Palomino quien sí aceptó los cargos. Junto a otras dos personas fue judicializado y deben responder por concierto para delinquir, fraude procesal, obtención de documento público falso, estafa agravada, hurto calificado y agravado y usurpación de inmuebles. Recién un juez lo cobijo con detención domiciliaria.

Pero Elizabeth Gómez no es la única víctima de los denominados como la banda de ‘Los Oportunistas’ liderada precisamente por Ramón Palomino hermano del exdirector de la Policía, Rodolfo Palomino y del actual comandante de la Policía en Cúcuta, José Luis Palomino. También aparecen en el caso Angélica María Gómez y varios miembros de una familia de apellido Sánchez. Dentro del proceso, hay tres víctimas reconocidas y otras dos buscaban ser reconocidas como tal.

Y es que el pasado judicial de Ramón Palomino de 67 años  de edad, indica que años atrás estuvo privado de la libertad por delitos asociados al tráfico de estupefacientes. También se investiga la presunta venta irregular de un lote por $135 millones en 2012 a un integrante de su misma organización.

A ello se suma otra denuncia contra Palomino por apropiación ilegal de una vivienda, a la que accedió a la fuerza mientras sus dueños legítimos se trasladaron al Huila para prevenir el contagio de Covid-19.

Al respecto, el general Rodolfo Palomino hizo un pronunciamiento público en donde manifestó: “En nombre de mi familia, y el mío, lamentamos profundamente la situación que implica a Ramón Eduardo. Como corresponde a nuestra historia de vida y principios, somos y seremos siempre respetuosos y garantes de la justicia y sus actuaciones”.

Adicionalmente indicó: “Si bien es cierto que no existe el delito de sangre, vale decir que estas sindicaciones nos producen un profundo dolor e indignación, especialmente por las eventuales víctimas”, 

Es el epílogo de un hombre, que amparado en el poder de sus dos hermanos, altos oficiales de la Policía y su parecido físico, venía imponiendo su propio régimen pero que hoy debe recordar que nadie esta por encima de la ley.  
 

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