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Odisea de paciente que llegó a hospital, despertó en otro y se fugó ante diagnóstico dudoso de Covid -19  

Acudió por dolor en un pie. Volvió en si, en otro hospital. Allí, asegura, lo trataron como enfermo de Coronavirus sin tenerlo. Se fugó antes de traslado a UCI en Bogotá. Gerente asegura que el caso quedó en manos de abogados.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

José Joaquín Reyes Martínez es un campesino que vive del jornal en el municipio de La Palma, Cundinamarca. Acudió a mediados de junio por un golpe en un pie al hospital del pueblo. Pero despertó sin saber cómo fue trasladado al hospital de Pacho, Cundinamarca, con dolor de garganta, sangre en la nariz y en una sala especial para pacientes contagiados de  Covid-19

La historia de este humilde labriego se inició el pasado 18 de junio, luego de golpearse un pie. Acudió al hospital de su municipio, La Palma, Cundinamarca. Amablemente lo atendieron, le suministraron unos medicamentos y le dieron de alta en pocas horas.

Tres días después con el pie inflamado y al parecer infectado y con un dolor de cabeza que no mermaba con ningún analgésico decidió llamar a su hermano. Agobiado le solicitó que buscara un carro para que lo trasladara nuevamente al hospital.

Llegó a la institución de Salud. Golpeó, salió una enfermera que le pidió esperar porque estaban en cambio de turno. Así lo hizo.

Pasaron varios minutos sin que nadie atendiera su llamado. Insistió. Esta vez salió una señora del aseo y le pidió nuevamente esperar. Asintió con la cabeza y se sentó en el andén a esperar.

Por fin apareció alguien en la puerta, era otra enfermera. Le preguntó sus síntomas. Explicó que le dolía la cabeza, que tres días atrás había sido atendido por un golpe en el pie.

HOSPITAL LA PALMA

 

Lo hizo seguir. Apareció un médico. Su petición lo asombró, “sópleme la cara”. Una enfermera que asistía al médico ripostó, “doctor pero usted sín tapabocas”, “sí, no importa” respondió el facultativo.

Juan José hizo caso, se quitó el tapabocas y sopló en la cara del médico quien dijó, “si, no está borracho”.

De inmediato vinieron las preguntas; si había tenido dolor de garganta, fiebre, síntomas de gripa. A lo cual respondió que no.

En ese momento recordó que en su maletín llevaba dinero en efectivo $1’650.000 el producto del ahorro de varios meses de trabajo en el campo. Le dijo a una enfermera que le recomendaba su dinero.  De inmediato, llamó a dos enfermeras como testigos y a un policía para “dejar el maletín en custodia”.


Superado el episodio del dinero y con el alivio de que había dejado su maletín asegurado continuó con su tema médico. Una enfermera lo canalizó con suero. Luego le puso una inyección en la vena.

“Yo empecé a sentir un fuerte dolor en el brazo y dolor en el pecho. El corazón se me aceleró, me asuste, les dije que me iban a matar con eso que me estaban haciendo” aseguró el labrador.

H San Rafael de Pacho

 

De ahí en adelante todo fue peor, asegura. Mientras preguntaba por el procedimiento que le estaban haciendo, apareció nuevamente el médico, “con una bomba, cómo con un glóbito en la punta” dice.

Asegura que sabe que ese aparato es para poner anestesia porque años atrás fue intervenido quirúrgicamente en un mano y vio el mismo elemento.

Eso es lo último que dice recordar. Horas después, no sabe cuantas, despertó en otro hospital, del municipio de Pacho en Cundinamarca, “lo reconocí porque allá murió mi madre”.

Estaba en bata y tenía un pañal. Llamó a una enfermera y preguntó porque le dolía la garganta y le sangraba la nariz. “Ya viene el médico y le explica todo lo que se le hizo mientras estuvo inconsciente”,  informó la joven, mientras le pasó un documento para que firmara. Él se negó.

Así pasaron varias horas. Mientras pedía explicaciones, solicitaba le quitaran una sonda y un pañal y lo dejaran de limpiar en la camilla. Dijo sentirse bien para ir al sanitario por sí mismo y bañarse. Le respondieron que no.

“Yo he estado varias veces hospitalizado en mi vida porque me han pasado muchas cosas, entre esas tuve cáncer, pero jamás me habían aplicado tantos medicamentos cómo está vez, pero cada vez me sentía peor” indicó José.

Comunicados

 

Preguntó por su maletín con la plata. Le respondieron que él había llegado sin ese elemento. Le mostraron en un guante quirúrgico $37.500 y dijeron que ese era todo el dinero que llevaba. Se asustó, pidió hablar con el médico de turno y exigió su celular.

Después de mucho insistir, pudo hablar con su esposa, lo que ella contó lo dejó sin palabras. “Me dijo que a ella la había llamado el doctor del hospital de La Palma a informarle que yo estaba en estado de coma, que le pidió pañales, útiles de aseo. Los médicos también le aseguraron que me habían encontrado en la calle, inconsciente. Que había sufrido un trauma craneoencefálico. Yo le alcancé a decir a mi mujer que lo que más raro se me hacía es porque me tenían en una sala de Covid”, relató el paciente.

Dice que entró en pánico. Movió sus manos y pies y los sintió bien. Él dice conocer los síntomas de esa enfermedad porque su madre la padeció y se le paralizó medio cuerpo. Tenía claro que él había ido por sus propios medios al hospital por un pie inflamado y dolor de cabeza. 

Llamó a una enfermera y le manifestó que él no debería estar ahí porque no tenía ninguna afectación a los pulmones, tampoco síntomas y no entendía porque lo tenían con pañales, suministrándole fármacos cada hora, inhaladores y además decían que él había padecido, “un derrame cerebral”.

“Yo no sé qué medicamento me aplicaban, pero cada vez que lo hacían de inmediato el ritmo cardiaco se me alteraba. En vez de mejorar cada vez me sentía peor”

Todo inquietaba al humilde campesino. La historia de como lo habían hallado en la calle cuando él recordaba otra cosa, el anuncio a su esposa de que había sufrido un trauma craneoncefalico y el porqué estaba en una sala para Covid si no tenía ningún síntoma. Tampoco le habían dicho que era sospechoso del virus a su familia y mucho menos le habían practicado la prueba diagnóstica. 

La Palma

 

Luego apareció un médico en el siguiente turno quien le anunció que la placa de tórax había arrojado que sus pulmones estaban muy bien y que lo único que veía anormal era la clavícula desviada. El campesino le dijo que sí porque años atrás le había caído un palo encima.

Creyó que tras el resultado le darían de alta en cuestión de horas. No fue así, le continuaron suministrando los mismos medicamentos y ya no pudo volver a hablar con su familia.

El 23 de junio en la noche, un enfermero le entregó el celular a José, le manifestó que estaba donde le habían efectuado el primer procedimiento, preguntó cuál pero no le respondieron.


Lo guardó debajo de su almohada. Esa noche dice le aplicaron un medicamento pero empezó a sentirse peor. “Yo empecé a sentir mucho dolor en el pecho, sudaba frío y ya no tenía energía. Le pregunté a una enfermera porque me sentía morir, ella dijo es el efecto del medicamento, no se preocupe”.

Con los últimos alientos, sacó el celular y lo prendió, quedaba un poco de batería. Le envió un audio a su esposa, pidiéndole llamara a su hermano y le dijera que algo le estaban haciendo en el hospital de Pacho, que se sentía cada vez peor, “algo me están haciendo acá, que no es normal”, dijo

“Dígale que lo que afirman los médicos de mí no es cierto. Yo llegué al hospital bien, nadie me recogió en la calle. Por favor, busque a un policía que estaba en la entrada. Lo que están haciendo conmigo no es normal”, recuerda José que eso le manifestó a su mujer con voz temblorosa.

Paciente de Covid

 

Pero el audio no alcanzó a ser enviado, cuando estaba grabándolo se le apagó el celular. La aplicación de un nuevo medicamento lo despertó, indagó que era, el enfermero le respondió que antibiótico, analgésico y un corticoide.

En la mañana siguiente preguntó si se podía bañar. Era su cumpleaños número 49 y lo quería pasar, al menos en mejores condiciones. Una enfermera le respondió que no, que no tenía autorización para  levantarse. Indagó por qué si él sentía las piernas bien.

Entonces escuchó de un médico, un reporte sobre su condición que lo hizo enojar, pero no ripostó. Oyó que el facultativo indicaba que un pulmón había colapsado. Él sabía que no era así por lo que le había manifestado horas atrás otro médico con placa de tórax en mano.

Las noticias venideras no fueron más alentadoras. Le advirtieron que se preparará para ser trasladado a Bogotá porque su EPS ya había autorizado. Mientras llegaba la ambulancia lo bajaron al primer piso a un cuarto vacío. 

“En una mesa un médico dejo mi historia clínica y un paquete con medicamentos. Aproveche un descuido y leí. Decía mi nombre y paciente en estado crítico trasladado a Unidad de Cuidado Intensivos. Ahí pensé en escaparme, algo querían hacer conmigo”.

En ese momento entró un enfermo le pidió que esperara unos minutos porque estaban ingresando a un paciente en paro cardiaco. No lo pensó dos veces y se fugó. Corrió con todas sus fuerzas mientras escuchaba que gritaban, “cojanlo, cojanlo”. 

PRUEBA

 

Corrió hacia la carretera a La Palma pero vio enfermeras y médicos detrás de él, así que tomó un desecho por el río hacia arriba. Ahí le perdieron la pista.

Hizo maromas y llegó hasta Zipaquirá a donde unos familiares y gracias a la ayuda de un mototaxista, en un recorrido de casi dos horas.

Pero cuando se comunicó con sus familiares en La Palma le advirtieron que la Policia lo estaba buscando porque lo iban a judicializar por ser un paciente Covid que había hecho un contagio masivo al evadirse.

También le manifestaron que los médicos aseguraron que era paciente psiquiátrico, que tenía un pulmón colapsado. “Ahí les respondí y como hace un enfermo al que supuestamente le falta un pulmón para correr y fugárseles. Ellos son los que tienen que explicar porque dijeron tantas mentiras sobre mi, entre esas, que yo estaba en estaba en estado de coma cuando yo estaba consciente”

De Zipaquirá viajó a Bogota. Ahí empezó a enterarse de todo lo que se decía de él en Pacho y La Palma. Los médicos aseguraron que él tenía Covid, que tenía un pulmón colapsado y que estaba en estado crítico. 

“Yo lo único que quiero decirle al gerente del Hospital de Pacho y de La Palma es porque a mi. Por qué me hicieron eso. Lo único que he hecho es guerrearme la vida, trabajando toda mi vida (...) donde esta la ética, donde está el profesionalismo”.

VÍA LA PALMA

 

Reyes Martínez finalizó su narración con una frase demoledora, “de donde iba a sacar Covid-19, si yo llevaba casi tres meses sin ni siquiera subir al pueblo”.

Con un hecho adicional. El 26 de junio, es decir, dos días después de la fuga del paciente en el Hospital de Pacho, y cinco días, luego de que este acudiera por el dolor en el pie; el Hospital San José de La Palma emitió un comunicado en el que informó que se habían realizado 20 pruebas de Covid-19 y una persona había arrojado positivo.

Posteriormente, el 15 de julio, se realizaron 35 nuevos test que dieron como resultado un nuevo caso. Con ello, se descarta la teoría de que el paciente Reyes Martínez generó un contagio masivo con su fuga.

Consultado sobre el caso, Jorge López, gerente del Hospital San Rafael del municipio de Pacho, Cundinamarca, aseguró a la Agencia de Periodismo Investigativo, API, que, “ese caso lo tienen los abogados ya que este asunto hace parte de la historia clínica que es privada, por lo cual se remitirá a los entes correspondientes para que surta la investigación”.

El directivo indicó además que todos los exámenes realizados al paciente se pondrán a disposición del ente correspondiente para que revise el caso. Frente a los señalamientos efectuados por el paciente de la pérdida de un dinero expresó que la institución no tiene conocimiento del asunto y los recursos no estaban relacionados, al precisar que el paciente llegó remitido de otra institución, “él tendrá que solicitar formalmente esta petición ya que hasta la fecha no ha requerido nada”.

De igual forma, López aseguró que una cosa es lo que el paciente pueda decir y lo tendrá que argumentar con pruebas, porque no puede estar presentado acusaciones ligeras. Por eso, reiteró que el caso se remitirá a los organismos de control para que revisen la atención brindada y los respectivos soportes.